Homosexualidad 4.

Es posible que los siguientes conceptos suenen un tanto irreverentes o grotescos, pero esta columna no es puramente científica ni mucho menos puritana. Las tendencias sexuales de cada persona son respetables puesto que como individuos, son libres de hacer lo que su real entender les dicte. Esa libertad tiene un límite ético, se acaba cuando se producen daños a terceros. Creo que este debe ser el meollo de discusión de la controvertida homosexualidad, a consecuencia de si el homosexual nace o se hace, y de ahí prevenir los posibles daños tanto en el ámbito biológico y social.

Si la homosexualidad es genética, no se puede cambiar la genética. No queda más que abordarla desde el punto de vista psicosocial.

Anatómica y fisiológicamente los órganos sexuales están diseñados para la cópula y la reproducción y si una de las manifestaciones secundarias sexuales es el desarrollo pleno e integro de esos órganos, y si con la liberación de hormonas que dependen de la anatomía normal, un adolescente es capaz de sentir atracción natural por el sexo opuesto y por otra parte durante el desarrollo embriológico del tubo digestivo al colon se le denomina como la cloaca del feto, y si al final de desarrollo esa cloaca se convierte en el recto, drenaje de los desechos del tubo digestivo y si el 40% del excremento está formado por desechos de bacterias y restos de alimentos en putrefacción formándose gases como el metano y gas sulfhídrico sumamente fétidos y desagradables y si en el patrón normal de conducta e higiene se recomienda el aseo corporal para deshacerse de esos desechos: ¿Cómo explicar que una persona prefiera introducir el pene en el recto lleno de excremento o practicar el cunnilingus por ejemplo, entre otras formas de prácticas homosexuales como la introducción del puño y brazo? ¿Son normales estas prácticas humanas homosexuales descritos en las estadísticas de libros y revistas médicas, serias, como las clínicas médicas de Norteamérica? ¿Son realmente inofensivas en el contorno biopsicosocial?

Es cierto que en la estimulación perianal y el tacto rectal, frotando la próstata desencadenan estimulación sexual con erección del pene y eyaculación de la persona penetrada. Esto se debe a que la inervación del recto y la próstata están interconectadas con las raíces nerviosas encargadas de la erección, fibras que salen de la médula en la última porción de la columna, el sacro. Por lo anterior, una de las complicaciones de extirpar la próstata es seccionar las raíces nerviosas de la erección. Resultado: disfunción eréctil yatrogénica, es decir, provocada por el médico.

Si genética y hormonalmente los órganos sexuales y las características sexuales están bien definidas anatómica y funcionalmente, parece obvio deducir que las actividades homosexuales, salen del patrón considerado como normal y seguramente tienen causales de tipo psicosocial.

Ahora bien, ya decíamos que cada persona es libre, esa libertad se acaba si tales acciones provocan daños a terceros.

Las relaciones homosexuales, ¿causan daños físicos y psicológicos individuales y a sus familiares?

Si una persona homosexual es VIH positivo y él lo sabe, puede ser fuente de contagio si continua con relaciones homosexuales o heterosexuales irresponsables, contagiando a personas sanas. ¿Habrá algún homosexual que en venganza por la homofobia que sufren, decida mantener relaciones sexuales u homosexuales con la premeditación, alevosía y ventaja de contagiar a personas sanas? ¿Quién se lo impediría?

He aquí un dilema ético. Homosexual o no, si causa daños a terceros es inaceptable. Así, la homosexualidad debe tomarse como parte del fenómeno humano y moralmente debe considerarse como incorrecta si provoca daños a terceros. Y esto es aplicable a cualquier actividad humana, incluyendo el ejercicio de la medicina, diseñada para ofrecer el bien y mantener la salud de nuestros semejantes. Muchos daños se han producido durante toda la historia del ejercicio de la medicina, muchos más que las actividades homosexuales que son tan antiguas como la humanidad. Incluso, mil quinientos años antes de Cristo, en el código de Hammurabi, rey de Babilonia, al médico se le amputaban las manos si se comprobaba que había cometido errores graves, yatrogenia= daños provocados por el médico. Se le aplicaba la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente. Con el advenimiento de las religiones, el médico ocupó un alto rango en la jerarquía social: Dios- Papa-Médico, en esa secuencia. Los errores médicos cada vez más frecuentes, son solapados. Pero los homosexuales, en comparación con otros grupos, han sido perseguidos por todos los grupos sociales.

La homofobia es socialmente incorrecta.