Un dengue tratar el dengue.
Ya habíamos dicho que dengue viene de dinga, voz suajili africana que significa convulsión. Escalofríos, terremoto, conmoción, pueden utilizarse como sinónimos de convulsión. Pero, en el dialecto Alvaradeñus veracruzanus, la Real Academia de la Lengua de la Universidad de Alvarado (RALUA), dengue se traduce como “desmadre”.
Y con el debido respeto a las disposiciones administrativas actuales para tratar el dengue con plaquetas bajas y hemorragia, o para tratar a otros enfermos que ocasionalmente requieren transfusiones de sangre como parte de su tratamiento, sobre todo si la hemorragia es aguda, grave y por tanto urgente, reitero, tratar estos enfermos en el ámbito privado es un verdadero dengue, es decir, es un real desmadre, de acuerdo con la RALUA.
Actualmente, para los que ejercen la profesión médica extrainstitucional, como el Doc Kiskesabe, es un dengue y muy complicado tratar a enfermos con dengue y hemorragias que ameritan transfusión de sangre o plaquetas. Veamos esta historia.
Antes del SIDA (a.S.) allá por 1969, en un hospital, el Doc Sabenada, hoy Kiskesabe, personalmente, realizaba las pruebas cruzadas básicas de la sangre del donador con la del receptor y si estas eran compatibles, sin más ni más, se extraía la sangre directa del donador o del banco de sangre, para pasarla de inmediato al receptor.
Incluso, en caso de emergencia extrema, si el tipo de sangre del receptor es O+ y el donador es también O+, por ejemplo, el Doc Sabenada, transfundía la sangre de inmediato sin realizar las pruebas cruzadas ya que las probabilidades estadísticas de rechazo son casi nulas, obviamente, debiendo vigilar rigurosamente y personalmente la presencia clínica de rechazo inmediato: escalofríos, ronchas, fiebre, durante las primeras gotas de la transfusión. Transfundir más de 100 mililitros de sangre incompatible puede ser mortal, por eso, la vigilancia personal directa durante la transfusión de los primeros mililitros de sangre es crucial: si no hay reacción en los primeros mililitros, se puede continuar la infusión del resto de sangre, si hay reacción en las primeras gotas, debe retirarse y no existe riesgo de lesión. Esta vigilancia clínica directa, debe realizarse aun cuando el laboratorio nos reporte que sí hay compatibilidad. La fisiología de nuestro cuerpo es el laboratorio más exacto y nos puede sorprender.
Todo lo anterior es con base en el conocimiento de principios fisiológicos de nuestro portentoso cuerpo humano.
Hoy, d.S., después del SIDA, no se permiten esas maniobras. Hoy es un lento, tedioso, escabroso y peligroso camino, realizar una transfusión de sangre. Han cambiado las reglas administrativas para el manejo de la sangre humana, pero no así la fisiología del cuerpo humano, esa sigue siendo válida. Pero el hombre médico actual, es muy disciplinado y en el caso clínico comentado de dengue con plaquetas bajas y riesgo de hemorragia, hospitalizado en una clínica privada, el administrador médico no aceptaría realizar esas sencillas y rápidas y efectivas maniobras de transfusión en caso de presentarse una hemorragia grave por lo que se optó por enviar al enfermo al sistema de salud encargado de tales problemas, el cual afortunadamente funcionó adecuadamente.
El dengue provoca hemorragia por disminución de plaquetas, pero también se alteran los factores de coagulación sanguínea y el sistema microvascular. Es decir, ninguna hemorragia es exclusiva de alguno de los tres mecanismos o etapas de la coagulación normal: vasos sanguíneos, plaquetas y factores de coagulación. Puede predominar algún defecto pero siempre se alteran los tres.
Por lo anterior, en el dengue, durante la hemorragia, además de trasfundir concentrado de plaquetas, una unidad las eleva en 20 mil, conviene transfundir sangre completa, recién extraída de un donador, es sangre “fresca” pero “calientita” que proporciona plaquetas glóbulos rojos y todos los factores de la coagulación. La vida media o duración de las plaquetas es de 7 a 10 días, la de los glóbulos rojos es de unos 120 días y la de los glóbulos blancos es de unas 48 a 72 horas. Esto datos nos sirven para evaluar la efectividad y la caducidad de los productos sanguíneos terapéuticos. Por eso es ideal hacer concentrado de plaquetas con sangre de diferentes donadores el mismo día de la posible transfusión y revisar el día de elaboración del concentrado de plaquetas, para saber cuanto tiempo durará su efecto benéfico. Lo mismo para la transfusión de paquete globular o concentrado de glóbulos rojos en caso de anemia.
El riesgo es que las mentes de algunos médicos burocratizados o robotizados, por utilizar un par de eufemismos, no tomen en cuenta estos principios fisiológicos terapéuticos y propicien daños graves en la salud física y mental de los enfermos.
Bien dice el Principio de Peter, padre de la jerarquiología social: el médico, cuando llega a su nivel de incompetencia profesional y académica, se convierte en jefe o administrador. Este principio aplica a cualquier rama del conocimiento: magisterio, leyes, ingeniería y demás.
Prevenir el SIDA, vigilar a un paciente con plaquetas bajas con sospecha de dengue, administrativamente se ha convertido en un suplicio para los enfermos. No hay mal, que por bien no venga, reza un refrán. Según los reportes de estadística, el SIDA ha disminuido, dicen.