Helicobacter pylori: Beneficios.
Dr. Ignacio Espinosa. Tel: 82 26352 cel. 782 888 0056.
Mucho terror se produce con esta bacteria, que forma parte de la flora normal del estómago, pero no se habla de sus beneficios y de los perjuicios que se están causando con las biopsias y los tratamientos a que son sometidos los pacientes con sospecha de la presencia de este bicho. Por lo anterior, revisé el estado actual de conocimientos relacionados con H. pylori: ¿Amiga o enemiga?
Helicobacter pylori (HP) se descubrió en 1982, cuando todavía se pensaba que, por el medio hostil acido que del estómago, no existían microbios en esta zona. Se aloja principalmente en la parte superior de la mucosa del estómago y las primeras partes del duodeno. Es una bacteria proteolítica, utiliza la proteína para desarrollarse y neutraliza el ácido. Más del 50% de la población mundial tiene Helicobacter pylori y sin embargo, no todo el mundo desarrolla problemas por ello.
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Helicobacter es considerada como un patógeno de clase 1 por la OMS desde 1994, es decir causa indiscutible de cáncer gástrico. Sin embargo, solo el 1-2% de los afectados desarrollan cáncer, una correlación además discutida en varios estudios, en los que la cascada carcinogénica parece independiente de la presencia de la bacteria. Es decir, puede ser coincidencia o asociación, y coincidencia o asociación no es igual a relación causa-efecto.
Si esta bacteria lleva tantos milenios con nosotros, ¿Cómo ha podido defenderse nuestro cuerpo hasta ahora? . Por lo anterior, no se justifica tanto temor.
Helicobacter Pylori es una bacteria comensal, con beneficios de su presencia.
En los estudios más recientes, se ha descubierto que la presencia de H. pylori está asociada a una mayor diversidad bacteriana a nivel de colon, donde vive la mayoría de nuestra microbiota, y la diversidad de la microbiota está asociada a la buena salud. Este resultado podría reflejar el hecho de que esta bacteria lleva más de diez mil años en nuestra microbiota (normal) y que, por lo tanto, es una bacteria naturalmente presente en nuestro estómago y no un patógeno de por sí.
Asimismo, recientes investigaciones sugieren que Helicobacter podría proteger frente a enfermedades relacionadas con trastornos inmunitarios como el asma, las enfermedades atópicas o las enfermedades inflamatorias del intestino. Sin embargo, se requieren más estudios para determinar si es gracias a la presencia de H. pylori, o por el complejo contexto de la microbiota intestinal en el que se encuentra (sinergias y antagonismos). También se ha observado que estas enfermedades van aumentando a medida que se va erradicando la bacteria. Con ello, se ha formulado la hipótesis de que la bacteria aporta un sosiego importante al sistema inmunitario y juega un papel en la regulación de la secreción de ácido y de hormonas.
La erradicación de H pylori por antibioterapia es un arma de doble filo: Helicobacter en forma cocoide suele ser más resistente y los antibióticos provocan alteraciones a nivel de la microbiota.
La extinción progresiva de Helicobacter podría estar relacionada con el aumento de procesos autoinmunes, inflamaciones crónicas y la susceptibilidad a enfermedades diarreicas. Entre ellas, una consecuencia más seria, es el aumento de las enfermedades esofágicas (reflujos gastroesofágicos, síndrome de Barret, etc.).
En definitiva, estudios recientes sugieren que existe una compleja interacción entre el resto de la microbiota y H pylori: según el entorno intestinal en el que vive, la bacteria podría ser inofensiva y participar en el equilibrio de la microbiota.
¿Estamos causando más daño que beneficio, es decir iatrogenia?. Por los múltiples casos que he observado, me atrevo a afirmar que, sí, sí se estan causando daños emocionales, físcos, económicos y hasta muertes al tomar biopsias gástricas por endoscopia. Me consta.
Todavía quedan abiertas varias preguntas en cuanto al desequilibrio del medio estomacal que podría intervenir en la patogenicidad de Helicobacter. El estilo de vida, el estrés crónico, los medicamentos, los antiácidos, el tabaco, etcétera, podrían cambiar el medio y el comportamiento de la microbiota intestinal y de Helicobacter en particular. Entonces, ¿Podría ser que estemos generando nosotros mismos, por nuestro estilo de vida, la infección por parte de HP? ¿Es mejor erradicar el microorganismo a toda costa, con el riesgo de generar resistencia a los antibióticos y alteraciones en la microbiota, o centrarse en reequilibrar el medio para controlar la patogenicidad y sobrecrecimiento de Helicobacter?.
Tomando en cuenta los datos actuales surge una interrogante: ¿Porqué si esta bacteria que forma parte de nuestra microbiota normal, en el momento actual he visto cientos de pacientes multitratados con diversos antibióticos y otros fármacos, durante semanas y meses, sometidos a biopsias y estudios técnicos de laboratorio que han “confirmado” la bacteria y a pesar de los tratamiento, los enfermos siguen con las mismas molestias digestivas y muchos de ellos hasta han empeorado?
