Hematemesisis: vomitando sangre

Hematemesis deriva del griego haima, haimatos: sangre y emein: Vomitar. Vómito de sangre procedente de una hemorragia del esófago o el estómago.

Uno de los cuadros clínicos más aparatosos y dramáticos es el vómito de sangre, tanto para el que vomita, como para los que lo observan, sean estos parientes, amigos e incluso para los médicos o enfermeras muy experimentados en el manejo de estos casos.

La hematemesis se presenta cuando hay hemorragia de esófago, estómago y la primera porción del duodeno. En estos casos también puede eliminarse sangre con el excremento. Las causas más frecuentes son: gastritis erosiva, úlcera gástrica o duodenal y várices esofágicas, venas varicosas igual a las de las piernas, secundarias a cirrosis hepática. Si la hemorragia es después del duodeno, es raro que haya vómito de sangre, la cual sale hacia abajo y se mezcla con el excremento, resultando en evacuaciones negras como moronga o zapote negro. Hay pacientes que toman dosis altas de hierro y pueden presentar evacuaciones negras que se confunden con hemorragia.

Algunos pacientes presentan hemorragia de las encías, sobre todo en las mañanas al levantarse, la escupen y la refieren como vómito. El vómito verdadero, forzosamente es precedido de náusea y de gran esfuerzo para expulsar el contenido de estómago. Sin confirmar estos datos, no se debe aceptar como vómito. Esto es muy importante ya que puede conducir a un error diagnóstico con serias repercusiones para el paciente: una hemorragia de las encías es la mayoría de las veces, se debe a un problema relativamente sencillo. En cambio, la hemorragia de esófago, estómago o duodeno, implica diagnósticos serios, complicaciones graves que pueden ser susceptibles de tratamiento médico quirúrgico muy complejo y alto riesgo de muerte tanto por la enfermedad como por acciones yatrogénicas por omisión o por comisión, propias de las acciones médicas.

Un hombre de 70 años de edad, se presentó a consulta para opinión de su caso clínico caracterizado por vómito de sangre, el cual ha presentado en varias ocasiones durante los últimos tres años, durante los cuales ha recibido varios medicamentos para úlcera y gastritis como el ranisen y el pantozol, por cierto muy efectivos para esos males. Le han dicho que padece de várices en el estómago y en el esófago ya que han realizado dos endoscopias. Sin embargo no tiene idea de la causa de esas várices. Acudió para ver que más se puede hacer para evitar las hemorragias ya que temen que en cualquier momento se pueda presentar a pesar de que hace unos dos meses que no ha sangrado. Quieren saber si hay algún otro tratamiento de las várices, aparte del pantozol las transfusiones de sangre a que ha sido sometido en varias ocasiones.

_Es importante que me informe si usted es bebedor de cerveza o vino. _Dije al paciente y sus hijos _ Y debo aclarar que es necesario que sea sincero puesto que si me da datos falsos, me voy a equivocar y de eso depende en gran parte la validez de la orientación que le pueda prestar para ver que más se puede hacer ya que la principal causa de várices en esófago y estómago es la cirrosis hepática, y ésta, es causada principalmente por alcohol, aunque existen casos de cirrosis en pacientes que nunca se han tomado una cerveza.

_Mire Doctor, que bueno que nos dice eso de la cirrosis y de las várices, ya otros médicos le han preguntado a mi papá que si toma _Intervino uno de sus hijos un tanto incómodo. _Los otros médicos como que no le creen ni a mi papá ni a nosotros. La verdad es que mi padre no toma ni ha tomado. Allá cada fin de año se toma una copa de sidra.

_Entonces lo más probable es que las várices que tiene su padre en el esófago, se deban a una cirrosis como consecuencia de algún cuadro antiguo de hepatitis que se hizo crónica y al cabo del tiempo evolucionó a cirrosis. Esta es la posible explicación para los casos de cirrosis que no tienen antecedentes de alcoholismo como el de su padre.

_Pero mi padre nunca se puso amarillo. Dicen que la hepatitis pone amarillos los ojos._ Interpuso nuevamente el más instruido de sus hijos.

_Cierto. La mayoría de los casos de hepatitis causan ictericia o derrame de bilis que se manifiesta por coloración amarilla de la esclerótica (lo blanco) de los ojos. Pero existen algunos que no. Pasan inadvertidos. Dan pocas molestias a las que el enfermo no les da mucha importancia como náuseas y decaimiento, síntomas comunes a muchas enfermedades. Puede ser que estos casos no los detecten ni los médicos más duchos en diagnosticar enfermedades clínicamente. Además en la época de la juventud de su padre en que no se contaba con estudios prácticos de laboratorio, radiografías o ultrasonido como en el momento actual, los enfermos con hepatitis sin ictericia se trataban como si fuese una gastritis o alguna otra enfermedad. _Informé, basado en la experiencia de muchos casos de cirrosis sin alcoholismo.

Posteriormente se exploró al paciente y se encontró con signos vitales normales, llamó la atención la palidez de la piel y de las conjuntivas oculares y el abdomen muy aumentado de volumen cuya palpación y percusión mostró que contenía abundante líquido intra abdominal (ascitis), signo común en los pacientes con cirrosis hepática sin importar la causa. Además se palpó el bazo muy crecido que también es un dato más de cirrosis Se solicitaron estudios de sangre mostrando anemia moderada, plaquetas (células de la coagulación sanguínea)bajas y leucocitos (glóbulos blancos que nos defienden de infecciones) también disminuidos, alteraciones también propias de los pacientes con cirrosis.

_Su padre tiene muchos datos de cirrosis hepática, con mínima duda de otra patología. Conviene solicitar un ultrasonido para confirmar el tamaño del hígado que no se puede palpar por el líquido abundante y confirmar el tamaño del bazo y hasta el calibre posiblemente aumentado de la vena porta que llega al hígado de la que depende la formación de las várices del esófago. Unas radiografías de esófago para confirmar las várices. De confirmarse lo anterior, es candidato a ofrecerle tratamiento de escleroterapia como en las várices de las piernas. _Finalicé.

Aceptaron efectuar los estudios mencionados. Confirmaron, que tiene várices en esófago, siendo candidato a la escleroterapia de esas venas.

La escleroterapia consiste en inyectar una sustancia directamente en las venas del esófago, las venas se endurecen, de esta forma se retarda su ruptura y el sangrado. Se han obtenido buenos resultados con este tratamiento bien ejecutado como me informó un colega experto en endoscopia con el cual me comunique a la antigua Villa Rica de la Vera Cruz (hoy Veracruz.)

_Debemos buscar la opinión de otro endoscopista experto fuera de la ciudad para tratar de prevenir una nueva hemorragia de esas venas, hemorragia que es imposible predecir exactamente en que momento se puede presentar. ­_Añadí para finalizar _Ustedes me informan si deciden acudir con una recomendación personal para prevenir que distraigan su problema y así evitar gastos innecesarios.