Enfisema pulmonar.
Por el audífono telefónico una voz de mujer muy angustiada solicitó una consulta para su madre. Por la desesperación y rapidez con la que se comunicó, daba a entender que estaba muy grave, pues urgía a que le indicara exactamente la hora en que podía consultarlo para estar presente en ese preciso momento. Le informé que lo trajera de inmediato y salvo que llegara otro paciente antes que ellos tendría que esperar unos minutos. Una consulta médica no debe regirse estrictamente con cronómetro en mano, cual si fuera una vulgar carrera de caballos.
Estaba a la mitad de la consulta con otro paciente cuando de pronto tocaron la puerta estrepitosamente, al abrir, la paciente y tres de sus hijos e hijas, irrumpieron autoritariamente sin tomar en cuenta al paciente que estaba atendiendo en ese momento.
_Doctor. Ya estamos aquí con mi madre, usted nos dijo que nos atendería de inmediato _Dijo uno de sus hijos, sin la menor cortesía con la desesperación propia de la supuesta gravedad de su progenitora _Nos dijeron en el hospital que mi madre tiene enfisema pulmonar, le dieron solo un jarabe para la tos, pero no mejora, nos dijeron que ya no tiene remedio y está muy grave, le falta mucho el aire.
De un vistazo general observé que efectivamente, a la paciente le faltaba el aire (disnea), sin embargo no había cianosis (color morado) de labios ni de manos que sugirieran que la falta de aire fuese muy grave. De inmediato le medí la presión y la frecuencia cardíaca así como la frecuencia respiratoria, estaban dentro de lo normal. Estos son signos vitales para valorar de inmediato la gravedad de un caso clínico. El estado de la paciente no era tan grave como se lo imaginaban los hijos. Ellos estaban más desesperados que la propia enferma. Traté de calmarlos, lo cual fue difícil, más que valorar y calmar a la paciente. Les pedí que por favor me dejaran terminar de atender al otro paciente que debía salir en la última corrida hacia su pueblo en la sierra. Se les hizo ver que los signos vitales de su enferma estaban bien y que yo respondía por su evolución dentro de los 5 o 10 minutos siguientes. Solo así se calmaron, no muy bien convencidos de mi afirmación.
En ocasiones, al médico le es más complicado calmar a los familiares que resolver el problema médico del paciente. Esto es comprensible por la angustia que produce ver a una madre a la cual le falta el aire y pensar en que se le va la vida.
Después de terminar de consultar al otro paciente regresé a terminar de estudiar el caso del enfisema pulmonar.
_Por lo que me informó usted padece de enfisema, la causa más frecuente es el tabaquismo ¿Fuma usted? _Pregunté.
_Si Doctor, bastante, desde mi juventud, tengo 65 años de edad y fumo desde los 20 años de edad. He llegado a fumar hasta dos cajetillas diarias _Me contestó la enferma, a lo cual sus hijos afirmaron que así era.
_Fuma con o sin…….
_Con filtro Doctor, siempre con filtro _Me interrumpió la paciente antes de terminar mi pregunta.
_Yo trataba de informarme si fumaba usted con o sin “gorrones”. Si las dos cajetillas las fumaba usted sola o si sus compañeros de trabajo o vecinos le gorrean los cigarrillos _Pregunté bromistamente tratando de romper el hielo que provocaba el supuesto estado muy grave de la paciente que ya se había tranquilizado y su respiración se había normalizado con el reposo y la información que le había proporcionado de que no era tan grave su estado en ese momento.
_¡Ay Doctor, como es usted! _Dijo la paciente sonriendo, al igual que sus hijos los cuales eliminaron la cara de angustia, enojo y miedo que mostraban preocupados por la salud de su progenitora _Me los fumo yo solita, no trabajo más que en mi casa y ahí nadie fuma. Ni mi esposo ni mis hijos.
_Eso cree usted, esta confirmado que si un fumador lo hace junto a sus hijos o su esposo, estos también comparten el hecho de fumar aunque indirectamente. _Informé _Aunque no deben preocuparse, el tabaco en los fumadores pasivos no causa tanto daño como en quien lo hace directamente, creo que se está exagerando el riesgo del tabaco en quienes conviven con un fumador.En realidad lo primero es saber que es usted la que directamente enciende los cigarrillos.
