Tratamiento de la diabetes.

Contra la idea general imbuida al público, los fundamentos del tratamiento de la diabetes son los mismos sin importar si la diabetes es tipo 1, tipo 2, o las menos frecuentes: diabetes gestacional o diabetes esteroidea.

Aclaro lo anterior porque mucha gente se preocupa por saber el tipo de su diabetes. Todos los diabéticos tienen deficiencia absoluta o relativa de la insulina y a todos los diabéticos les sube no la bilirrubina, sino el azúcar, y por razones obvias, a todos los diabéticos hay que normalizarles el azúcar contrarrestando la deficiencia absoluta o relativa de la insulina. He aquí el objetivo principal.

Son tres los pilares del tratamiento de la diabetes: cambios en hábitos de alimentación y ejercicio, medicamentos tomados e insulina y pueden o no ser necesarios y deben aplicarse en este orden secuencial. Esto depende del grado de deficiencia absoluta o relativa de la insulina, sin importar el tipo de diabetes.

Veamos casos clínicos. La diabetes aparece en una persona con exceso de peso y vida sedentaria. Si es leve, le sugiero modificar hábitos de alimentación y hacer ejercicio para bajar de peso, con seguridad se logrará el control por tiempo indefinido sin recurrir a los medicamentos o a la insulina. Si el azúcar no se controla modificando esos hábitos y bajando de peso, se recurrirá a los medicamentos tomados a dosis óptimas. Si esa misma persona no es capaz de bajar de peso ni hacer ejercicio, o su deficiencia de insulina es moderada o severa, con seguridad necesitará inicialmente medicamentos tomados. Hasta aquí se trata de una diabetes tipo 2. Y si estos medicamentos tomados a dosis máxima no logran el control del azúcar, será necesaria la insulina en este orden estratégico. Y el diabético tipo 2 se convirtió en tipo 1.

Otro ejemplo: si a una persona que hace ejercicio y se mantiene en su peso ideal le aparece la diabetes con azúcar por encima de 200 miligramos, con mucha sed, mucha orina y baja de peso, obviamente, no ha de modificar sus hábitos de alimentación ni de ejercicio. Si la deficiencia de insulina es moderada a severa, casi seguro que necesita inicialmente, medicamentos tomados y si a dosis máxima no se logra el control, se recurrirá a la insulina.

Reitero: la secuencia mencionada, con algunas variantes según cada caso, es la misma, no importa si la diabetes es tipo 1 o tipo 2, gestacional o esteroidea. La gestacional desaparece al desaparecer el embarazo y la esteroidea, al eliminar los medicamentos esteroides como los derivados de la cortisona. En otras palabras, si la atención de un diabético la centramos o la enfocamos al bienestar, físico, emocional y económico del diabético, no tiene mucha importancia el tipo de diabetes. Si la atención del diabético se centra en el bienestar profesional, económico y académico del médico tratante, si tiene importancia el tipo de diabetes.

¿Por qué la aseveración anterior?

La atención centrada en el enfermo es simple, llana y barata. Se solicitan estudios mínimos de laboratorio. En cambio, la atención centrada en el médico es compleja y muy cara, se solicitan muchos estudios caros y la mayoría innecesarios o no esenciales para el control del azúcar, además, se prescriben muchos medicamentos, la mayoría de ellos, también innecesarios y caros.

¿Qué diferencia hay entre la diabetes tipo 1 y tipo2? En la tipo 2 la deficiencia de insulina es leve y responde a medicamentos orales y en la tipo 2, la deficiencia de insulina es grave y no responde a los medicamentos orales por lo que depende de la insulina.

¿Cómo saber cual es el tipo de diabetes? Simplemente indicando medicamentos orales a dosis máximas, si no se controla, se deduce que es tipo 1 y si se controla es tipo 2.

Pero ¡Cuidado!: Algunos colegas recurren a medir, en sangre, la cantidad de insulina o el llamado péptido C, precursor de la insulina “kiske” para verificar el tipo de diabetes a un costo de unos 600 pesillos. Esto encarece la atención centrada en el médico, no en el enfermo. Una glucemia cuesta 50 pesos y es más que suficiente para verificar el tipo de diabetes según la respuesta a los medicamentos.

Insisto: el tratamiento es el mismo, sin importar el tipo de la diabetes, ni las cifras de la insulina o el péptido C en sangre.

Bajar de peso y hacer ejercicio no aumenta la cantidad de insulina sino mejora la eficacia de la insulina al disminuir la resistencia en las células. Así, facilita la acción de la insulina. Ahora bien, supongamos que el ejercicio aumente la secreción de insulina. Que bueno. Lo importante es controlar el azúcar con el menos costo y riesgo posibles. Esta es la medicina centrada en el enfermo, no en el médico.

Hay dos tipos fundamentales de medicamentos orales: unos aumentan la cantidad de insulina al estimular a las células beta del páncreas encargadas de la secreción de insulina, es decir, corrigen la deficiencia absoluta o en cantidad de la insulina. El otro tipo de medicamentos aumentan, con ciertos mecanismos bioquímicos, la eficacia de la insulina, es decir aumentan la calidad, no la cantidad de insulina. Esto es semejante a los supuestos aditivos utilizados en los automotores, “kiske” para aumentar la eficacia y potencia de la gasolina.

       Finalmente, todos los diabéticos sin excepción se controlan con insulina: unos con la propia, con medicamentos que estimulan la cantidad o eficacia de la insulina segregada en el páncreas y otros, los que no responden a los medicamentos tomados, significa que no tienen insulina suficiente y es necesario recurrir a la insulina exógena. Lo anterior es independiente del tipo o el origen de la diabetes.