La respuesta a la interrogante tiene varias aristas:
Creo que estamos confundiendo en recolectar signos y síntomas de los enfermos y diagnosticar erróneamente enfermedad del estómago, indicar tratamiento al respecto, y en realidad los síntomas atribuidos a estómago y a la multicitada bacteria no tienen relación directa causa efecto.
Parece que estamos abusando de la avanzada tecnología médica y hemos abandonado la esencia del ser médico a la usanza de la corriente humanista hipocrática, con la que, a pesar de su antigüedad, es posible resolver un 80% de los casos sin la parafernalia tecnológica actual, a la que debemos recurrir con el fin de confirmar nuestras sospechas clínicas de lo que tiene o no tiene nuestro enfermo, es decir solicitar estudios para confirmar o desechar (descartar) nuestras hipótesis clínicas con base en los datos de interrogatorio y exploración clínica, en vez de solicitar estudios para “que nos digan que tiene el enfermo”.
No hay datos clínicos especificos atribuibles a la bacteria Helicobacter, los síntomas “gástricos” que se le atribuyen tienen vartas causas, fuera del estómago y cuya confusión nos impide establecer un diagnóstico de certeza clínica aceptable, y en consecuencia establecer estrategias fallidas, lo que sucede con mucha frecuencia.
Hace 50 años recibí una orientación humanista de la medicina, este paradigma ha sido modificado, la tecnología lo está sustituyendo por uno mercantilista utilitario, nosotros los médicos somos corresponsables. Algún médico actual resumió lo anteior en una frase irónica tirándole al cinismo:
Los médicos de antes eran más honestos que los de ahora, yo soy de antes, pero vivo ahora.
En la próxima entrega veremos como se confunde gastritis por H. pylori con el comun, cotidiano y benigno síndrome de intestino irritable.
En 2014 me hice una endoscopia y en la biopsia me salió hernia hiatal, gastritis, esófago engrosado, esofagitis, Helicobacter negativo y Barret en estudio de clínica privada. Me puse a pensar porque yo ni reflujo ni agruras padecía, solo ardor de Estómago en un periodo de un año por eso me hice el estudio. Me dijo el médico que cada 6 meses debía hacerme endoscopias y decidí ya no ir. Un gastro me dijo que mi estudio le parecía raro porque en el video de la endoscopia macroscópicamente no tenía Barret pero microscópicamente sí. Por la carencia de recursos y un seguro de gastos médicos y con el objetivo de operarme fui al imss y el internista me mando a hacer la serie esófago-gastro-duodenal. Solo salió gastropatía crónica, no me salió hernia ni esofagitis ni el engrosamiento por Barret ni nada raro en el esófago. El internista del imss me dijo que no traía todo eso que me habían dicho en el estudio privado. Hace años le escribí esto en una publicación suya sobre las endoscopias y usted amablemente me respondió su punto de vista. Hay periodos en los que padezco acidez y pienso que si tenía el Barret voy a agravar el problema, pero ya no quiero endoscopias, mejor trato de tranquilizarme. He leído estudios y la sobrevida de los Barret es similar a la de la población sin este problema y hasta acaban muriendo por otras causas. En un artículo de Dinamarca mencionan que hasta puede ser innecesario tanto estudio por el coste económico y moral para el paciente, ya que el Barret no aumenta mucho el Riesgo de cáncer. Según el estudio el riesgo del Barret de terminar en cáncer es .12% anual. Gracias a doctores como usted, que realmente hay pocos, leyendo sus artículos se aprende bastante sobre cualquier especialidad y hacerle frente al terrorismo médico que sobre abunda hoy en día. Y Como dijo usted: “vivir con miedo a enfermarse y vivir con miedo a morir, es vivir con miedo a vivir”. Saludos, que bueno que ha vuelto a escribir más artículos después de más de un año. Saludos desde Torreón, Coah.p.
Hola, René, me haces recordad a un ilustre maestro de gastroenterología, allá en Torreón donde hice un año de internado de medicina interna, en 1971, el Dr. Raúl Adalid. Le aprendí algo de como ejercer profesionalmente la medicina para bien del enfermo, en aquel tiempo no había endoscopias, los estudios eran con imágenes radiológicas, y no había tanto terrorismo como ahora en que el dolor y el sufrimiento humano se ha convertido en una mercancía muy productiva para algunos médicos que abusan de la confianza que los enfermos depositan en su gran investidura académica, investidura que no siempre garantiza responsabilidad moral para con los enfermos. No importa tanto la cantidad de conocimientos teóricos y prácticos que un medico acumula, sino el fin u objetivo con que utiliza esos conocimientos: para bien del enfermo o para bien de la chequera del médico. Ya añadí otro texto relacionado con este de Helicobacter pylori, vellocino de oro en gastroenterología.p.