Tiroides y medicamentos.

El funcionamiento de la tiroides se puede alterar con ciertos medicamentos y producir daños colaterales con algunos de ellos. El propranolol, por ejemplo, utilizado para el control de la taquicardia y la presión sistólica alta del hipertiroidismo, si se prolonga su prescripción, después de que el funcionamiento de la tiroides ha regresado a la normalidad, puede provocar presión arterial baja, disminución de la frecuencia cardíaca (bradicardia) y hasta insuficiencia cardíaca, al disminuir la fuerza de contracción del corazón. Los enfermos se quejan de decaimiento, debilidad generalizada, mareos, somnolencia, por el bajo gasto cardíaco, es decir, por deficiencia de bombeo del corazón. De hecho, estos casos los observo con frecuencia pues este tipo de medicamentos, además, se utilizan cotidianamente en pacientes con hipertensión arterial o arritmias.

La amiodarona (cordarone), otro ejemplo, utilizada por los cardiólogos para el control de arritmias cardiacas. Este fármaco tiene relación estructural con la hormona tiroidea y contiene 39% de yodo por peso. Así, las dosis habituales de 200 miligramos al día, se asocia con una ingestión de yodo muy elevada. Por lo anterior, la amiodarona puede provocar cambios agudos de la función tiroidea con hipotiroidismo en pacientes predispuestos a la carga elevada de yodo o hipertiroidismo por la carga de yodo o por una reacción inmunológica en cuyo caso los anticuerpos desencadenados por la amiodarona, en vez de atacar a la amiodarona, lesionan las células de la tiroides, aumentando o disminuyendo la secreción de hormonas. El riesgo de daño tiroideo por amiodarona es considerable, de un 13%; todo médico que prescriba este fármaco debe tener en mente esos efectos, con el fin de prever los posibles daños al enfermo.

Obvio, esta información también puede ayudar a los enfermos que ingieren estos productos, observando sus reacciones.

_Oiga doctor Kiskesabe. Fui a revisión de mi marcapaso cardiaco, se acuerda que usted me dijo que lo iba a necesitar porque se me estaba bloqueando el corazón. Me lo pusieron hace un año. Me revisaron los cardiólogos hace unos días y me dijeron que mi marcapaso después de un año, está muy bien pero les dije que yo me sentía decaído, somnoliento, débil, con poco apetito pero que he subido de peso. Me dijeron que no me preocupara, que mi marcapaso estaba funcionando correctamente y que no había problema. Pero desde hace un año estoy tomando enalapril “kiske” para la presión alta y cordarone (amiodarona) para una arritmia.

Los datos clínicos mencionados, eran sugestivos de hipotiroidismo, y la ingestión de amiodarona me hicieron investigar otros datos de hipotiroidismo desencadenado por este fármaco y encontré presión arterial baja, 90-50, frecuencia cardiaca en el límite inferior normal de 60 latidos por minuto (normal de 80), piel seca gruesa acartonada, su lenguaje era lento. Solicité pruebas funcionales de tiroides y confirmaron disminución de hormonas tiroideas y elevación de la hormona estimulante de tiroides. Propuse eliminar la amiodarona que con el marcapaso cardiaco en realidad no era necesaria; además, sugerí eliminar el enalapril para la presión arterial pues en los 10 años previos al marcapaso, no había antecedentes de hipertensión arterial. Prescribí dosis mínima de hormonas tiroideas, el paciente mejoró notablemente y a los seis meses disminuí la dosis de hormonas pues los efectos de la amiodarona pueden prologarse por seis meses  así como los efectos nocivos en el funcionamiento de la tiroides, los cuales pueden ser pasajeros y recuperarse por completo al suspender el fármaco.

Posteriormente se eliminó el tratamiento hormonal tiroideo sustitutivo, disminuyendo progresivamente la dosis y un año y medio después sin hormonas tiroideas y sin amiodarona, el paciente se encuentra “a todas margaritas”, disfruta de la vida a plenitud, con su presión arterial normal sin medicamentos, lo cual confirma que no padece de hipertensión, clínicamente no hay datos de disfunción tiroidea y las pruebas funcionales de tiroides en sangre son normales y con su marcapaso funcionando correctamente. La frecuencia cardiaca es normal, 80 latidos por minuto, ruidos cardiacos vigorosos y sin arritmia y sin medicamentos para la arritmia, es decir, amiodarona.

Los médicos debemos tener en mente los posibles efectos colaterales de los medicamentos que prescribimos. Los pacientes han de preguntar si los medicamentos que ingieren les pueden provocar algunos efectos indeseables. Esta actitud ayuda a prevenir daños.

¿Porqué los cardiólogos no tomaron en cuenta los posibles efectos nocivos de la amiodarona, de uso tan común en cardiología?. Probablemente porque se hicieron muy especialistas en electrónica de marcapasos cardíacos, pero no en medicina especializada en humanismo o medicina sistémica, sin menospreciar las ventajas tecnología de punta. ¿Qué le parece?