Sí, da a homosexuales y heterosexuales. 3

Desde su descubrimiento allá por 1981, muchas controversias ha provocado el SIDA, cuando llamó la atención la aparición de personas con neumonía asociada a un tumor sarcomatoso de Kaposi, siendo homosexuales la mayoría de estos enfermos, quienes murieron pocos meses después con varios tipos de enfermedades infecciosas crónicas.

Las pruebas sanguíneas de esas personas mostraron disminución de los linfocitos CD4, normalmente responsable de la formación de anticuerpos para defensa en contra de infecciones y tumores.

La teoría actual del origen del virus es que este proviene del virus de inmunodeficiencia en simios que se transfirió a los humanos. África ocupa el primer lugar del mundo en sida y allá predomina en heterosexuales. En nuestro medio surgió una alergia a los homosexuales (homofobia) e incluso los fanáticos atribuyeron a una causa divina de pecado y castigo.

Si bien las infecciones se consideran como el prototipo de una relación causa efecto directa e incuestionable, por ejemplo: bacilo de la tuberculosis + huésped = tuberculosis activa, ninguna enfermedad debe interpretarse con esa simpleza reduccionista. El cosmos es dinámico y cambiante. En todas las enfermedades sin excepción influyen muchos factores propios del huésped, es decir, lo biológico y además, el entorno en el que está inserto el huésped. Que en algunas predominen unos u otros, es completamente lógico. Esta es una visión sistémica del enfermo.

Por lo anterior, en la tuberculosis, el cáncer o el SIDA, se deben tomar en cuenta todos los posibles factores. Esto explica porque el cáncer es más frecuente en la edad avanzada, el cáncer de estómago es más frecuente en los japoneses, la tuberculosis en los pobres económicos y culturales y el SIDA es más frecuente en homosexuales en algunos países y en heterosexuales en África. Es decir, las condiciones para tal o cual enfermedad son diferentes en cada persona y cada grupo de personas y en cada grupo geográfico, cultural o económico.

Por tanto, no debemos estigmatizar ni a los pobres ni a los ricos, a los japoneses o mexicanos ni a los homosexuales o lesbianas, bisexuales, metrosexuales, ni a los “machomenos” o a los machos muy machos.

No todos los homosexuales padecen SIDA. Sócrates por ejemplo, dicen que era homosexual, acusado de “pervertir” menores, lo obligaron a ingerir un veneno mortal, cicuta, no murió de SIDA y como él, hay muchos ejemplos de famosos, los conocidos ¿Y los olvidados?.

Bueno es saber, en qué circunstancias se presenta tal o cual padecimiento, de eso depende el tratamiento y las medidas preventivas. Si la TB predomina en los pobres, hay que acabar con los pobres, pero no dejándolos morir de hambre como está sucediendo, sino políticamente, mejorando sus condiciones infrahumanas.

La mayoría de los pobres no padece tuberculosis, la mayoría de los homosexuales no padece ni muere de SIDA. Ni la mayoría de alcohólicos muere de cirrosis o los fumadores de cáncer de pulmón, mucho menos los fumadores pasivos. Ni la mayoría de mujeres con el virus del papiloma muere de cáncer de matriz. Ni los pescadores de Tamiahua Veracruz de cáncer de la piel por el sol. Mucho menos las personas con presión arterial o el colesterol elevados mueren forzosamente del corazón. De haber una relación directa causa efecto unilateral, la especie humana y la “Homo machus poza de cuerus” de Poza Rica, estarían, no en riesgo de extinción, sino extinguidas. Parece ser que estos problemas suceden por asociación normal, coincidencias y no como causas directas ineludibles, es decir, morimos porque estamos vivos y de algo tenemos que morir y obviamente, visto así, la muerte, finalmente es necesaria y la única condición para morir es estar vivo.

No me crean. Compruébenlo. Yo aún no nacía pero leí que en 1910 eran unos 14 o 15 millones de Homo mexicanus, hoy somos mas de 100 millones de sometidos al sistema, a pesar de las exageradas “plagas” que afectan a la humanidad. La biología y el entorno marcan el paso: nacen más de los que mueren. Ni duda: hormona, mata neurona. Esta es una regla en el homo erectus eróticus, es el único que tiene relaciones sexuales socializadas, por placer, además de la reproducción, en todas las demás especies, el acto sexual es casi exclusivamente reproductiva, instintiva. El hombre fornica, folla, con premeditación, alevosía y ventaja. Ningún otro animal semejante lo hace.

Y esta socialización del sexo es un buen inicio para entender si el homosexual nace genéticamente o se hace por influencias sociales.