Muertes cardiacas.
¿Sabía que la mayoría de los muertos por “paro cardíaco” no padecen de la presión alta? Planteo esta interrogante porque la mayoría de la gente asocia presión arterial alta con muerte por infarto del corazón o hemorragia cerebral. Es una injusticia echarle la culpa a la indefensa presión arterial, de todas las muertes por enfermedad del corazón.
La causa número uno y presente en más del 50% de los casos de muertes cardiacas NO ES LA PRESION ARTERIAL ALTA NI EL TEMIDO INFARTO DEL CORAZÓN, sino la cardiopatía isquémica con insuficiencia cardiaca crónica que traducido al lenguaje llano se refiere a la arterioesclerosis o endurecimiento de muchas de las ramas medianas y pequeñas de las arterias coronarias, las que irrigan el músculo cardíaco; este endurecimiento, con el envejecimiento obstruye durante toda la vida, lenta y progresivamente el flujo de sangre en todo el corazón, sin los temidos infartos amplios. Es la disminución global de la irrigación de todo el músculo cardíaco, sin infartos, la que disminuye la fuerza de contracción y con ello, la capacidad global de bombeo cardiaco para satisfacer las necesidades de sangre de todo el cuerpo humano. Esto sucede en la mayoría de los casos de muertes cardiacas.
Por supuesto, el infarto cardiaco amplio y mortal, forma parte de la cardiopatía isquémica. El infarto amplio es consecuencia de la obstrucción completa de una rama gruesa de las coronarias, pero es lo menos frecuente.
En otras palabras, ni la presión arterial alta ni los infartos agudos del corazón, son la causa más frecuente de muerte por paro cardiaco. Lo veo y si lo creo, porque me consta y porque estos datos están reportados en las revistas actualizadas y libros de cardiología como el del Dr. Ruesga Zamora y colaboradores, editado en 2005 por Manual Moderno.
¿Algún lector en tratamiento para la presión o el corazón ha recibido información semejante por parte de sus médicos tratantes? Yo digo que no, porque la mayoría de las personas con tratamiento para la presión, asocian directamente a la presión arterial y al infarto con muerte inmediata. Como ven, esto es por demás, falso.
Concretando: de cada 100 casos de muertes por enfermedad cardíaca, en más del 50% no está presente ni la presión arterial alta ni el infarto del corazón, sino la microarterioesclerosis de la cardiopatía isquémica senil.
¿Por qué tanto terror a la presión alta y al infarto cardíaco? Por una bien informada desinformación, valga la “rebuznancia”.
En el resto del grupo de muertes por insuficiencia cardiaca, se encuentran la llamada cardiopatía hipertensiva, cardiopatías valvulares, las enfermedades crónicas pulmonares que desencadenan falla cardiaca, algunas cardiopatías congénitas, y otras menos frecuentes como la cardiopatía por neuropatía diabética, miocardiopatía dilatada por infecciones virales o por alcoholismo intenso, miocardiopatía por quimioterapia con antraciclinas para el cáncer, miocarditis por lupus eritematoso entre otras causas raras.
Como vemos, la cardiopatía hipertensiva como causa de muerte cardíaca esta diluida cuando mucho a un 25%. No obstante, en este momento existen millones de personas aterrorizadas midiéndose obsesivamente la presión arterial tres, cuatro o más veces al día, con el temor de que en cualquier momento pueden morir de un infarto. Nada más alejado de la realidad. Medirse diariamente la presión arterial, enferma mentalmente a las personas y no cura a nadie.
Por otra parte, de cada 100 infartos cardíacos agudos, el 95% sobreviven a ese evento y sólo un 5% se mueren por insuficiencia cardiaca aguda de origen isquémico debido a la disminución de la fuerza de contracción por la falta de riego y puesto que el riego sanguíneo depende de la presión sanguínea y esta, está ligada a la fuerza de contracción de los ventrículos del corazón, parece fácil comprender que un infarto agudo del corazón con músculo debilitado, la presión arterial tiende a bajar, siendo imposible que se manifieste por presión arterial alta.
Cierto, el 95% que sobrevive a un infarto agudo, tiene mayores posibilidades de morir a mediano o largo plazo por insuficiencia cardíaca crónica o aguda o por otro infarto amplio, propios de esa cardiopatía isquémica. No obstante, en ese lapso, bien puede morir por otra causa: un cáncer, trombosis cerebral, y en estos tiempos por “mal de llanta” o “mal de plomo” y hasta por una enfermedad llamada doctor.
Además y en otras palabras, a ninguna persona con infarto agudo del corazón o con insuficiencia cardiaca aguda o crónica le sube la presión; al contrario, tiene a bajar.
¿Porqué entonces tanto terror a la presión arterial alta? Por información tendenciosa, alarmista o amarillista que causa mucho daño emocional empeorando la calidad de vida pues condenan a esas personas a medirse la presión arterial todos los días y a ingerir múltiples pastillas innecesarias.
De acuerdo con lo anterior, finalmente todas las enfermedades del corazón, desde las congénitas hasta las adquiridas, terminan en insuficiencia cardíaca, es decir en debilitamiento de la fuerza de contracción del corazón y por lo tanto, es imposible que las enfermedades del corazón que producen insuficiencia cardiaca, eleven la presión arterial.
Por todo lo anterior es que me atrevo a afirmar, que ninguna enfermedad del corazón produce elevación de la presión arterial y que presión arterial alta no tiene relación directa e inmediata con muerte cardiaca. Pero este es un punto de vista fundamentado en conocimientos teóricos y fisiológicos básicos y en el análisis, observación y experiencia clínica muy personal.
Pero ¿”Ntoncesss”, qué con la presión alta y el corazón?
Dicen los libros que la hipertensión arterial es la segunda causa de insuficiencia cardiaca después de la cardiopatía isquémica. ¿Possss, no que era la primera? ¡No nos espanten por favor!