Cefalea y tumor cerebral.
Me preguntaba un abogado, sobre la impresión que se siente al abrir un abdomen durante una intervención quirúrgica, con el diagnóstico previo muy seguro de una colecistitis aguda (infección de vesícula) o de apendicitis y de pronto se encuentra una enfermedad diferente e inesperada, como cáncer muy avanzado, por ejemplo, con metástasis (implantes) en diferentes órganos para el cual no hay mucho que ofrecerle desde el punto de vista curativo. Comparaba este profesional su actividad de litigante con la del médico, ya que ambos manejan hechos que deben probar si un sujeto es inocente, culpable, sano o enfermo. Gran responsabilidad para ambos.
El que acusa a un sujeto de culpable, debe ofrecer las pruebas que confirmen su dicho. Los mismo, si un médico afirma que un enfermo padece de un tumor cerebral, debe ofrecer pruebas que lo ratifiquen. He aquí el quehacer profesional, el quehacer intelectual, basado en el uso correcto del método científico para resolver todos los problemas que se nos presenten independientemente de títulos universitarios.
Coincidimos durante el intercambio de ideas, que la peripecia de contar con hipótesis alternativas para la resolución de cualquier problema, es la base para prever lo que puede encontrarse en un expediente legal o en un cráneo doloroso y que el contar con soluciones alternativas, de antemano, nos permite improvisar en el momento oportuno, la solución a un problema diferente a como se había previsto o diagnosticado. He aquí una de las bases del éxito o el fracaso en cualquier actividad humana.
Una soleada mañana, se presentó a consulta una mujer que frisaba los 40 años de edad. Acompañada de su esposo entró atropelladamente. Su rostro perlado en sudor denotaba la elevada temperatura del medio ambiente, pero también la gran angustia y desesperación que reflejaba en su mirada de terror, y en su precipitado lenguaje.
Temía padecer de un tumor cerebral. Tres días antes, por primera vez se quejó de un ligero dolor de cabeza, en su cara posterior (nuca) y en la mitad de la cara. Un médico le midió la presión arterial, la cual fue normal y sin otros datos de interrogatorio y de exploración le soltó a bocajarro que:
¡Podría ser un tumor cerebral y que en unos quince días posiblemente estaría muerta. De urgencia había que hacer unas radiografías de la cabeza y unos análisis para confirmar!
Por la ternura con la que fue informada de la posible causa de su dolencia, durante la noche previa a la consulta ni ella, ni su esposo y sus dos hijos lograron conciliar el sueño. Tenían la imagen de desvelados y agotados. No habían dormido en toda la noche. Ya se imaginaba reposando plácidamente en el cementerio.
¡No era para menos, frente a tan macabro pronóstico!
Esta mujer tiene un changarro en su casa. Lo abre a las 7 de la mañana, lo cierra a las 10 de la noche, de lunes a lunes, incluyendo festivos. Adeuda mercancía a sus proveedores y le deben sus clientes. Sus proveedores le cobran y no les puede pagar. Ella le reclama a sus clientes y no le pagan. Realiza labores del hogar. Tiene 3 hijos, su esposo y no cuenta con servidumbre. Lleva muchos años con este ritmo de trabajo. Su cerebro se agotó y le está enviando mensajes de alarma que los médicos debemos interpretar.
No se encontraron datos clínicos de tumor cerebral. Se concluyó que padece de migraña de origen nervioso como consecuencia del ritmo excesivo de trabajo.
Un tumor del cerebro, es poco frecuente, se caracteriza por dolor de cabeza intenso acompañado de vómito, que no calma con nada y que va aumentando progresivamente de intensidad y a la exploración física se puede observar hinchazón del cerebro con el estudio de fondo de ojo. Esta mujer no tenía ningún dato para sospechar un tumor. Sus estudios de sangre fueron normales. Solo en caso de duda se debe solicitar una tomografía axial computada de cerebro, para confirmar sospechas. En este caso no fue necesario, además de no contar con los recursos suficientes para costear el estudio.
Es posible que si realiza la tomografía axial, probablemente el dolor de cabeza aumente, por el costo de la misma que aumentaría sus deudas y el estrés, causa primaria de su cefalea. Se le informó que de ser necesario, tendría que endrogarse para efectuar la tomografía.
La cefalea suele ser un síntoma benigno en más del 95% de los casos y solo en ocasiones es manifestación de una enfermedad grave como un tumor, hemorragia cerebral o meningitis aguda. Por tanto, la primera cuestión que hay que resolver al atender a un enfermo con cefalea es distinguir entre las causas benignas como el estrés o tensión nerviosa de las más graves como el tumor cerebral. Para esto se deben recolectar o reunir el mayor número de hechos o pruebas clínicas durante el estudio del enfermo para establecer la posible causa.
He aquí donde interviene el método científico con el establecimiento de hipótesis alternativas para llegar a dilucidar lo más exactamente posible, la, o las causas de cefalea en cada paciente en particular, de entre una lista de 12 grupos de enfermedades que causan cefalea: jaquecas, cefalea de tensión, por traumatismos, trastornos vasculares, infecciones, medicamentos, alteraciones metabólicas, etc.
Soltar un pronóstico tan drástico como el de esta paciente, sin bases clínicas, sin un estudio minucioso, es un factor de daño psicológico severo que empeora la calidad de vida tanto del paciente como de sus seres queridos, no es válido, pero suceden casos clínicos así.