Prevenir la diabetes.

_Fíjese doc Kiske, que me he sentido mal desde que me recetaron metformina para prevenir la diabetes. Me siento desguanzada, a veces con mucho sueño por momentos y luego se me pasa.

Era doña Dulcinea, nada que ver con la dama del ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha.

_Ya veo, le recetaron la metformina, un medicamento con efectos hipoglucemiantes, es decir, para bajar el azúcar, medicamento indicado primordialmente en personas con diabetes ya definida con claridad. _Afirmé, recordando otros casos clínicos semejantes.

_Bueno. El Dr. Ahinosvemos me dijo que en los estudios de sangre de rutina había salido con 126 de azúcar y que la metformina es para prevenir la diabetes y me dijo, ahí nos vemos en la próxima consulta.

Personalmente con esa cifra de azúcar no prescribo medicamentos. El Dr. Ahinosvemos no advirtió a doña Dulcinea de los posibles efectos nocivos del medicamento prescrito. Pensé para mi mismo y creo que está sufriendo el efecto principal de la metformina y todos los medicamentos para los diabéticos: baja de azúcar en sangre o hipoglicemia, del griego hypó= bajo nivel de, y gleuk= mosto, glucosa, más haimia=sangre.

Y en efecto, así era. El interrogatorio reveló además del decaimiento generalizado, mínima sudoración fría y pasajera, síntomas presentes unas cinco a seis horas después de ingerir la metformina en la mañana, al comer, los síntomas desaparecían para presentar a otro día más o menos con el mismo ritmo. La metformina se absorbe a la sangre en una hora después de su ingestión, su pico máximo de acción es en cinco o seis horas después y desaparece de la sangre en unas nueve horas.

Estos datos sugerían fuertemente que la metformina era la responsable de esa sintomatología pues el interrogatorio y exploración física y los estudios de laboratorio no revelaron alteraciones en ningún otro órgano o sistema de su cuerpo.

¿Cuál es la reflexión del caso clínico previo?.

Las recomendaciones preventivas esenciales son simples y llanas: hábitos higiénicos saludables: mantener el peso ideal con ejercicio y alimentación balanceada. Cumplir lo anterior, es responsabilidad individual.

Al no contar con una cultura preventiva para cumplir con esas recomendaciones, la industria farmacéutica, en contubernio con el gremio médico a propalado la idea actual de prevenir la diabetes con medicamentos.

Yo no estoy muy de acuerdo con esta sugerencia.

Eligieron a la metformina para tal fin. De una planta llamada Galega officinalis o ruda cabruna o lila francesa, utilizada para la diabetes en Europa en la época medieval, se aisló la metil butenil guanidina con mínimos efectos para disminuir el azúcar de la sangre.

A partir de 1957-1958, se introdujeron al mercado farmacéutico las biguanidas para el tratamiento de la diabetes. Algún diabético de hace 30 o 40 años ha de recordar la FENETILBIGUANIDA (fenformina), para su diabetes. Este medicamento es efectivo en el control de la diabetes leve del adulto. No aumenta la cantidad de insulina, sino que hace más efectiva a la que existe en el cuerpo. Es como un aditivo de la insulina, aumenta la potencia, pero no la cantidad. Por eso es que su efecto es leve. Pero esto no le quita el riesgo de bajar el azúcar provocando molestias cerebrales por baja excesiva, y ese riesgo depende de la dosis y de la sensibilidad de cada paciente. La fenformina se asoció con algunos casos graves de acidosis láctica.

Obviamente, si una persona sin diabetes toma fenformina, tiene riesgo de bajar el azúcar empeorando su calidad de vida. Por ahí en la década del 70, se introdujo la metformina, pariente químico de la fenformina con los mismos efectos en el azúcar: bajarla, con la diferencia de no provocar acidosis láctica.

Dicen los investigadores médicos que la metformina no baja tanto el azúcar como la fenformina y que por eso puede utilizarse para “prevenir” la diabetes”. Yo no estoy de acuerdo con esta aseveración porque he observado no uno, sino muchos casos con bajas de azúcar, algunas de ellas muy serías con caídas severas y graves dependiendo de la dosis y la combinación con otros medicamentos, bajas de azúcar que han provocado infartos cerebrales o caídas con golpes en la cabeza desencadenando hematomas cerebrales subdurales, hemorragia localizada inmediatamente después del hueso del cráneo, que han necesitado cirugía de urgencia para extraer la sangre, muchos de esas casos han sido mortales.

No se advierte de esto a los pacientes tomando medicamentos para la diabetes. Mi experiencia clínica no concuerda con los llamados expertos, y me permite desmentir la afirmación de que la metformina NO DISMINUYE EL AZUCAR en cifras peligrosas. El caso previo y otros sustentan mi punto de vista y lo informo para que lo sepan, no para que me crean. Cada médico o enfermo es responsable de someter a un riguroso análisis y verificación lo dicho por otros.

Por el momento, Doña Dulcinea no necesita medicamentos para el control del azúcar, porque todavía no se declara la diabetes, solo amerita vigilancia para observar si el azúcar continúa elevándose.