Las vitaminas, salud o negocio.

Estudios recientes a gran escala, parecen indicar que tomar complementos dietéticos y multivitamínicos, presta pocos beneficios a la salud y en algunos casos podría resultar hasta nocivo. Incluso, algunas observaciones sugieren que la vitamina E, pudiera aumentar el riesgo de cáncer de próstata.

Hay varias: “no hay duda”.

No hay duda: las vitaminas y minerales son esenciales para mantenernos saludables.

No hay duda: Las necesidades diarias de vitaminas, tasadas en miligramos y fracciones de miligramo, se encuentran en los alimentos básicos: proteínas, grasas, carbohidratos, frutas y verduras en todas sus variedades naturales.

Y tercer no hay duda: los excesos pueden ser nocivos.

No hay duda: una persona sana, con estudios de sangre normales y una alimentación completa, no necesita vitaminas o minerales ni en tabletas ni en inyecciones.

Otra, no hay duda: las vitaminas sintéticas e industrializadas proporcionadas en los cientos de tabletas y píldoras, no son mejores que las naturales, contenidas en todos los alimentos disponibles: carnes, huevos leche, frutas y verduras en todas sus variedades. Quien tiene una cultura para poder adquirir y para surtirse de estos alimentos en todas sus variedades, no necesita malgastar su dinero en ampolletas o tabletas de vitaminas sintéticas.

Tampoco hay duda: en algunos casos por ejemplo, un tuberculoso desnutrido, o un cáncer que consume todos los nutrientes ingeridos, o un desnutrido o anémico por algunas enfermedades crónicas digestivas, una embarazada anémica, conviene complementar por algún tiempo con hierro, vitaminas y minerales en píldoras y raramente en ampolletas. Pero insisto, estos casos son escasos.

No hay duda: las vitaminas no suplen a las carnes, huevos, leche frutas verduras, complementan a esos alimentos. No son suplemento, son complemento de. Por lo anterior: si una persona no ingiere carbohidratos, grasas y proteínas, las píldoras de vitaminas no funcionan.

No hay duda: la mayoría de las prescripciones de vitaminas son por demás innecesarias. Se prescriben hierro y vitaminas a pacientes bien nutridos, con cifras de hemoglobina normal, tan solo porque el paciente nos dice con frecuencia: Fíjese doctor que yo nunca me he vitaminado. Recéteme unas vitaminas.

¿Come huevos, carnes rojas, leche, frutas verduras, mariscos? Pregunta Kiskesabe. Si la respuesta es si. Les dice: en realidad todos los días se vitamina muy bien pues en esos alimentos se encuentran todos los nutrientes en carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales necesarios para su salud, sin necesidad de complementos industrializados y si su hemoglobina es normal y no tiene datos de desnutrición, significa que esos alimentos son suficientes para mantener su equilibrio.

_Ahora bien. _Prosigue Kiskesabe. _ Mi responsabilidad es orientarlo, pero si usted después de esta aclaración, quiere por su gusto tomar complementos de vitaminas, aunque no las necesite, dígame si las quiere inyectadas, tomadas o untadas. Sobre aviso no hay engaño. No me agrada engañar a los pacientes. Con unos 200 pesos a lo mejor solo consigue unas ampolletas de complejo B para una sola persona. Con esos 200 pesos usted puede comprar por ejemplo, un kilo de bisteces de hígado y otro de huevos ricos en hierro, y aunque el huevo es ya producto de lujo, todavía le sobra para unos cuantos kilos de verduras y frutas con todas las vitaminas y minerales para toda su familia y a lo mejor le sobra, para una “cheve” o para dejarle una buena propina al doctor Kiskesabe, por ahorrarle dinero._Concluye Kiske.

Aunque algunos colegas piensan que a la gente le gusta que la engañen. Kiskesabe en lo personal, no cree que a la gente le agrade ser engañada.

La mayoría de los pacientes, cuando se les explica con objetividad y con seguridad, deciden no tomar complementos vitamínicos. Por supuesto, siempre hay la excepción de la regla.

Y ojo: en una revista seria, Archives of Internal Medicine, se comenta que en un seguimiento hecho a 40 mil mujeres de 62 años de edad, durante los 20 años siguientes, se observó que las muertes anticipadas, fueron más frecuentes en las que tomaron complementos, principalmente de hierro.

Finalmente, otro mito: han hecho creer a la sociedad y muchos colegas también suponen que actualmente, los alimentos naturales ya sean productos animales, frutas o verduras, no tienen las vitaminas completas por la contaminación, o porque han degenerado con los alimentos actuales para engordar o acelerar el crecimiento. Esto lo pregona la industria farmacéutica para vender sus vitaminas sintéticas.

En realidad, el metabolismo del hígado de las vacas, los cerdos o los pollos no sufre mutaciones por esos productos y por lo tanto es poco probable que en los alimentos naturales haya deficiencias de vitaminas. Es cierto, puede haber residuos de las sustancias químicas aceleradoras de la engorda y el crecimiento, como los esteroides el clenbuterol encontrado en las reses, por la voracidad de los productores y del sistema político económico de enviar al rastro esos animales antes de que eliminen esos productos adicionales.

Personalmente, en vez de una píldora de vitaminas y mucho menos una ampolleta intramuscular, yo todavía prefiero un bistec de hígado encebollado y con sus rajas de jitomate, aderezado con una “salsa borracha”, acompañado de una “birria” bien fría. ¿Qué más se le puede pedir a la vida?