Confirmar la verdadera cantidad de cigarrillos es elemental para determinar el grado de daño pulmonar. Hay sujetos que compran una cajetilla diaria pero son muy espontáneos y están rodeados de fumadores “cachuchas”, de tal forma que ellos solo se fuman dos o tres cigarrillos al día que no son de riesgo para cáncer ni para enfisema pulmonar. Otros compran una cajetilla diaria para invitar a sus jefes y de esta forma, manteniendo el vicio de sus superiores, tienen ciertos privilegios laborales que rebasan a la ley federal y los contratos colectivos de trabajo.
Después de revisar el caso de la paciente, incluyendo una radiografía de los pulmones, efectivamente se confirmó que cursa con enfisema pulmonar, complicada con una bronquitis crónica agudizada (infección de los bronquios) ya que se quejaba de tos con expectoración verde amarillenta, conocida como “gargajo” y a la auscultación se escucharon estertores roncantes en ambos pulmones que denotaban la retención de esas flemas.
_¿Que le indicaron de tratamiento para su enfisema? _Pregunté.
_Nada Doctor, solo un “jarabito” para la tos que no me hace nada, me dijeron que no hay nada que hacer para mi enfisema, que es crónico y por mi tabaquismo, que deje de fumar y con eso.
_Queremos que nos diga si eso es cierto, que nos diga si de verdad ya no hay nada que hacer o a donde podemos ir para ver que se puede hacer _Terció uno de sus hijos, el más desesperado. _Díganos si el enfisema tiene curación.
_En realidad el enfisema, que es el daño que provoca el tabaco en los pulmones no tiene solución. Esa lesión es irreversible ya que la nicotina destruye la membrana de los alvéolos pulmonares, pequeñas vejigas como racimos de uvas, o panal de abejas que es donde se lleva a cambio la oxigenación de la sangre con el oxígeno que entra a los pulmones durante la inspiración. La destrucción de esa membrana disminuye el paso de suficiente cantidad de oxígeno para mantener el equilibrio, por eso su mamá siente que “le falta el aire”, en realidad le falta el oxígeno que es vital para el funcionamiento de todo el cuerpo. El daño del tabaco ya esta consumado. Ya no hay reversa. Pero, creo que se puede hacer algo más que tomar un simple jarabe para la tos. Para mí que puede mejorar su respiración si controlamos la infección bronquial con antibióticos. La infección de los bronquios produce una secreción espesa y pegajosa que disminuye la oxigenación de la sangre. Si controlamos esa infección disminuiría esa secreción y con ello podemos lograr mejoría de su funcionamiento pulmonar y mejorar su calidad de vida. Tenemos además la ventaja de que su enfisema no ha dañado el corazón, cuando el enfisema repercute en mal funcionamiento del corazón, lo que se llama insuficiencia cardíaca, el pronóstico es más grave. No es su caso.
Veinte días después de seguir al pie de la letra el tratamiento para la infección pulmonar la paciente había mejorado notablemente, subió los 15 escalones sin dificultad, su estado de ánimo era bastante satisfactorio, al igual que el de sus hijos.
_¿Oiga Doctor, puedo volver a fumar ahora que me siento mejorada? _Inquirió la paciente, con el desagrado reflejado en el rostro de sus hijos.
_¡Claro que puede fumar! _Respondí con mucha seguridad ante el asombro de sus hijos. _Pero debe saber que si lo sigue haciendo, el enfisema empeora, va a ser más difícil controlar la infección crónica de sus bronquios, empeora su respiración, debe acudir con más frecuencia a consulta, va a gastar más en consultas y medicinas. Usted decide. Si continúa asistiendo a consulta conmigo a mí me conviene que siga fumando, asistirá con más frecuencia y me ayuda a pagar mis deudas. Pero a usted no le conviene seguir fumando.
_No pues si es así como usted dice mejor dejo de fumar, ya mejoré y si dice que fumando empeoro, mejor no fumo. Le agradezco que sea usted así de claridoso. Tampoco quiero ayudarle a pagar sus deudas, esas páguelas usted. _Finalizó la paciente y con esto la tranquilidad volvió al rostro de sus preocupados hijos e hijas.