Filosofía y medicina interna

Si filosofía significa literalmente amor a la sabiduría, la relación con la medicina interna confiere amor a la sabiduría de la medicina interna. Puesto que la filosofía se encarga de los problemas más generales del universo y del fenómeno humano, no se puede desligar a la medicina de la filosofía, aun cuando algunos médicos afirman que la filosofía no tiene nada que ver con la medicina, y sin embargo… la tiene.

El gran caudal de conocimientos surgidos en los últimos cien años, hizo necesaria la fragmentación teórica de la medicina general en especialidades y subespecialidades, con el fin de aplicar esos conocimientos para el bienestar de la sociedad. No obstante las ventajas de la especialización, existen desventajas. En teoría, en los libros para fines didácticos, si es posible, aparentemente, separar al cuerpo humano en aparatos y sistemas. En la realidad no, pues todos los órganos tienen relación anatómica y funcional dinámica e infinita, hasta que la muerte los separé del mundo viviente. Imagínese un coche sin aire en las llantas, no cumple su cometido total de automóvil; sin batería, sin alternador, filtro de gasolina, carburador o bomba de gasolina, tampoco funciona en forma integral. Compare al cuerpo humano sin glándula tiroides, bomba cardiaca, cerebro, piernas, riñones o… sin el aparentemente insignificante ano… no funcionaría correctamente.

Ahora bien, si se consulta a un médico general, este debe tener una visión panorámica de todo el cuerpo humano, niño o adulto. Lo ideal sería un especialista en medicina general y después especializarse en alguno de los aparatos y sistemas. ¿Cuál es el fundamento de la especialización? El tiempo dedicado a entrenarse en un área del conocimiento. Surge una pregunta: porqué no entrenarse en una especialidad, sin dejar de entrenarse continuamente en medicina general, con lo cual se resuelven más del 90% de los problemas médicos. La posible respuesta es la visión filosófica limitada que se tiene de la enfermedad y de la función del que hacer médico aislándose del todo universal, de las leyes filosóficas generales del universo.

Por lo anterior, se dan casos como el siguiente: un paciente con arritmia cardiaca, consulta a un cardiólogo y este le diagnostica enfermedad del corazón, le prescribe antiarritmicos, el paciente persiste con su arritmia secundaria a fiebre de 39 grados, la cual desaparece al controlar la fiebre y la infección subyacente no detectada, pues para el especialista en corazón no es necesario tomar la temperatura (signo vital), porque no es de su especialidad: “fuchi”, dicen, eso es del médico general. Muchos especialistas en tal o cual órgano, consideran innecesario interrogar y explorar el funcionamiento de otros órganos diferentes a los de su especialidad, esto es un descarrío en el ejercicio integral de la medicina. ¡No debemos aislar los órganos de los enfermos en la realidad de la consulta cotidiana! Y sin embargo sucede.

Médicos y pacientes hemos de tener presentes las principales características de un médico integro, sin importar la especialidad: conocer las enfermedades más frecuentes en el medio en el cual ejerce su profesión y contar con los conocimientos básicos para su prevención, diagnóstico y tratamiento, realizar un historial clínico lo más amplio posible tomando en cuenta, lo biológico y el entorno social y emocional del enfermo. Conocer los estudios de laboratorio y gabinete básicos para comprobar hipótesis diagnósticas para resolver los problemas y conocer la existencia de estudios avanzados y novedosos con el mismo fin, reconocer sus limitaciones con el fin de oportunamente recurrir a otros colegas para resolver problemas, tener buena capacidad de comunicación humana para explicar el origen y los efectos del, o los órganos lesionados y su interrelación con el ambiente y de esa forma establecer un pronóstico y un tratamiento para cada persona.

Por otra parte, todos los especialistas en gastroenterología, reumatología o medicina interna, y demás etcéteras, tenemos títulos académicos legalmente autorizados para ejercer la medicina general amplia y totalitaria (sin contenido político), antes de cualquier especialidad, por muy limitada en espacio que esta sea, como la “medicina de 15 gramos” de los oftalmólogos por ejemplo o la “medicina de cochambre en un huequito” de los proctólogos (sin agraviar…)

¿Porqué ezquizofrénicas razones cada especialista se siente dueño y dios y absolutista del conocimiento infinito menospreciando al médico general y a otros especialistas, si, ninguna especialidad es ni más, ni menos importante que la otra, sino solo diferentes por circunstancias anatómicas y fisiológicas y nada más? ¿Y al más enfermo de corazón o el estómago, o el recto, el ojo, o la garganta, que le interesan la egolatría de los médicos?

Ha de ser por la visión filosófica de cada médico, ante su ejercicio profesional.