Una enfermedad llamada doctor.

En varias ocasiones, algunos pacientes me han cuestionado con relación al significado y ortografía de yatrogenia. Uno de ellos, me corrigió, que se escribía con i latina, IATROGENIA. En parte tiene razón.

La voz iatrogenia, en el sentido que hoy le damos, fue introducida hace varios siglos por Plinio Secondo y aplicada más adelante por los árabes durante la ocupación de España (península ibérica). Con la intervención del imperio romano, la voz se latiniza y la y griega se convierte en i latina y se vierte a la expresión romanceada castellana.

Si nos remontamos a la raíz griega con Y griega, yatria registra: “ Parte de la medicina que estudia la curación de…” ejemplo: Pediatría, psiquiatría. Si unimos las dos raíces griegas  yatria y gennao (producir), el sentido común diría que iatrogenia es la génesis de la curación.

La interpretación puramente etimológica de la palabra iatrogenia, nos conduce más a empañar que aclarar la aplicación científica del término, puesto que la intención en general de todo acto médico es producir el bien, no el mal. Por otra parte, a cualquier término o palabra se le pueden adjudicar diferentes significados, en diferentes épocas, en distintos países y en diferentes idiomas.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, llámese IATROGENIA, a toda alteración en el estado del paciente producida por el médico. Nótese que no se aclara si para bien o para mal del enfermo, lo que discrepa de la idea general que, toda iatrogenia es nociva para el paciente. En realidad el término iatrogenia, se refiere exclusivamente a las acciones médicas, independientemente de ser benéficas o nocivas. Teóricamente deben ser beneficiosas, para eso se entrenan los médicos, para beneficiar. Bajar la temperatura a un enfermo con fiebre es un acto iatrogénico beneficioso: Salud iatrogénica. Extirpar la vesícula sana a un enfermo con dolor abdominal secundario a una colitis, suceso muy frecuente, es un acto iatrogénico nocivo: Esto, es una enfermedad iatrogénica.

Plinio Secondo decía: “Para protegernos de los médicos no hay ley que persiga la ignorancia. Los médicos aprenden a nuestro riesgo, experimentan y matan con impunidad soberana. Van más allá y hacen responsable al paciente y culpan al que ha sucumbido”. ¿Será esto cierto en el momento actual?

Montesquieu, filósofo francés, en su libro, El Espíritu de las Leyes, expresa que el derecho romano ya contenía algunas disposiciones contra los daños de origen médico: condenar la injusticia provocada por los médicos, castigándoles cuando actuaban con negligencia, incluyendo hasta la pena de muerte, dependiendo del rango social del médico, si este era de fortuna y ocupaba un rango social alto, solo se le desterraba.

Curiosamente, diecinueve siglos después, sigue vigente el enfoque de Plinio y el vocablo IATROGENIA, es escasamente conocido por la gente, aunque lo puede sufrir en carne propia cuando se enferma y consulta médicos negligentes o inmorales..

Moses, en un libro, introdujo el término de DOCTOR IATROGENESIS y dice que las enfermedades iatrogénicas son aquellas que no se habían presentado si no hubiese intervenido el médico.

Si se considera la palabra iatrogenia, tomado como sinónimo de perjuicio, resulta muy confuso, ya que el mal no va implícito en sus raíces. Por lo anterior, en un simposio de la academia Nacional de Medicina, en las jornadas de 1994, titulado NUEVAS TECNOLOGÍAS Y NUEVOS DAÑOS IATROGÉNICOS,  los ilustres doctores Pedro Salmerón, Horacio Jinich, Vicente Guarner y uno de mis maestros de residencia de Medicina Interna, el Dr. Alberto Lifshitz, propusieron la sugerencia de DAÑO IATROGENICO, que se acerca más  a lo que comúnmente se pretende decir con la simple palabra iatrogenia. Por lo anterior es también válido decir SALUD IATROGENICA, refiriéndose a los enfermos que sanan con las acciones médicas, objetivo final del ser médico.

Dentro de la idea de daño iatrogénico existen varias modalidades, por ejemplo, cuando el médico se equivoca u omite un diagnóstico y la enfermedad avanza por no recibir tratamiento adecuado, o los daños imprevistos que se producen con determinados medicamentos para los cuales el enfermo resulta ser alérgico y ni el paciente ni el médico saben de esta reacción hasta que se presenta.

Otra forma es el daño iatrogénico deliberado, como sucede en cirugía. Por ejemplo, una resección de parte del colon para un enfermo con cáncer, implica una mutilación y una colostomía, efecto grave para la persona pero calculado, previsto y necesario para prolongar y posiblemente mejorar la calidad de vida.

La forma más grave de daño iatrogénico es aquel que es producto de la deshonestidad, ignorancia, inexperiencia o incluso de la negligencia (falta de cuidado) del personal de salud.

Existen casos de daño médico que se pueden producir independientemente de la competencia y las buenas intenciones de los médicos. Las complicaciones propias de cada procedimiento quirúrgico sobre todo si son de alta complejidad, como por ejemplo al extirpar una parte del estómago o la vesícula, puede haber dehiscencia o abertura de la sutura quirúrgica, aun cuando el cirujano con amplia experiencia, haya cumplido con todos los cuidados para evitar tal o cual inconveniente. Todas las acciones médicas tienen cierto riesgo de provocar daño. Obviamente, el punto de vista del enfermo o de los familiares es diferente, para ellos es un daño causado por el médico, aunque sea inevitable por éste.

En otras circunstancias, un cirujano por microcirugía o laparoscopia, el procedimiento de moda, opera una vesícula y confunde el conducto cístico con el colédoco y secciona éste, en vez del cístico, ocasionando un grave daño. El médico puede que se justifique banalmente arguyendo que es propio del procedimiento quirúrgico, cuando en realidad  se trata de un grave daño producto de la inexperiencia.

         Por otra parte, en nuestros días se realizan operaciones, con mayor frecuencia que antaño. Por ejemplo, rutinariamente se realizan operaciones cesáreas en vez de partos naturales. ¿Cuántas cesáreas son injustificadas aumentando el riesgo de complicaciones con serios daños tanto a la madre como al producto?. Actualmente se calcula que en los grandes hospitales del DF el 30% de las vesículas y el 25% de apéndices extirpados que llegan a patología para biopsia, son completamente sanos. Cuando la operación es producto de un error diagnóstico ocasiona daño iatrogénico, pone en peligro la vida del sujeto y daña su economía. Si es intencionado, con fines lucrativos, como frecuentemente sucede, cae en el terreno de la moral y es a todas luces un acto execrable y repugnante. Y sin embargo… sucede…

         Finalmente, yatrogenia o iatrogenia, también se puede denominar: «Una Enfermedad Llamada Doctor», sin ofender,  supuesto que nuestras acciones producen daño en los pacientes. El nombre no altera el producto.