Menopausia y hormonas 2.

La gran mayoría de las féminas recibiendo estrógenos y otras hormonas, desconocen los efectos tóxicos, no han sido informadas al respecto. Los médicos en general no consideran obligada esa orientación.

Uno de los derechos humanos de los pacientes es el derecho a la información de los efectos tóxicos de todas las acciones médicas, sean estas psicológicas, dietéticas, farmacológicas o quirúrgicas, entre otras.

En las clínicas médicas de Norteamérica, una de las revistas médicas más serias, volumen 1, del 2000, se comentan las controversias y los peligros del uso de hormonas en la edad menopáusica, vigentes en el momento actual. Las mujeres tienen derecho a saber estas controversias por las siguientes razones:

Las pacientes recibiendo estrógenos como tratamiento para disminuir el colesterol, deben conocer la existencia de otros medicamentos más efectivos como los fibratos y las estatinas.

El tratamiento aislado con estrógenos puede aumentar el riesgo de cáncer uterino, por lo tanto, está relativamente contraindicada la terapia con estrógenos solos, en las mujeres anatómicamente íntegras.

Algunos estudios clínicos sugieren haber prevenido la enfermedad de las coronarias del corazón, sus conclusiones han resultado deformadas por los investigadores al no cumplir con ciertos requisitos indispensables en el diseño de investigación para obtener conclusiones apegadas a la verdad.

Muchas mujeres suspenden el tratamiento debido a hemorragias vaginales (uterinas) anormales, en ocasiones poniendo la vida en peligro; he tenido oportunidad de ver esta complicación en varias ocasiones.

Una preocupación  principal de las mujeres con tratamiento estrógénico, es saber si tienen o no mayor peligro de cáncer mamario. Varios estudios han sugerido  la probabilidad de incrementar la frecuencia de cáncer de mama en mujeres con hormonas a largo plazo.

Una preocupación más para las mujeres en la menopausia es el desarrollo de enfermedad trombo embólica con los estrógenos. Trombosis o coágulos en las venas de las piernas, con riesgo de tromboembolias pulmonares, complicación altamente mortal. El riesgo de trombosis se incrementa con la edad, obesidad, inmovilidad, aunado a los estrógenos que tienen tendencia a aumentar la coagulabilidad de la sangre. También he observado casos clínicos con insuficiencia venosa de miembros inferiores (várices),  complicadas con trombosis venosa, afortunadamente sin embolias pulmonares y otros casos de trombosis cerebral con hemiplejia, parálisis de la mitad del cuerpo y severas limitaciones físicas.

Finalmente, un riesgo potencial es que si una mujer tiene arteriosclerosis de las coronarias del corazón, o ya tiene un infarto, las hormonas como los estrógenos, pueden precipitar un primer infarto o el segundo, por trombosis de las arterias coronarias desencadenada por los estrógenos en una lesión preexistente.

¿Cuántas mujeres han recibido orientación con relación a estas controversias?.

Por todo lo anterior, no se justifica prescribir estrógenos indiscriminadamente a todas las mujeres en la menopausia, como está sucediendo en el momento actual.

La decisión para indicar estrógenos debe ser meticulosamente individualizada, tomar en cuenta las características de cada paciente, es su cuerpo y sus manifestaciones las que nos dirigirán y permitirán elegir a las pacientes ideales para recibir este tipo de tratamiento, el cual, indiscutiblemente tiene su lugar en la terapéutica médica.

Omitir lo anterior puede conducir a causar más daño, en una etapa de la vida que, dígase lo que se diga, y lo exprese quien lo exprese, no es una enfermedad, sino una etapa más, la recta final si así lo quieren denominar, de la cual nadie en este mundo se escapa. Excepto los que mueren antes de esa etapa. Nuestra función es mejorar la calidad de vida, no empeorarla.

A la pauta médica de PRIMERO: NO DAÑAR, debe añadirse también, SEGUNDO: NO ENGAÑAR. Vale.