Medicina injusta.

Justicia, deriva del latín iustitia. Se define como la virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o lo que debe hacerse según derecho o razón. Hombre justo es aquel que en sus acciones ofrece a sus semejantes lo que debe hacerse según su derecho y razón. Médico justo es aquel que a sus pacientes, proporciona cuidados de la salud con inapreciable calidad humana, la que incluye los conocimientos técnico científicos básicos para lograrlo.

En la práctica clínica, todos los médicos, axiomáticamente, incluyendo al que esto teclea, como seres imperfectos, están expuestos a cometer injusticias con los pacientes sea por descuido, indolencia, negligencia, irresponsabilidad o ineptitud profesional. Estas injusticias conllevan daños a la salud en el ámbito fisiológico, psicológico, económico y en ocasiones hasta el grado de provocar incapacidad física o daño mortal. Enseguida algunos ejemplos:

Es injusto indicar tratamientos caros para el colesterol, cuando por primera vez este apenas rebasa 5 o 20 miligramos por encima de las cifras normales, que desde el punto de vista de daño clínico no tienen significado estadístico y por tanto no se justifica el costo con el mulo beneficio que proporciona a este tipo de pacientes, siendo necesario tan solo vigilar si continúa elevándose, recomendar realizar ejercicio, disminuir de peso si es necesario ¡Y ya!.

En ocasiones se prescriben hierro o vitaminas, a pacientes con cifras normales de hemoglobina, sin anemia, tan solo porque el paciente, equívocamente cree que las necesita y el médico, para seguir la corriente al enfermo, o aprovechándose del “efecto placebo”, omite informar que esas vitaminas que venden a precio de oro, se extraen nada más y nada menos que de las carnes, huevos, leche, frutas, verduras, mariscos, vísceras y otros alimentos que la gran mayoría de los enfermos incluyen en su alimentación diaria. La cultura de los pacientes les hace creer que las vitaminas mejoran el apetito, aumentan el vigor físico, reconstituyen el cerebro en los sujetos ansiosos, mejoran la memoria o la potencia sexual. Todas estas creencias son falsas, sin embargo el consumo de vitaminas es tremendamente exagerado con relación al costo beneficio. En la mayoría de los casos, es totalmente injusta la prescripción de vitaminas.

Injusto es también, proponer cirugías de vesícula, a pacientes con dolor abdominal tan solo porque el estudio de ultrasonido realizado por inexpertos en la materia, reporta lodo biliar, cuyo significado es que se trata de bilis espesa que no tiene porque producir dolor y por lo tanto no justifica el riesgo de una cirugía abdominal.

No es justo que a una mujer de 60 años de edad, tan solo por dolencias musculares probablemente por esfuerzo, le indiquen estrógenos y otras hormonas para la menopausia y la osteoporosis sin ser estas las causas de esas dolencias ya que la osteoporosis produce dolor en caso de complicarse con fracturas de huesos y la menopausia es una etapa normal de la vida que no debe enfocarse como enfermedad. Indicar hormonas puede causar hemorragias vaginales anormales que ponen en peligro la vida sin necesidad.

No es justo, en las personas de la tercera edad, atribuir todas las fracturas de cadera a la osteoporosis, ya que este cambio es normal con el envejecimiento, es la osteoporosis senil que ha estado presente desde el origen del hombre. Los ancianos se fracturan con mayor periodicidad por la sencilla razón de caerse con mas frecuencia que los jóvenes. Los reflejos de los ancianos obviamente son más lentos lo que, ante un tropezón, impide que estos adopten posiciones defensivas a la hora de caer como”matas de plátano” golpeándose precisamente la cadera. Para fines comerciales, se manipula a la sociedad haciéndola creer que tomando calcio, hormonas y otros fármacos, se evitan fracturas, como si estos medicamentos pudieran evitar los tropezones y las caídas de los pacientes.

Mucho muy injusto es además, que a sujetos con ligera elevación del azúcar por primera vez, dos o tres miligramos por encima de las cifras que el laboratorio especifica como límites normales, se les catalogue como diabéticos ya que para establecer este diagnóstico debe medirse el azúcar cuando menos en tres ocasiones diferentes con el fin de eliminar el posible error técnico de la medición del azúcar y así evitar el daño psicológico que se produce al establecer un diagnóstico que para algunos sujetos es tan dramático que hasta piensan en el suicidio.

También es injusto que a las pacientes a las que se les realiza la prueba de Papanicolau vaginal para determinar si existen células cancerosas, se les indique antibióticos, óvulos vaginales antinflamatorios, tan solo porque el citado estudio reporta “células inflamatorias” y “bacterias” sin que la paciente se queje de síntoma alguno vaginal como flujo, prurito o secreción anormal alguna, es decir sin datos de infección. El estudio de Papanicolau vaginal es para determinar si hay o no sospecha de cáncer, los datos de células inflamatorias y bacterias pueden ser normales en la vagina, la cual no es estéril y deben coexistir con datos clínicos francos de infección vaginal para justificar el tratamiento antibiótico. Prácticamente en todos los reportes de Papanicolau se reportan células inflamatorias y bacterias, sin que necesariamente se trate de una verdadera infección.

Otra injusticia que se comete con frecuencia es indicar antibióticos para infección de vías urinarias sin molestia alguna que sugiera infección, basándose exclusivamente en un estudio general de orina que reporta “bacterias positivas”, sin tomar en cuenta que puede tratarse de muestra contaminada por bacterias del frasco sin esterilización especial o si es contaminación de la propia orina a su paso por la uretra contaminada por las bacterias de la vagina o de la piel de los genitales de la paciente a la que no se le recomendó que se hiciese un aseo especial antes de la toma de la muestra, para evitar precisamente los reportes falsamente positivos de infección. Es más confiable, económico y menos nocivo solicitar un estudio que se llama urocultivo en un frasco estéril que debe proporcionar el laboratorio con la indicación de aseo genital previo. De esta forma es como se establece el diagnóstico de infección de vías urinarias y se pueden evitar tratamientos innecesarios y costosos, aunque uncultivo positivo no necesariamente afirma una infección urinaria activa.

Así de injustos podemos ser cuando no se tiene meticulosidad en el estudio de los enfermos. Riesgos del oficio….. en perjuicio de los pacientes, por supuesto.