Doña Cesárea.

Una paciente de 50 años de edad, se presentó a consulta de Medicina Interna por que había notado que su abdomen estaba aumentando progresivamente de volumen sin dolor ni molestia alguna. Desde la observación de la paciente se notaba el aumento del abdomen a pesar de que no había evidencia de obesidad. La paciente comía, dormía, hacía sus labores domésticas, evacuaba intestino y orinaba sin dificultad. No había datos de enfermedad alguna. El interrogatorio evidenció que había tenido tres hijos, los tres por operación cesárea. Aquí estaba la clave del aumento de volumen del abdomen. La exploración mostró efectivamente una gran tumoración de consistencia blanda, no dolorosa, depresible, la pared del abdomen en esa región era delgada. Se trataba de una gran hernia posquirúrgica, consecuencia de las tres cesáreas que habían debilitado la aponeurosis y músculos del abdomen.

La aponeurosis es el pellejo de los bisteces duros. Ese pellejo cubre a los músculos y les da la resistencia suficiente para evitar las hernias. Estas se pueden formar por debilidad congénita de ese tejido fibroso o bien por operaciones abdominales repetidas en que debilitan la pared abdominal por los múltiples cortes que se hacen a esos tejidos. Las cicatrices posquirúrgicas se pueden debilitar y de esta forma se hace la hernia, en la que se acomodan las asas intestinales. Si las hernias son amplias como en este caso, únicamente se observa el aumento de volumen del abdomen y no hay ninguna molestia. Si las hernias son estrechas existe el peligro de que se atore o encarcele un asa intestinal o tejido grasoso del intestino (epiplón) provocando dolor inflamación, obstrucción intestinal y peritonitis debiendo operarse de urgencia.

Se explicó lo anterior a la paciente y se le planteó que ese problema solo se resolvería con una nueva cirugía reconstructiva de esa pared abdominal, pero que no era urgente ya que la posibilidad de una complicación era prácticamente nula. Podría programarse con calma.

Resuelto y entendido el problema, llamó la atención un hecho de observación clínica con relación a las tres cesáreas: la paciente tenía una conformación corporal brevilínea, esto significa que el cuerpo es amplio y fornido, hombros, tórax, abdomen y caderas anchurosas lo que sugiere que un cuerpo de mujer así, es poco probable que necesite operaciones cesáreas pues difícilmente presentará desproporción céfalo pélvica, indicación principal de la cesárea. Es decir, para atender un parto, el médico debe valorar la posible amplitud de la cadera o canal pélvico por donde pasa el producto al nacer, con el posible tamaño de la cabeza y los hombros. Clínicamente por observación de la cadera de una embarazada se puede deducir las posibilidades de desproporción y por ende de dificultad al parto. Pero, hace muchos años Roentgen, descubrió los rayos X y estos ayudan a certificar con mayor exactitud si existe o no desproporción céfalo pélvica y con ello determinar si es necesaria o no la operación cesárea para extraer el producto. En una radiografía de abdomen se pueden medir la amplitud del canal pélvico y el diámetro de la cabeza del nuevo ser y con ello decidir si se opera o no.

_Por curiosidad profesional y no por ser metiche. _Preguntó el médico. _¿Por qué le hicieron tres cesáreas si usted tiene tan amplias las caderas y es poco probable que sus hijos se pudieran atorar en esa pelvis tan vasta?. ¿Le hicieron radiografías antes de tener su primer niño?.

_En realidad, no Doctor. No me hicieron radiografías. La primera operación me la hicieron porque el Doctor me dijo que como era el primero, para que no batallara, mejor me hacía cesárea.

_Para que no batallara quien, ¿Usted o el Doctor partero).

_No, pues yo. Además me dijo que era mejor para el niño, porque no sufriría en el parto. Corría menos peligro de dañarse. Dijo que se le podría dañar el cerebro. Yo me espanté y mejor preferí que me operaran. Yo no quiero un hijo dañado del cerebro como algunos. También me dijo que si se dañaba el cerebro le podría dar ataques ya de grande. Entonces me espanté más.

_Ahora queda bien claro porque le hicieron las cesáreas. _Dijo el Internista.

_Una última pregunta: ¿Cuánto pesó su primer niño?.

_Tres kilos, un poquito más o poco menos. No era muy grande. Pero me dijo el Doctor que su peso era normal.

Una mujer puede tener el canal del parto amplio y ancho, pero si el producto es de mucho peso, cuatro o cuatro kilos y medio por ejemplo, hay más posibilidad de dificultad al parto. Entre menos peso, menor dificultad, a menos que el producto sea Yucateco, de manera que con tres kilos de un niño y caderas amplias la posibilidad de dificultad al parto se reduce al mínimo y no es necesaria la cesárea. Cierto que hay otras indicaciones para operación cesárea, pero la principal es la desproporción.

Esta muy clara la indicación. Veamos. Los gringos están muy alarmados porque la operación cesárea se efectúa en el 20 por ciento de los embarazos, en México las cifras de cesáreas es hospitales privados van del 48 al 64 por ciento de los embarazos según las estadísticas publicadas en boletín de información estadística de la SSA. En las instituciones públicas también son altas las cifras de cesáreas, aunque no las dicen.

De acuerdo con la Federación Mexicana de Ginecología y Obstetricia, la intervención cesárea es una cirugía con peligros potenciales, mayores que los de un parto normal, tanto para la madre como para el hijo y en el momento actual, debido a que no existe una evidencia de peso sobre el beneficio de la cesárea, el realizarla sin una indicación médica precisa, no se justifica éticamente. (Reflexiones acerca de la salud en México. Editorial panamericana, Dr. Uribe, 2001)

Y sin embargo, se abusa de la cesárea. ¿Motivos?. Reflexione. Atender un parto normal consume entre dos y seis horas, una cesárea, alrededor de una hora. El costo de una cesárea es de cinco a diez veces más que un parto normal. ¿Será esta la principal indicación de las cesáreas?. La respuesta está en el viento.