COVID 19 26, la locura continúa.
Dr. Ignacio Espinosa. Médico Internista. Tels: 782 82 2 6352 y 782 888 0056.
Muchas historias de médicos y pacientes se están escribiendo actualmente en esta etapa COVIDEZCA, dramáticas algunas, satisfactorias la mayoría. Veamos.
OBJECION DE CONCIENCIA EN MEDICINA.
Varios amigos médicos y paramédicos han muerto por COVID, la mayoría intubados, después de someterlos a protocolos médicos establecidos en donde los antinflamatorios derivados de la cortisona son los medicamentos considerados como esenciales en el manejo, aunados a otros fármacos anticoagulantes, antiagregarios plaquetarios antibióticos y antivirales, sin que ninguno de estos fármacos se considere como tratamiento específico.
Relatos hay de médicos que han solicitado permisos sin goce de salario para no trabajar en diversos hospitales. Por ahí circula en las redes sociales, el relato de un colega al que no le autorizaron licencia sin goce de salario, siguió laborando y murió de COVID.
En este fenómeno entra en juego lo que se llama objeción de conciencia: La objeción de conciencia en medicina, se define como la decisión individual que toma un profesional de la medicina para dejar de realizar un acto médico científico y legalmente aprobado según la lex artis médica, aduciendo la transgresión que dicho acto médico hace a su libertad de pensamiento, conciencia o religión (en otras palabras, sus principios morales y creencias religiosas).
Como ejemplos: un médico que tiene contrato con una institución pública o privada, moral y legalmente tiene la obligación de antender a los enfermos derechohabientes de tal o cual institución. Pero, la objeción de conciencia le permite legalmente, solicitar un permiso con o sin goce de salario para suspender el contrato y esto es un derecho de un trabajador asalariado, contemplado en la Ley federal del Trabajo y en los contratos colectivos.
Por lo anterior, creo que el colega mencionado, no supo defender sus derechos laborales. Tengo evidencia de otro colega que demandó una instutución para hacer valer este derecho laboral.
En otro contexto: un médico privado, legalmente tiene obligación de atender a tal o cual enfermo, pero la objeción de conciencia también le permite de una u otra forma, negarse a dar atención a tal o cual enfermo: ejemplo: personalmente, yo estoy en mi consultorio y cuando un paciente solicita mis servicios le pregunto si tiene sintomas respiratorios sugestivos de COVID (fiebre, tos y catarro evidentes) , si es así, le sugiero que se quede en casa y le ofrezco asesoria y apoyo como médico “legista” (lo atiendo de lejos, pero no lo abandono), y puesto que el COVID en el 90% se recuperan con las medidas generales de un catarro y la recomendacion de LAS AUTORIDADES DE SALUD es precisamente quedarse inicialmente en casa y vigilar la evolución de la enfermedad, para sugerir en determinado momento acudir a un centro especializado de COVID, de acuerdo con los sintomas respiratorios de insuficiencia respiratorios que con bastante certeza, se pueden vigilar de lejos, contando la frecuencia respiratoria en un minuto y midiendo la temperatura. Esto lo estoy haciendo personalmente y alguna vez sugerí: llévelo ya al hospital si quiere seguir adelante en su atención porque si la freciencia respiratoria rebasa las 40 x minuto y no se normalizan y siguen aumentando, es dato de gravedad para otro tipo de asistencia: la intubación.
Pero como de cada 100 pacientes intubados que se atienden es hospitales especiales, el 90% o más de los pacientes de todas formas se mueren, esto se los advierto con bastante claridad, y es el enfermo y sus familiares los que deciden si acudir o no a un centro especializado porque además, cada persona tiene derecho legal y moral a DECIDIR SI ACEPTA O NO MEDIDAS DE RESUCITACIÓN (intubación) y el médico en estos casos tiene la obligación de respetar esa decisión y continuar la atención con los recursos que tenga a su disposición, previo documento legal, el del consentimiento informado, mediante la firma de ambas partes (médico-paciente) con lo cual se exculpa profesionalmente al médico si el enfermo fallece sin la intubación.
Y con todo respeto para los colegas que han muerto en las trincheras, no concuerdo en que a los médicos se nos considere santos o héroes por haber muerto en el ejercicio de la profesión, somos hombres de carne y hueso e individualmente, con defectos y virtudes propias del fenómeno humano. Como cualquier servidor público, nuestra responsabilidad es dar lo mejor en el desempeño de nuestro trabajo con el objetivo de servir a la sociedad, esencia de la solidaridad humanista y la felicidad, sin que se contamine con e fin de adqurir fama, o excesivos bienes materiales ni religiosamente, morir para ser considerado como un mártir.
Finalmente, es decisión de cada médico si, como esta sucediendo: decide atender enfermos por servir humanista y desinteresadamente a los pacientes, a sabiendas del riesgo; o por ganar dinero, por ejemplo: cobrando 150 mil pesos por una cirugía de apendicitis de unos 30 mil pesos justamente bien pagada; o para adquirir fama, y recibir diploma de héroe, o por hacerse mártir, si sus creencias religiosas así le exigen, mártir, si es que muere en la contienda.
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