Bata blanca y presión arterial.

La presión arterial es un dato clínico que produce mucho pavor en la mayoría de los pacientes. Algunos de ellos, tan pronto se les aplica el aparato para su medición, experimentan una gran ansiedad que influyen en las cifras, elevándolas. El miedo a la presión arterial se debe al desconocimiento de su verdadero significado por una deficiente información médica, la mayoría de las veces incompleta, exagerada, poco objetiva y por lo tanto, alarmante, rayando en el terrorismo.

_Doctor, vengo a verlo para que me confirme si padezco de HIPERTENSIÓN ARTERIAL DE CONSULTORIO. _Así comenzó su exposición una mujer madura, dando la impresión de contar con una cultura médica suficiente como para mencionar terminología propia de revistas especializadas en medicina, a las que la mayoría de la población no tiene acceso alguno. _Verá usted Doctor. Desde hace unos seis meses me dijeron que yo era hipertensa y que debía tomar medicamentos para toda la vida. Si no lo hacía corría el riesgo de morir de infarto del corazón o de hemorragia cerebral. Eso fue lo que me dijo un especialista del cual no quiero mencionarle su nombre.

_Para fines de esta consulta no es necesario que lo mencione. _Le dije con el fin de confirmar que la entrevista no se iba a convertir en un tribunal de penas. _Continué por favor con su información.

_De plano, Doctor, mejor decidí irme a México para que me hicieran un estudio completo con el fin de confirmar si lo que me habían informado era cierto pues la verdad es que me alarmó tanto que hasta empecé a planear mi testamento. Y es que además con el tratamiento que me dieron para la presión arterial yo me sentía peor que antes de tomarlo. Mire, el Doctor que me empezó a tratar me encontró 140/100 de presión, era la primera vez que me subía, aquí la traigo anotada. Yo le dije que ya otras veces me la habían tomado y le dije que había salido bien, que nunca me había subido, pero él me dijo que eso no importaba, que yo padecía de la presión y que debía tomar la medicina, sino, yo sería responsable si me pasaba algo grave. En México consulté con un cardiólogo particular que me recomendaron, me hicieron varios estudios de sangre, un electrocardiograma y un ecocardiograma, aquí traigo los resultados, me midieron varias veces la presión arterial en la misma consulta, le explique todo al cardiólogo y muy amable me explicó que para él, yo estaba muy bien, que yo no padecía de la presión. ¡Ah se me olvidaba decirle algo!. Por el miedo, yo me compré un aparato para medirme la presión arterial de esos electrónicos y le llevé como veinte mediciones al cardiólogo. Me dijo que todas eran normales y que por eso mismo no debía tomar tanta medicina. Me sugirió que ya no fuera a México, que buscara un Internista o un Cardiólogo en esta ciudad para que me vigilara la presión y que le trajera las mediciones de la presión que yo hiciera en mi casa y aquí estoy con usted para que me dé su opinión de mi caso y revise las cifras de presión que me he tomado.

Se procedió a revisar las cifras de presión arterial y efectivamente de 40 ocasiones en que se la midió, solo dos presentaban una ligera alteración de 140/100, puesto que las 38 restantes eran normales, se consideró que no existen datos para sostener el diagnóstico de hipertensión arterial. En el momento de la exploración su presión arterial era de 125/80. Completamente normal sin haber ingerido ningún medicamento.

Uno de los errores más frecuentes en cardiología es el abuso que se hace del diagnóstico de hipertensión arterial por omitir diversos aspectos en el estudio y manejo de los pacientes.

Aproximadamente un tercio o más de los pacientes que por primera vez se les encuentra la presión elevada, en las citas subsecuentes será normal sin medicamento alguno. Esta manifestación puede deberse a la ansiedad que desencadena la primera consulta con un nuevo médico y otros factores sociales y psicológicos como la ansiedad y la depresión, por lo que el diagnóstico de hipertensión arterial nunca debe basarse en una sola consulta como sucede frecuentemente en la práctica diaria.

Otro fenómeno importante que el médico debe reconocer es la HIPERTENSIÓN DE BATA BLANCA, la cual se presenta en más del 20% de los pacientes que acuden al consultorio y cuyas mediciones de su presión arterial en su domicilio, su hábitat natural, son normales. Este tipo de pacientes no requieren medicamentos para la presión arterial. Su prescripción produce efectos tóxicos como los de este caso clínico que empeoró al ingerir los fármacos. El tratamiento de estos casos debe enfocarse a la ansiedad o depresión y vigilancia de las cifras de presión arterial. En tanto no existan datos de daño en otros órganos como el corazón, los riñones, el cerebro y arterias periféricas, no debe haber motivo de alarma. Frecuentemente, durante la consulta se omite informar esto al enfermo. De esta forma, se lleva la impresión de que la presión es un terrorista oculto y traicionero. En realidad no lo es tanto como se publica en los medios masivos de difusión con fines comerciales.

       Un buen porcentaje de los pacientes que actualmente están bajo tratamiento para la presión, en realidad no lo ameritan. Lo más probable es que se trate de la hipertensión de consultorio. Esto es muy fácil de confirmar en colaboración con el enfermo.