Hipertensión arterial acuerdos y desacuerdos 7.

Dr. Ignacio Espinosa Médico Internista tel: 82 263 52 y 782 888 0056

Hipócrates, antes de nuestra era sugería: corta es la vida, largo el camino, la ocasión fugaz, engañadoras las experiencias del médico. No basta que el médico se muestre como tal en tiempo oportuno, sino que es menester que el enfermo y cuantos lo rodean colaboren con el médico en su obra.

Regresando al enlace de la guía que se esta analizando.

https://scc.org.co/wp-content/uploads/2020/06/GUIAS-ISH-DE-HTA-BOLETIN-144-.pdf

Desde hace varias décadas estoy observando muchos casos de intoxicación por exceso de medicamentos para el control de la presión alta, lo que se debe a varios factores que alteran el buen criterio para tratar a un enfermo. Esos factores son de dos tipos principales: por OMISION al desconocer los lineamientos básicos para el tratamiento de los diversos problemas médicos que nos plantean los enfermos, y por COMISION al excedernos en la solicitud de estudios de diagnóstico innecesarios con los “paquetes” u “ofertas” de estudios de laboratorio por ejemplo, en los cuales se realizan estudios innecesarios sin relación con los síntomas del enfermo lo que conduce a interpretar resultados falsos positivos como enfermos reales y prescribir fármacos sin necesidad y provocar datos de intoxicación. Y otro negocio, venderle a personas sanas, tensiómetros, aparatos para medir la presión para que se enfermen midiendo la presión sin necesidad y así prescribirles medicamentos.

Continuando con el examen de las confusas guías médicas sobre la presión arterial, confusas porque la guía americana no coincide con la europea, y los que pagan los efectos de esa controversia finalmente son los enfermos.

ACUERDO: “Metas del tratamiento: En esta guía se propone como objetivo esencial y óptimo del tratamiento, en menores de 65 años, disminuir la presión a una cifra menor a 130/80 si el enfermo la tolera, pero no a menos de 120/70; en mayores de 65 años, el objetivo es de menos de 140/90 si lo tolera pero individualizar cada caso, evaluar fragilidad, independencia, funcionalidad y el contexto del paciente”

DESACUERDO: Mi desacuerdo en este rubro consiste en que lo que sucede cotidianamente es que observo muchos pacientes intoxicados, quienes están sometido a tratamiento farmacológico, sin verificar los objetivos recomendados, ya que es frecuente encontrar personas con presiones tan bajas como 90/50 o menos, y síntomas de bajo flujo de sangre en órganos vitales con: cefaleas, mareos, frecuencia cardiaca baja (bradicardia) debilidad generalizada, con caídas frecuentes y lo grave es que no disminuyen la dosis del fármaco cuando la presión es menor de 120/70.  Esto sucede por la obsesión de médicos y pacientes de fijar la presión arterial en 120/80, que es el promedio de la oscilación normal de la presión arterial de 90/50 a 150/110 o incluso más y que nunca es fija en 120/80 y por lógica es imposible mantener a una persona viva con la presión fija 120/80, como erróneamente se interpretan las guías de práctica clínica. Sarcásticamente comento, y con todo respeto, que las únicas personas que pueden mantener la presión arterial fija son: los muertos. De ahí que es esencial conocer los rangos normales de las mediciones que hacemos a un enfermo: de la presión, la frecuencia cardiaca, el azúcar o el colesterol, etc.

Y “aclaro para que quede claro”: las guías si especifican que la presión arterial normal oscila de los 120/80 promedio, en 30 hacia arriba o 30 hacia abajo. Por lo tanto, somos los médicos los responsables de interpretar correctamente las guías, con el fin de ajustarlas a cada paciente.

Se sugiere a los pacientes solicitar información con respecto al diagnóstico, tratamiento así como información sobre los efectos benéficos de los fármacos que le prescriben, pero más importante es estar al tanto de los efectos nocivos lo que depende de la dosis y la sensibilidad propia de cada persona.

Mucha ansiedad causa a una persona sana, cuando acude a consulta como acompañante de su mamá o su padre o algún hermano diabético o con tratamiento para hipertensión y el médico consultante sin más ni más, y sin que le pregunten le suelta al hijo sano, cuidador, que él es prediabético o prehipertenso y que debe atenderse. De inmediato ya empeoraron su calidad de vida emocional pues con esta lapidaria información, se imagina que en cualquier momento se va a quedar ciego, le aparecerá una úlcera diabética o se morirá de un infarto del corazón o el cerebro o terminará dializándose. Yo no concuerdo con esta postura. Veamos porqué.

Revisaré el siguiente enlace

https://www.revespcardiol.org/es-septimo-informe-del-joint-national-articulo-13051609

ACUERDO: En el enlace previo se lee: “Las personas con una presión sistólica de 120 a 140 mmHg o una presión diastólica de 80 a 90 mmHg se denominan ahora «prehipertensas» y de 140/90, se consideran como hipertensas. Sin embargo, para los críticos, la «prehipertensión» se puede contemplar como una definición innecesaria de «semienfermedad», incluso en personas completamente sanas, lo que podría generar angustia, ansiedad y depresión e influir en el desarrollo laboral y el ambiente familiar. Concuerdo con estos efectos nocivos, porque los veo diariamente. En comparación con un documento de características similares, el protocolo European Society of Cardiology/European Society of Hypertension (ESC/ESH) más reciente ha mantenido la clasificación previa de normotensión (presión sistólica, 120-130 mmHg; presión diastólica, 80-85 mmHg) y de presión en el límite alto de la normalidad (presión sistólica 130-140 mmHg o presión diastólica 85-90 mmHg) y ninguna de estas cifras merece indicar fármacos puesto que se consideran como NORMALES”. Con este texto estoy de acuerdo y ya lo he expresado en esta columna.

 DESACUERDO: Si el prefijo PRE, significa antes de, decir PRE-HIPERTENSION, significa antes de la presión alta, es decir normal. Estoy en, completo desacuerdo en utilizar ese epíteto de pre-hipertenso, pre-diabético, pre-enfermo o “pre-muerto”. Hasta el filósofo de Güémez nos dice con obviedad terrenal que PRE significa: antes de, es decir, que NO se padece de la presión arterial, NO se es diabético, NI se está enfermo NI se está muerto, sino todo lo contrario, se está vivo y sano. Po lo anterior, tampoco estoy de acuerdo en que al familiar sano, de un diabético, se le prescriban medicamentos dizque para “prevenir la diabetes”. No hay medicamentos para prevenir la diabetes ni la hipertensión. Y esto sucede con mucha frecuencia y me consta porque frecuentemente observo personas con mareos sudor frio y desmayos con caídas bruscas por hipoglicemia o mareados, debilitados por presión arterial baja intoxicados con medicamentos para el azúcar y la presión arterial, y muchos de ellos tomando ambos medicamentos para “prevenir que se enfermen”. Lo comento porque me consta, no una sino muchas veces.

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