¿Soy diabético?

Los avances en medicina, en ocasiones pueden provocar más daño que beneficio dependiendo del uso que de ellos se hace, siendo el criterio médico el responsable de su correcta aplicación.

Los diabéticos, son una fuente de investigación médica y también una buena fuente de divisas para los médicos con una visión de la enfermedad como una industria.

_Oiga doc Kiske. Quiero su opinión. Tengo 50 años, mi padre es diabético, yo hago ejercicio, me mantengo en mi peso y cuido mi alimentación, sin exageraciones y de vez en cuando me mido el azúcar y siempre había salido bien. Mi médico general, el doctor Espantón me hizo unos estudios, me dijo que hay uno nuevo para detectar la diabetes. Me solicitó ese que se llama hemoglobina glicosilada y salió en 6.5%, me dice que ahora si ya soy diabético pero veo que mi azúcar es normal,  de 100 miligramos y yo no siento ninguna molestia, orino bien, no he bajado de peso, no me da mucha sed, ni se me reseca la boca como a otros diabéticos que conozco y cuando tienen alta el azúcar sienten esas molestias. La verdad, estoy muy espantado porque no tengo plaza segura en mi chamba y a lo mejor por esto ya no consigo trabajo.

Se trataba de don Sanoncio, un hombre de aspecto físico por demás sano. Con los datos previos, no se justifica plenamente el diagnóstico de diabetes definida, riesgo de padecerla, sí, pero aún no es diabético y así se lo afirmé.

Entreví que a este hombre, el Dr. Espantón, le aplicó el reglamento o guía médica de diabetes, “a pie juntillas”, por no decir “a ciegas”  o “como el Borras”, es decir sin criterio o sin sentido común. Veamos el porqué de esta afirmación.

Antiguamente, hasta las cerebrales hormigas diagnosticaban a los diabéticos con una exactitud precisa. No había modernos baños de deshecho de excremento y orina, los hombres orinaban en los postes o en las paredes, las mujeres en cuclillas y cubiertas con la falda. Si en ese sitio se congregaban las hormigas, seguro que la orina tenía azúcar: diabetes segura.

Hoy, las hormigas existen, pero ya no hay donde hacer “del uno o del dos” al aire libre. Las hormigas ya no trabajan como médicos para diagnosticar la diabetes. Esta se detecta con la moderna tecnología de laboratorio. Y estamos viviendo un sobrediagnóstico de diabetes, es decir, un diagnóstico excesivo. Más claro: se está etiquetando como enfermos de diabetes a personas completamente sanas. Esto explica la gran alarma relacionada con el aumento en la cantidad de diabéticos y el temor de un gran sector social a padecer este mal, por demás controlable.

Pero a los hechos me remito. La guía actual de diabetes menciona cuatro parámetros para diagnosticar la diabetes.

Azúcar en sangre de 200 miligramos o más, con mucha sed o polidipsia; mucha orina o poliuria y baja de peso. Con estos datos, no hay duda, el diagnóstico de diabetes es incuestionable. No es el caso de Don Sanoncio. Todavía no tiene diabetes.

El segundo criterio es el de azúcar en sangre o glucemia en ayuno de ocho horas, de 126 miligramos o más.

El tercer criterio es el de azúcar en sangre de 200 miligramos o más después de una sobrecarga oral de 75 gramos de glucosa. A este, los genios de las guías en medicina, le llaman intolerancia a la glucosa.

Y el cuarto criterio, es la medición en sangre de la hemoglobina glicosilada de 6.5% o más. Este es el caso de Don Sanoncio.

OJO: la guía moderna nos sugiere que estos últimos tres criterios alterados, son UN RIESGO, para desarrollar diabetes y de ninguna manera se debe afirmar que la persona es diabética, recomendando repetir periódicamente esos estudios, principalmente la medición de azúcar en ayunas y solo en caso de realizar ese seguimiento y verificar que en dos ocasiones o más el azúcar continúa elevándose, hasta rebasar los 200 miligramos solo así se podrá afirmar y confirmar el diagnóstico de diabetes. De no rebasar los 200, se habla de riesgo. Nada más.

La prueba de hemoglobina glicosilada es una manera para determinar cual fue el PROBABLE nivel promedio de azúcar en la sangre de una persona en los dos o tres meses previos al análisis, pero no en el momento presente.

A Don Sanoncio le expliqué que por ese dato aislado de la hemoglobina glicosilada, no se podía asegurar que era diabético, le propuse seguir su vida cotidiana normal y un seguimiento. Durante un año, se midió cuatro veces el azúcar y la hemoglobina glicosilada, con resultados completamente normales. Se convenció que aún no era diabético.

Fue víctima de una prueba falsa positiva, falsa alarma. Parece que el Dr. Espantón interpretó y mal aplicó la moderna guía de diabetes, en perjuicio del enfermo. Fenómeno actual, por cierto muy frecuente y sucede con diversos padecimientos: el abuso de los estudios de laboratorio mal interpretados.