Tsunami terapéutico.

Farmacolisis deriva del griego pharmakon= medicamento, veneno y lyo= yo desligo, yo resuelvo. Farmacolisis, significa desligar de venenos o medicamentos a un enfermo. Recordemos: la diferencia entre un medicamento y un veneno es la dosis. Farmacolisis es una estrategia para retirar medicamentos.

Hace cuatros años, un diabético en estado grogui, en silla de ruedas, acudió con Kiskesabe, ingiriendo 15 (quince) fármacos diferentes: Acido tióctico (thiotacid) para neuropatía diabética, glibenclamida y metformina (bieuglucon) para el azúcar; losartan e hidroclorotiazida (hyzaar) para la presión alta; omeprazol (zolufen) para proteger el estómago; tramadol y paracetamol (zaldiar) dos analgésicos para el dolor; meloxicam como analgésico y glucosamina, “keske” regenerador del cartílago (novartalon); gabapentina (bapex) para neuropatía diabética; celecoxib (celebrex) antirreumático; acido acetilsalicílico (aspirina) para la circulación de la sangre y centrum con 34 (treinta y cuatro) sustancias diferentes entre vitaminas, minerales.

En total: 48 (cuarenta y ocho) sustancias diferentes, 13 (trece) tabletas al día, promedio una tableta cada hora en una jornada de jubilado de 13 horas diarias acumuladas desde las 7 de la mañana hasta las 8 de la noche. Este hombre se jubiló para tomar medicamentos. Tenía la presión muy baja: 80/50 para 70 años y 100 kilos de peso, su cerebro sufría las consecuencias de tanto fármaco: somnoliento, confusión mental y sin poder caminar.

Kiskesabe no dudó: este hombre está sobremedicado, por utilizar un eufemismo de envenenado. ¿Alguien dudaría de esa posibilidad? Nos remitimos a las pruebas.

Los expertos dirían que este hombre sufría una “cascada de prescripción” o cascada terapéutica, la que se produce cuando se prescribe un nuevo medicamento para tratar una reacción adversa asociada a otro medicamento. Esto sucedió en este hombre. Kiskesabe ha apodado a este fenómeno con el nombre de “tsunami terapéutico o tsunami de prescripción o tsunami médico”

Parece que hoy la gente se jubila para tomar medicamentos. Estos casos son cotidianos.

Debo informar que a este hombre se le fueron retirando (farmacolisis o desprescripción) los medicamentos progresivamente y tres semanas después, solo ingería tres medicamentos fijos: una aspirina para la microcirculación, dos tabletas para su azúcar, una de gabapentina para la neuropatía diabética y un analgésico en caso de dolor. Se eliminaron todas las tabletas para la presión arterial y esta se mantiene completamente normal, sin medicamentos, desde hace cuatro años. El hombre se levantó y “andó” de nuevo y maneja su automóvil.

Tsunami es una inmensa ola marina, más de 30 metros de altura, resultado de una explosión volcánica o un sismo. Deriva del japonés tsu= puerto y nami= olas. Tsunami significa olas en el puerto, se trata de una catastrófica sucesión de olas destructivas.

El diabético en cuestión, lo confundieron con un puerto y sufrió una catastrófica prescripción de medicamentos provocada no por un terremoto, sino por un grupo de médicos especialistas, que no tomaron en cuenta los efectos colaterales, quienes prescribieron cada vez más medicamentos para tratar los efectos colaterales de otros fármacos. Obviamente, esto sucedió sin coordinación alguna, sin supervisión de ningún médico.

Los tsunamis naturales, no se pueden prevenir. Los tsunamis médicos si es posible evitarlos, aunque la buRRocracia favorece su aparición.

Regla principal: cuide su salud, no consulte a su médico; de hacerlo, no consulte más de tres, busque una segunda o tercera opinión y decídase por una. Si acepta y se siente soñado y bien atendido porque lo enviaron con todos los especialistas con que cuenta un hospital, corre alto riesgo de vivir un tsunami médico.

Y aquí le va una segunda orientación: a mayor edad, mayor riesgo: cinco o más medicamentos, mas riesgo; los efectos más frecuentes y devastadores son con los medicamentos utilizados en cardiología para la presión arterial alta y para la circulación de las coronarias y los antirreumáticos. Así lo afirman los expertos y así le consta a Kiskesabe en su experiencia personal. Si los medicamentos cardiovasculares se combinan con sedantes, calmantes del mareo o del vómito o antidepresivos, se potencia sus efectos colaterales.

Una tercera observación: el órgano que más sufre los efectos de un tsunami es el cerebro, es el órgano más sensible. Casi todos los fármacos tienen efectos adversos en el sistema nervioso y los afectados por un tsunami terapéutico son personas “flacas, ojerosas y cansadas”, con debilidad constante o somnolientas, siempre se están quejando de mareos o de dolor de cabeza a pesar de tomar medicamentos para el mareo y este nunca mejora, por el contrario puede empeorar. Es común la confusión mental, no entienden de razones, se confunden al ingerir los medicamentos y tienen miedo a no tomar sus medicamentos porque sufren además, de “terrorismo médico” y creen que si no toman la dosis siguiente del medicamento para la presión, esta se elevará bruscamente y les provocara un infarto cardiaco o una hemorragia cerebral de inmediato, viven con miedo a la muerte, viven con miedo a tomar medicamentos, viven con miedo a dejar de tomar medicamentos, viven con miedo a vivir.

Para tratar o prevenir el tsunami terapéutico, busque un médico que no tenga miedo a utilizar la farmacolisis, que no tenga miedo a retirar medicamentos.