Naranjas y presión alta.

En los últimos meses se han presentado varios pacientes muy semejantes entre sí, tanto en los síntomas que los aquejan así como en sus posibles causas.

Se trata principalmente de hombres, entre los 40 y 60 años de edad, quejándose de dolores de cabeza, mareos, palpitaciones en el pecho, algunos con dolor en el brazo izquierdo y en el área cardiaca, como opresión, o como si tuvieran un globo atorado que en ocasiones les corta la respiración. A otros se les va el sueño y se la pasan dando vueltas en la cama durante varias noches seguidas.

Uno de estos pacientes se presentó sumamente asustado porque el dolor del pecho era muy frecuente y le preocupaba mucho padecer del corazón. Recordó que su padre de 80 años murió de un paro cardíaco. Aumentó su miedo a morir del corazón a sus 45 años. Para su fortuna, los datos clínicos del dolor del pecho no eran propios de corazón ya que le aparecía en reposo, a diferencia del dolor cardíaco que aparece casi siempre en relación con el esfuerzo. Se le hizo un estudio electrocardiográfico de corazón y resultó normal. No fumaba, ni bebía alcohol, no practicaba ningún deporte, su vida era solo para trabajar. Estaba en su peso normal y sus estudios de sangre como el colesterol, triglicéridos, azúcar eran normales. No había causa evidente para explicar sus quejas.

Otro paciente se presentó inquieto porque le había subido la presión arterial hasta 160/110. Era la primera vez que le subía, Le dijeron que era muy grave, le aplicaron una tableta sublingual y le indicaron que hiciera su testamento porque podría morir en cualquier momento de un infarto o de una hemorragia cerebral. Sin embargo, sus estudios de sangre: azúcar, colesterol, triglicéridos, salieron normales. Una radiografía de tórax mostró el corazón normal. Un electrocardiograma también fue normal. Aparentemente estaba sano, al menos físicamente. La presión se normalizó rápidamente.

Un tercer caso se presentó con dolor de cabeza intenso, lo tuvieron que inyectar en la vena, le indicaron tratamiento para la presión alta, a pesar de que cuando tenía el dolor de cabeza su presión era normal, de 130/80, según el paciente, su médico le indicó tratamiento para evitar que le subiera la presión ya que esta podría ser la causa de su dolor de cabeza, que probablemente en su casa le había subido pero que en el momento de la consulta ya se había normalizado. Cuando se presentó a consulta con este médico tecleador, la presión arterial era baja, con 90/60, tenía dolor de cabeza pero ahora como consecuencia de intoxicación con medicamentos para la presión alta. Estaba excedido de dosis.

Lo que tenían muy en común estos tres pacientes es que eran originarios de varias de las zonas naranjeras vecinas de esta ciudad. Algunos de ellos participaron en la manifestación de tirar su cosecha en protesta por el bajo precio de su producto. Les resulta más barato dejarla caer que cortarla y venderla. Apremiados por las deudas, con hijos estudiando fuera de su lugar de origen, con la gasolina aumentando cada mes, y actualmente con el pavor que inspira la sequía y el hecho de que son monoproductores, no porque críen monos, sino por que a la tierra le siembran solo un producto como la naranja, por lo que no cuentan con otra fuente de ingresos, todo esto los conduce a un estado de angustia y ansiedad ante el futuro económico incierto, que les quita el sueño, el insomnio produce agotamiento y cansancio cerebral, lo que aumenta el estrés nervioso y con ello la liberación de adrenalina, una de las hormonas responsables de las manifestaciones de molestias físicas, se hace un círculo vicioso interminable que se manifiesta en sufrimiento físico con cambios normales en la presión arterial, el dolor de cabeza o del pecho, entre otros.

Uno de los enfermos a los que les expliqué la forma en que el precio bajo de la naranja era una de las causas de sus males me cuestionó acerca de porque uno de sus compadres que estaba peor de endeudado que él, no se veía enfermo, sino por el contrario, tal parecía que no debía nada y que no tenía ningún problema. La respuesta es que cada sujeto es diferente. Ante el mismo estímulo, cada individuo reacciona de acuerdo a sus genes, su propia personalidad y carácter, su educación su cultura y su forma de ver la vida y sus problemas.

Otro me preguntó si había alguna medicina para resolver sus males desde la raíz. Le informé que en cuanto suba el precio de la naranja probablemente sus males desaparecerán como por arte de magia, Estos problemas no se pueden resolver con farmacia.

Mientras tanto, a estos pacientes se les orientó lo más amplio posible que para el estrés producido por el precio bajo de la naranja, por el momento solo con dosis mínimas de relajantes no sedantes podría ayudarles a controlar sus síntomas, esperando que mejore la economía y con ello su salud mental.