Un saludo prostático

En la formación de cualquier profesional, existen algunos distinguidos maestros a los cuales siempre se les recuerda por algún distintivo específico: por su gentileza, por sus enseñanzas, sus dones humanistas, entre otras virtudes dignas de imitar.

Recientemente, por la vía telefónica saludé a un distinguido maestro, amigo y bohemio de la  vida y de la medicina interna, defeño por nacimiento, veracruzano de corazón, norteño por residencia y gringo en su formación académica y como todo humano, con mas virtudes que defectos, pues la vida sin defectos es sumamente aburrida y puede ser que de este maestro, creo que se me pegaron más sus defectos. Que le vamos a hacer, si los maestros tienen defectos, pues los alumnos también.

Viene a cuento esta remembranza por que durante la entrevista telefónica, ante el clásico ¿Cómo has estado?. Me respondió picarescamente. Pues regular mi Nachito y digo regular porque como el viejo decía: hijo, cuando te pregunten cómo te ha ido, nunca digas que bien, ni mal, porque les va bien a las suripantas y mal a los penitentes. Pero aquí estamos. Resulta que hace unos meses, me surgió una trombosis venosa en una de mis venas de la pierna derecha.

Continuó su relato. Ya sabes, la edad, pues friso los 80, el tabaquismo, la arterioesclerosis, la vida sedentaria, en fin, varios factores que propician las trombosis venosas de las piernas. Durante los estudios realizados, mi antígeno prostático resultó muy elevado, con 300 unidades de medición. Como se sabe, una de las complicaciones del cáncer de próstata es el aumento en la coagulación sanguínea con trombosis venosa. Esa cifra tan elevada de antígeno prostático es muy sugestiva de un cáncer de próstata por lo que me hicieron un rastreo para investigar si había metástasis a huesos, ganglios pélvicos, pulmones o hígado y afortunadamente salí bien en este rastreo.

Puesto que a pesar de que en el ultrasonido me encontraron crecida la próstata, esta no está obstruyendo mi flujo urinario el cual es bastante satisfactorio. Siguió su lección de vida. Consulté a un urólogo muy accesible, porque acuérdese que esto es muy importante en un buen médico. El urólogo, además de amigo, me planteó su punto de vista y puesto que la trombosis y el antígeno prostático elevado son muy sugestivos de un cáncer de próstata, sin metástasis ni obstrucción al flujo urinario y mi calidad de vida es bastante buena pues la trombosis ya está controlada, acordamos evitar las punciones de la biopsia y la agresión de una cirugía de próstata y decidimos entre ambos, médico y paciente, en este caso yo como médico y paciente a la vez, decidimos iniciar un tratamiento con implantes subcutáneos trimestrales de goserelina, un bloqueador de la formación de hormona masculina, la testosterona, pues el cáncer de próstata depende para su desarrollo de esta hormona y bloqueando a la testosterona, los pacientes con cáncer incluso avanzado con metástasis pueden llevar una buena calidad de vida, evitando los riesgos de las biopsias o la cirugía: hemorragias, infecciones, disfunción eréctil, incontinencia urinaria e incluso hasta el riesgo de diseminar el cáncer a otros órganos con las maniobras agresivas de la punción o la cirugía.

Es decir, de entre las diversas modalidades de tratamiento que hay para el cáncer de próstata, que por cierto es de los pocos que cuenta con cinco o seis estrategias, desde la castración extirpando ambos testículos, la ingestión de hormonas femeninas como los estrógenos, o la ingestión de bloqueadores de la testosterona como la flutamida, hasta los modernos implantes también bloqueadores de la formación de testosterona, además de la radioterapia y la extirpación de la próstata. Insisto, optamos por la menos agresiva de acuerdo con mi estado clínico.

Y aquí estamos. Remató. Mientras mi cuerpo posea la capacidad química de transformar un buen vino tinto o un buen ron negrita, en orina y eliminarlo por la vejiga sin dificultad alguna, no debo preocuparme más de disfrutar cada minuto de mi existencia como si fuera el último. Continuaremos con un INFOGRAMA médico, corroborando esta postura

Espero que este relato inspire a más de un prostático.