Medicalización de la vida 4.
No es recomendable ir muy seguido al médico. ¿Le parece rara esta recomendación?. Lo es. Pero también es actual. En estos tiempos, acudir con frecuencia al médico, tiene sus inconvenientes. Le pueden provocar más daño que beneficio, es decir: yatrogenia, de yatros= medicina, médico y gennao= origen. Yatrogenia es igual a los daños producidos por el médico, ya por información exagerada de un pronóstico, por medicamentos innecesarios o por cirugías también superfluas, al confundir voluntaria o involuntariamente, molestias banales con enfermedades graves.
En una revista seria de medicina, el British Medical Journal, se publica una lista de “no enfermedades”. Esta lista coincide con la experiencia clínica cotidiana de Kiskesabe.
Muchas personas se preocupan por el inevitable envejecimiento. La historia de la humanidad esta plagada de intentos para encontrar la eterna fuente de la juventud. El trabajo, con su agotamiento respectivo, se ha convertido en causa de consulta, sobre todo en estos tiempos de carestía, recesión y desempleo.
El aburrimiento, por las rutinas de la vida laboral o familiar, altera algunas funciones y la gente acude al médico pensando en alguna seria enfermedad cardiaca o digestiva. Las bolsas en los ojos, la calvicie, las pecas, las orejas grandes, las canas, la fealdad, la infelicidad, el tamaño del pene, la resequedad de la vagina, la resaca secundaria a las francachelas del sábado por la noche o la soledad, provocan aumento o disminución mínima y fisiológicamente normal, de algunos órganos vitales y les inventan enfermedades graves con pronósticos tenebrosos para justificar estudios de laboratorio, fármacos o cirugías por demás excesivas.
Hasta la pobreza y la ignorancia se han convertido en enfermedad. Los pobres son víctimas fácilmente engañables. Su crédula ingenuidad los hace aceptar diagnósticos de enfermedades inexistentes y son extorsionados por modernos charlatanes de alta especialidad y con títulos académicos reconocidos por famosas instituciones universitarias y hospitalarias.
Ya no se diga el embarazo y el parto, la menopausia o la celulitis por demás normales. Hasta la mujer ha sido medicalizada. Así nos ha tocado vivir.
El “Doctor Google”, cada vez más interviene en este fenómeno de la medicalización. Hoy, los médicos clínicos como Kiskesabe, tienen que competir con la información proporcionada en la Internet. La gente tiene más acceso a la información y esto es magnífico porque disminuye la ignorancia y puede mejorar la relación médico paciente en tanto el médico respete y analice esa información que el enfermo o “no enfermo” posee. Información con la que si el médico no está de acuerdo, deberá explicar a satisfacción del enfermo, con objetividad y responsabilidad profesional.
Muchos médicos se molestan si algún paciente menciona lo que leyó en la red y lo utiliza como argumento para proponer tal o cual diagnóstico o pronóstico de sus males y así exigir temerosamente tal o cual estudio o tratamiento. El médico actual debe estar preparado para abordar este fenómeno e intercambiar puntos de vista con el “Dr. Google o el Dr. Shopping”.
Los libros y revistas o la red, hablan de enfermedades, de signos y síntomas, no hablan de enfermos. El dolor abdominal puede ser originado por lo más simple y común como una reacción de estrés que provoca espasmos leves y pasajeros del intestino grueso sin que se considere como enfermedad. Estos casos de espasmos de intestino se observan todos los días. Muy raramente el dolor es por cáncer o por una pancreatitis aguda, enfermedad aguda muy grave y de alta mortalidad, pero se observan casos de vez en cuando. No obstante, la persona que ha leído algo al respecto de las causas del dolor abdominal, casi siempre se inclina a pensar en lo más grave y menos frecuente. Si llega con esas ideas ante un cirujano cuchillo veloz, se “pone de a pechito” a que lo abran en canal para dejarlo sin alguna de las vísceras abdominales… y sin billetes.
Y además, por ejemplo, aunque no tenga datos de cáncer, no faltará algún cirujano que le proponga extirpar la vesícula, el útero o los ovarios: “para prevenir y evitar que le dé cáncer”
La información en revistas, libros y en la red es infinita, amañada, comercial y muchas veces fraudulenta, incluyendo la información médica. De ahí el peligro para los cibernautas: confiar ciegamente en el Dr. Google y el Dr. Shopping, puede ser peligroso. ¡Cuidado!