Una cruda realidad.

El marco conceptual, contexto social o ambiente familiar en el que se desarrolla una enfermedad y, por supuesto, en el que también se desenvuelven el médico y el enfermo, tiene mucha influencia en el éxito o el fracaso de las acciones médicas durante el proceso de la relación médico paciente.

Comprender lo anterior, en parte, permite al médico predecir los casos clínicos en los que logrará éxito en su misión de dar alivio, así como también pronosticar sus posibles fracasos ya que es imposible, para cualquier médico, ser triunfante al cien por cien.

Un caso clínico puede ejemplificar lo que acontece frecuentemente: Un sexagenario hombre campirano se presentó a consulta quejándose de temblor de todo el cuerpo, predominantemente en las manos y pies, lo que impedía realizar ciertas labores ya que además tenía debilidad muscular generalizada, sentía adormecimiento y entumecimiento diseminado a todo el cuerpo. Se quejaba de náuseas, dolor de cabeza y de estómago. Dijo sentirse muy mal, con mucho “nerviosismo” y sumamente desesperado. No fumaba y según él, tomaba cerveza “de vez en cuando”.

En efecto, a la exploración física este santo varón denotaba en su rostro una gran ansiedad y angustia, tembloroso, inquieto, desesperado con algunas incoherencias al exponer sus malestares. Su rostro denotaba que se trataba de un gran bebedor: cara con aspecto de hinchada o “abotagada”, como la de los que se desvelan diariamente. La presión arterial fue normal, la conjuntiva de los ojos discretamente amarilla (ictericia) lo que sugería elevación de la bilirrubina en la sangre. El hígado se encontró ligeramente crecido, con ligero dolor, sin nódulos en su superficie, de consistencia blanda, datos que sugerían una inflamación aguda.

Se solicitaron estudios generales de sangre y pruebas de hígado. Estas reportaron elevación de la bilirrubina y de unas sustancias que se llaman enzimas hepáticas (transaminasas) cuya elevación denota lesión e inflamación.

Con todos los datos anteriores se le expuso al paciente que podría tratarse de una inflamación aguda del hígado o hepatitis cuya causa principal es infección por virus, haciéndole notar sutilmente para no ofenderlo, que el alcohol también produce hepatitis y que esta puede evolucionar a la cirrosis, enfermedad grave incurable. Se insistió en que dijera en realidad si bebía más de lo que había mencionado. Se hizo énfasis en la importancia de aportar datos exactos con relación a sus hábitos con el alcohol para evitar errores de diagnóstico y tratamiento que lo perjudicarían a él.

Se resistía a dar información precisa pero aceptó que sí, que cada 8 días bebía. Se dudó de la veracidad de estos datos, pues su aspecto denotaba que bebía diariamente. Si no fuese así, estaría desperdiciando su cara de bebedor. Por lo que incité a que me diera mayores datos al respecto. Aceptó que todos los días se tomaba una o dos “cervecitas”. Ya era muy diferente a “de vez en cuando”.

Fue su compadre que lo acompañaba el que lo delató definitivamente. Mencionó que las “cervecitas” en realidad eran caguamas, no eran dos o tres sino de 4 a 5 diarias. Su compadre del alma era en realidad su ”mancornero”. Su cara tampoco mentía. Finalmente denunció que llevaban una semana rindiendo pleitesía al dios Baco. Entre los dos se tomaban un cartón diario. Al menos, de eso se acuerdan. Deben haber ingerido más de lo que recuerdan. El día previo a la consulta, aumentaron la ingestión de cerveza.

Con estos datos más confiables, se confirmó que el alcohol era el responsable de sus males. Los síntomas mencionados por los que acudió a consulta eran los de una verdadera cruda o resaca secundaria a la ingestión intensa de bebidas espirituosas que al suspenderla se presentan los SÍNTOMAS NERVIOSOS DE SUPRESIÓN ALCOHOLICA como el temblor y el nerviosismo. Además el alcohol había provocado una lesión aguda del hígado, la HEPATITIS ALCOHÓLICA y casi con seguridad también CIRROSIS HEPÁTICA pues lleva muchos años de beber en forma intensa.

El gran bebedor generalmente minimiza la cantidad de néctar de los dioses que ingiere. Puesto que se ha adaptado a beber diariamente sin embriagarse, piensa que su hábito no es grave. Arguye que si no se emborracha, no hay problema. La embriaguez es una manifestación aguda del sistema nervioso del alcoholismo intenso que puede ser hasta una verdadera psicosis. Las manifestaciones crónicas se presentan a largo plazo como la cirrosis o el daño cerebral permanente con deterioro de la esfera intelectual o del juicio y el raciocinio y daño a otros órganos como el corazón y los músculos.

El médico clínico debe ser avezado en detectar todas las posibles complicaciones del alcoholismo, incluso en detectarlo cuando el paciente lo niega, lo que sucede la mayoría de las veces.

Todo paciente tiene el legítimo derecho a dudar y desconfiar del médico que consulta, es responsabilidad del galeno ganarse la confianza, este es el reto principal ante cualquier nuevo paciente, conquistárselo, no siempre se logra este objetivo, lo que conduce a fracaso en el tratamiento.

Este sujeto, en principio fue renuente a aceptar que la ingestión de cerveza fuera la causa de sus males por lo que para su desventura, no contento con la opinión que le expuse, de la cual no quedó completamente satisfecho, buscó otro dictamen ya que con los dos medicamentos que le indiqué aunque hubo mejoría, dos días después no se sentía muy bien del todo y como tenía un compromiso social con otro compadre, mole y cheves de por medio, consultó a otro colega para que lo preparara para el próximo evento social. Le recetaron 6 medicamentos, dos de los cuales eran antibióticos, otros dos antinflamatorios y flagyl para amibas, pobre estómago, no aguantó.

Con la gastritis que ya tenía por la resaca y estos medicamentos, empeoró la irritación estomacal lo que impidió que acudiera acompañar a su compadre pues se la pasó vomitando como consecuencia de la intoxicación por medicamentos. Fue necesario hospitalizarlo para corregir la deshidratación secundaria a los vómitos.

Cambiar de opinión con relación a la salud, significa tener cuidado de no “salir de Guatemala y viajar a guatepeor”, como le sucede a este y muchos enfermos.