Cardiaco, operado e intoxicado.
Es un paciente conocido de Kiskesabe desde hace más de 20 años, nunca ha padecido de elevaciones de la presión arterial; es diabético desde hace 15 años, irregularmente controlado con medicamentos orales, es comerciante y eso le impide concentrarse en lograr un buen control. Ha tenido cuadros agudos de infección urinaria los cuales se han controlado con antibióticos.
En los últimos tres años ha sido tratado por el mismo Kiskesabe de dolores en diversas partes del cuerpo por neuropatía diabética, también en forma irregular por la dificultad del paciente para vigilar su evolución.
Tiene poco más de 70 años de edad y Kiskesabe le había perdido la pista en el último año.
Llegó al consultorio, pálido demacrado, débil, caminando lentamente, tambaleándose, desaliñado y empapado de sudor. ¿Se pasaría de dosis de los medicamentos del azúcar? Aunque Tiene tiempo que no lo veo, esto es poco probable, dado lo descuidado que ha sido para ingerir los medicamentos para el azúcar ¿Estará tomando medicamentos para la presión? Pensó inquisitivamente Kiskesabe, tomando en cuenta que todos los días sin excepción observa casos clínicos con síntomas de intoxicación por medicamentos para la presión, prescritos indiscriminadamente y a dosis excesivas.
A la vez que lo interrogaba lo exploró: Presión arterial baja 80/40 (normal de 90/50 a 150/110) con frecuencia cardiaca también baja en 55 latidos por minuto (normal de 60 a 100) temperatura y frecuencia respiratoria normales.
_¿Tomas medicamentos para la presión arterial?. _Preguntó Kiskesabe pronosticando que la respuesta sería afirmativa.
_Sí. _Respondió sacando no un fajo de billetes, sino de medicamentos. Ya hace tiempo que no venía contigo por cuestiones de trabajo, casi no estoy aquí. Un día me sentí mal, después de un día de mucho trabajo, ya por la tarde, me dio un dolor en el pecho, yo pensé que sería por agotamiento y la neuritis que tu me dijiste que ya padecía, me metí en un hospital, estaba trabajando en la “capirucha”. Me dijeron que era un infarto del corazón y para no hacértela larga, salí de ese hospital con dos de esas mallitas que ponen en las coronarias.
_¿Stents?. _ Dijo Kiskesabe. _Unas mallas metálicas que ponen dentro de las coronarias obstruidas para dilatarlas y aumentar el flujo de sangre por las coronarias, mostrándole en la pantalla de su computadora un breve video de ese procedimiento aleccionador.
_Pues supongo que eso que me estás mostrando en la pantalla es lo que me hicieron. En realidad ningún médico me explicó en que consiste lo que me pusieron, hasta ahorita que me lo explicas. _Respondió asombrado el enfermo.
Con estos datos y los signos vitales mencionados, Kiskesabe pensó: probablemente está tomando un betabloqueador como el metoprolol que los cardiólogos e internistas prescriben casi invariablemente a un sujeto infartado, independientemente si padece o no de la presión arterial. Este medicamento además de bajar la presión arterial también disminuyen la frecuencia cardiaca y debilita el corazón, y este hombre tenía esos datos clínicos.
_¡La neta!._ Exclamó el paciente, creo que estoy intoxicado y pasado de medicamentos, ya he leído tus notas desde hace tiempo, pero quiero tu opinión.
Después de concluir con el interrogatorio, exploración clínica y de revisar una nota médica del hospital donde se atendió, de cuyo nombre no vale la pena acordarse, solo se confirmó lo que el paciente suponía.
Tomaba dos tabletas de metoprolol al día, más una de furosemida como diurético y captopril, para la presión arterial. Además tomaba aspirina y clopidogrel para “adelgazar” la sangre, pravastatina para el colesterol y glibenclamida para el azúcar, la cual estaba bien controlada.
Se concluyó que la intoxicación se debía a los tres medicamentos para la presión arterial. La nota tenía el diagnóstico de infarto agudo anteroseptal no complicado, diabetes controlada e hipertensión arterial. Le hicieron angioplastía coronaria con implantes de dos stents.
Kiskesabe le tomó un electrocardiograma y soprendentemente encontró algunos datos contradictorios que le comentó al enfermo y que vale la pena que mis cuatro lectores los conozcan, para lo que se ofrezca cuando consulten a alguno de nosotros los que nos dedicamos a la medicina clínica.
Generalmente los infartos dejan “cicatriz” que se observa casi permanentemente en los electrocardiogramas que se toman posteriormente y muchos años después. Son unas ondas llamadas Q, las que sugieren que hubo un infarto antiguo del corazón. Este hombre no las tiene. Desde la escuela recuerdo que el cardiólogo nos decía que esas ondas Q de infarto antiguo, deben aparecer cuando menos en dos derivaciones y que en una sola, no es definitiva.
Otro detalle: en la nota no se mencionan las cifras de las enzimas cardiacas, que son las más especificas de un infarto porque reflejan la muerte celular por falla de circulación.
En esa nota no hay una descripción detallada de la presencia de ondas Q en dos o más derivaciones, solo menciona que el infarto es anteroseptal. El infarto anteroseptal muestra presencia de ondas Q en V1, V2 y V3 del electrocardiograma. El que se le tomó a este paciente solo tiene una pequeña onda Q en V1 Que puede ser normal porque no existen en V2 y V3. Lo que si aparecen en V1, V2 y V3, son unas ondas T negativas, que desde la escuela de medicina nos decía el cardiólogo que sin ondas Q sugieren isquemia, pero no infarto.
También nos decía mi maestro cardiólogo que puede diagnosticarse infarto sin ondas Q, siempre y cuando las enzimas cardiacas se encuentren elevadas.
Diagnostican y prescriben tres medicamentos para la presión sin antecedentes de hipertensión y lo intoxican. Prescriben medicamentos para el colesterol y este paciente nunca ha padecido de colesterol elevado.
Por todo esto y muchas cosas más, y “sin mala leche”, me queda duda de si este paciente tuvo o no un infarto, solo tuvo angina de pecho, o se trató de dolor por la neuropatía diabética. Y si tuvo infarto y no estaba complicado ¿Por qué se aplicaron los stents? Y si ya se aplicaron los stents ¿Por qué la polifarmacia que lo intoxicó? Una cirugía de ese tipo está indicada cuando no hay respuesta a tratamiento médico y si la operación es un éxito, el paciente debe tomar menos medicamentos que antes de la cirugía. Aquí fue al revés.
Se me pasaba informar: Cuatro días después sin tomar captopril, metoprolol y la furosemida y solo con aspirina, clopidogrel y glibenclamida para el azúcar, este hombre se presentó a revisión subiendo las escaleras como chamaco, con presión arterial normal de 140/85, frecuencia cardiaca normal de 75 latidos por minuto y completamente asintomático. Le autorice a quebrarse dos que tres “chelas” bien frías que injustamente le habían prohibido en esta calurosa estación.