¿Viejos? los coronavirus.

 

Dr. Ignacio Espinosa. Medico Internista. Tel: 82 263 52. Cel: 782 888 0056.

 

Más viejos que Jesucristo. El ancestro común más reciente del coronavirus se ha encontrado en el siglo IX, antes de Cristo.

Estudios realizados durante 1990 lograron datar los ancestros comunes mas recientes de los géneros betacoronavirus, deltacoronavirus, por ejemplo, desde 3300 años antes de Cristo.

https://es.wikipedia.org/wiki/Orthocoronavirinae

Las enfermedades virales constituyen hasta un 50% o más, de todas las entidades patológicas agudas. En general, esto conduce a prescripciones excesivas de antibióticos, que son inútiles en estos casos, lo que propicia resistencia bacteriana.

Hasta un 80% de los casos de enfermedades respiratorias agudas se deben a los virus, con más de 200 cepas antigénicas reconocidas y unos diez géneros diferentes causan infecciones respiratorias agudas, y en el futuro se continuarán descubriendo más virus.

Los síntomas clínicos generales de los  y en las vías  respiratorias son semejantes, no hay forma de diferenciarlos clínicamente: rinitis, faringitis, traqueítis, bronquiolitis  y la más grave, neumonía.

Fiebre, tos, aumento de secreciones, dolores musculares generalizados, malestar general y otros síntomas son comunes a todos los virus que afectan las vías respiratorias, con variaciones en su presentación en relación cada persona.

Los rinovirus, coronavirus, virus sincitial respiratorio, virus de la parainfluenza y adenovirus, son los cinco grupos principales causales de enfermedades respiratorias.

Los coronavirus (Orthocoronavirinae), los recuerdo desde la escuela de medicina, no son nuevos como mucha gente piensa en este momento. Existen en diferentes animales: bovinos, caninos, murciélagos…y nosotros. La mayoría de las personas se infectan con estos virus en algún momento de su vida. Hay registradas unas 39 especies diferentes y hay siete cepas registradas de coronavirus humanos: la nueva cepa 2019-nCoV, es la que en este momento está enloqueciendo al mundo. ¿En lo político y económico?

El nombre del virus se relaciona por la semejanza con una “corcholata” de ya saben quién: la corona.

Las infecciones por coronavirus humanos ocurren en todo el mundo. Se ha demostrado que los anticuerpos contra esos virus se adquieren desde el principio de la vida de manera que más del 80% de las personas adultas sanas tienen anticuerpos en su sangre. Esto indica que el cuerpo estuvo en contacto con cepas del coronavirus, haya o no, presentado síntomas de enfermedad y esos anticuerpos son defensas latentes, por si esos virus tratan de invadir (infectar).  Esto es la memoria inmunológica.

Más claro, la naturaleza nos vacuna “naturalmente”. Son los procesos de adaptación de las especies implícitos en la teoría de la evolución de Darwin, quien sigue cabalgando. Las vacunas artificiales para la polio o la difteria son imitación de esa vacunación natural.

Por lo anterior y otros fenómenos más, cualquiera que en esta temporada invernal haya presentado o presente síntomas de catarro común, es posible que alguna cepa de coronavirus sea la causa.

Tomando en cuenta los datos previos, podemos explicarnos que las enfermedades como esta del coronavirus, objetivamente son naturales y variables en su frecuencia y gravedad en tiempo y lugar porque sus causas son múltiples propias de las características biológicas individuales y sociales, es decir, el contexto político, económico en el cual se presentan, contexto que es variable de un continente a otro, de uno a otro país y de uno a otro grupo social.

Y con el fin de entender este problema en su contexto real, es pertinente conocer otras aristas de las enfermedades.

Se dice, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hay una epidemia cuando se afecta entre 5 y 10% de un grupo social, país o continente. Así, en China actual, con 1400 millones de habitantes, el 5% de ese total correspondería a 70 millones de enfermos. Pandemia, si se afecta más del 10% de la población. ¿está sucediendo  esto en China? A menos que las noticias sean falsas: no hay epidemia, mucho menos pandemia. En estos tiempos, ¿se podría ocultar el que 70 millones de chinos estén enfermos? Yo creo que no.  Visto así, es viable pensar que se trata de un brote de una enfermedad con frecuencia e intensidad variables, como cualquiera de los que vivimos principalmente en todos los inviernos anuales o en otras estaciones del año.

Sin xenofobia, ni irresponsabilidad profesional, sin abusar del derecho a la expresión y sin ignorar las muertes reportadas, la mayoría en mayores de 60 años, hasta el momento el problema que viven los chinos se puede considerar como un brote estacional, si acaso fuera de lo normal y que puede evolucionar hacia una epidemia.

¿Y se puede cambiar el curso de la naturaleza en sus diversas manifestaciones en la vida social y biológica? He aquí el meollo: reconocer en cada contexto histórico y social, cuales circunstancias podemos modificar y cuales no, con el fin de limitar los daños de un brote, que puede convertirse en pandemia pasando por la epidemia.

Por favor revise estos enlaces, son para todo público, los sintetizo en seguida.

 

 

https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/myth-busters

https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public

 

En los enlaces previos, la OMS, con bastante objetividad explica mitos y verdades, recomendaciones y perspectivas que se están repitiendo en la prensa radio y televisión, acerca de este polémico tema en el que el fenómeno mediático puede convertirlo en un serio problema, mayor al que el virus pudiera provocar en la biología de los seres humanos.

En el primero se explica: el coronavirus no se trasmite por mosquitos, el lavado con orina infantil, el frío, la cocaína, no matan al virus; es bajo el riesgo de contagiarse con monedas, billetes o tarjetas de crédito, las gotas respiratorias solo llegan a un metro de distancia de la persona que tose o estornuda y no se propaga a grandes distancias en el aire, los secadores de manos no lo matan, no deben reutilizarse las mascarillas. Ni el cloro, alcohol, luz ultravioleta, matan el virus. No hay vacuna, no hay tratamiento directo para el virus, enjuagarse la nariz o comer ajo, o aplicarse aceite de sésamo, tampoco previenen la infección.

El segundo enlace recomienda: lavado frecuente de manos, medidas de higiene respiratoria como la “maniobra Calderón”: al toser, cubrir la nariz con el brazo; mantenerse a más de un metro de distancia de los que tosen, evitar tocarse los ojos, nariz y la boca, ingerir alimentos bien cocidos.

Es responsabilidad de los gobiernos y los medios de difusión, informar con: veracidad, objetividad e imparcialidad, con el fin de evitar daños mayores en lo emocional (terrorismo psicológico) y en lo social biológico y económico. Y es responsabilidad de la sociedad, enjuiciar con las mismas premisas, lo que informa la prensa, lo que informa el gobierno y lo que cada persona observa en su entorno.

Finalmente, si los investigadores de laboratorio que manejan los cultivos de bacterias y virus deben tomar medidas estrictas para no contagiarse y morir, cabe plantear una interrogante: ¿será posible que exista la guerra bacteriológica y que alguien siembre virus letales en algún país con esos fines?

En estos enlaces puede encontrar una posible respuesta:

https://www.voltairenet.org/article209330.htmlhttps://www.voltairenet.org/article165190.html.

Y como dice una ley de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá mal.

Correo: [email protected].

Página: www.kiskesabe.com