Disidentes del SIDA. 7

Ninguna verdad es absoluta. Reza un precepto filosófico. Todo cambia, todo gira, todo fluye, decía Heráclito, 500 años antes de cristo. Las verdades de hoy, pueden ser falsas mañana. Lo que si es absoluto, es que no hay nada absoluto.

También es cierto que el mundo real existe independientemente de nuestro pensamiento. El humano puede equivocarse al interpretar los fenómenos de la naturaleza como la explicación de la vida, de la lluvia, del trueno, la fisiología humana o equivocarse al interpretar la enfermedad tal como es, lo que depende de los conocimientos teóricos, experiencia personal y conceptos filosóficos con los que cada médico cuenta para ejercer su profesión con responsabilidad social.

Los enfermos cambian, las enfermedades son las mismas, al cambiar los enfermos van cambiando las estrategias de diagnóstico y tratamiento de los males humanos. La enfermedad es la pérdida del equilibrio biológico, emocional y social que interfiere con una buena calidad de vida en armonía con la naturaleza. Ese desequilibrio puede ser leve sin repercusiones anormales o grave con severa alteración en la calidad de vida, o mortal.

Lo que hoy sabemos sobre el SIDA: ¿será falso o diferente en el futuro inmediato o tardío? La respuesta está en el aire.

Hay una corriente negacionista del VIH o disidencia del VIH, con hipótesis tales como: negar la existencia del virus del sida. Negar la validez del descubrimiento de ese virus atribuido a Luc Montagnier y Robert Gallo. Otros aceptan la existencia del virus, pero niegan que sea el causante del sida, que atribuyen a otros factores como el estrés oxidativo y nutrición deficiente.

La comunidad científica oficial considera que la evidencia de que el VIH causa el sida y considera a los disidentes como pseudocientíficos.

Los disidentes atribuyen el SIDA a una descompensación oxidativa, mayor oxidación que reducción, por lo que el tratamiento alternativo tendría como objetivo frenar la oxidación del enfermo, evitando los factores oxidantes (no dicen cuales) o bien requiriendo factores antioxidantes como el glutatión y la cisteína. Otros disidentes como el Dr. Roberto Giraldo, el del video, grabado en Morelia, dice que el sida es además producto de un desequilibrio nutricional, como el de África, y pretenden curarlo con dietas.

Entre los disidentes del VIH, no del sida, están Kary Mullis, premio Nobel de química en 1993, Peter Dusberg, catedrático de biología molecular, Eleni Papadopulus, física nuclear griega, Stefan Lanka, virólogo alemán, Roberto Giraldo, médico colombiano especialista en infectología y otros. Que quede claro, los disidentes aceptan la existencia del SIDA, rechazan al virus como causa.

La declaración de Durban (Sudáfrica), es un pronunciamiento firmado por más de cinco mil médicos y científicos en el año 2000, mediante el cual afirman que el VIH existe y es la causa del SIDA. Esta declaración en contra de los disidentes, pues el presidente de Sudáfrica de esa época, Thabo Mbeki, apoyaba a los disidentes y en México, varios pacientes suspendieron el tratamiento instituido por el CENSIDA.

Oficialmente en la declaración de Durban se afirma: Que los pacientes con SIDA, sin importar donde viven, están por siempre infectados por el VIH. Si no se realiza tratamiento, en 5 a 10 años, la mayor parte de los VIH positivos, desarrollan SIDA, PERO NO TODOS. La mayor parte de los niños que desarrollan la enfermedad nacen de madres infectadas con VIH. En pruebas de laboratorio, el VIH infecta el mismo tipo de células de la sangre, los linfocitos CD4, que la enfermedad ataca en los pacientes con SIDA. Los medicamentos que impiden la replicación del VIH in vitro (en el laboratorio), también reducen la carga viral en humanos y retrasan o impiden la aparición del SIDA, así como también reduce la mortalidad.

Con esta información, más la que cada persona obtenga por otros medios, libremente, tomaran partido por una u otra postura. Los VIH positivos, tienen la autonomía para decidir si aceptan o no el tratamiento. Los médicos tenemos el compromiso de orientar con responsabilidad, en forma lo más veraz, objetiva e imparcial que sea posible.