Riñones viejos pero sanos

La mayoría de los problemas médicos se resuelven con los conocimientos fundamentales de medicina general. En otras palabras, el 80% de los problemas de corazón, de riñones, de aparato digestivo, respiratorio, músculo-esquelético, neurológico o del sistema endocrinológico los debe resolver un buen médico general.

El sistema político y económico y la enseñanza de la medicina, han encaminado a hacer creer a la gente que solo el especialista de los riñones, puede tratar a un infección de este órgano o que solo los cardiólogos pueden tratar y controlar correctamente la presión arterial o el gastroenterólogo una gastritis. Y los médicos también han aceptado esta premisa.

Es bueno contar con especialistas, duchos en su especialidad. Ni duda. Pero de ahí a que sean los únicos que pueden manejar correctamente los problemas médicos cotidianos, es un mito. Nadie es dueño exclusivo del conocimiento. Y esto creo que ningún médico general lo desmentiría y si así fuese, es loable si un médico general o especialista, reconoce que no es capaz de resolver una infección urinaria aguda leve, o una elevación ligera y no complicada de la presión arterial y deriva al enfermo con otro especialista, por su puesto sin mediar de por medio conflicto alguno de interés comercial, es decir, derivar enfermos a otro especialista porque este le recompensará con un porcentaje de sus honorarios con cargo al enfermo, por supuesto.

Hace unos 45 años era poco frecuente observar casos con insuficiencia renal crónica; la causa principal de esta lesión era la glomerulonefritis crónica, una enfermedad inflamatoria autoinmune que lesiona los filtros renales. Consiste en que los anticuerpos formados como defensa contra infecciones virales o bacterianas, se revierten en contra de nuestro cuerpo, dañando células sanas de los riñones y otros órganos. Hoy al haberse prolongado la vida de los diabéticos, la lesión renal crónica se debe al daño vascular, arterioesclerosis, de las arterias renales que conforman los glomérulos formados por una rica red arteriolar.

La causa más frecuente de insuficiencia renal crónica es pues, la glomeruloesclerosis renal, fenómeno frecuente con el avance de la edad y por la diabetes que acelera el proceso natural de obstrucción progresiva de arterias de diversos órganos.

Los síntomas principales de la insuficiencia renal crónica se deben a la elevación de urea y creatinina, derivados del metabolismo de las proteínas, a la retención de líquidos y a la anemia por deficiencia de eritropoyetina. También hay cambios en la concentración de líquidos y electrolitos como el calcio, potasio, sodio y cloro, pero estas alteraciones son más evidentes y nocivas en la insuficiencia renal aguda, poco frecuente.

Desde hace 45 años en la escuela nos enseñaron que la cantidad de orina en 24 horas y la cifra de creatinina en sangre, son las mejores guías para evaluar el estado funcional de los riñones.

La creatinina es un compuesto orgánico generado a partir de la degradación de la creatina, un nutriente útil para los músculos. La creatinina es un producto de desecho del metabolismo normal de los músculos y se produce en una forma más o menos constante, es decir, con pocas variaciones, por lo que es una medición de laboratorio sencilla, económica y muy práctica para evaluar el grado de filtración renal.

También desde la escuela de medicina, en fisiología básica, nos enseñaron que la depuración de creatinina, es una prueba más exacta, pero más compleja en su realización y más costosa. El aclaramiento o depuración renal de creatinina o cualquier otra sustancia, mide la cantidad de volumen de plasma que es completamente depurado o limpiado de esa sustancia en la unidad de tiempo. Para realizar la depuración de creatinina, hay que medir la creatinina en sangre y en la orina recolectada en 24 horas y hacer algunos cálculos matemáticos relacionados con el peso corporal, la superficie corporal la edad y otras variables, lo que la vuelve muy compleja costosa y poco práctica.

Normalmente, los riñones de adultos jóvenes depuran, limpian o aclaran aproximadamente de 120 a 130 mililitros por minuto por 1.73 metros cuadrados de superficie. Y aquí viene lo interesante, normalmente por la arterioesclerosis o glomeruloesclerosis de los filtros renales, esa depuración va disminuyendo progresivamente en 10 a 15 mililitros cada 10 años, hasta llegar a unos 50 mililitros, es decir, una merma de poco más del 50%, sin que se eleve la creatinina en sangre, sin retención de líquidos, es decir, sin ninguna molestia por esa disminución normal del 50% de la capacidad de aclaramiento renal.

Y aquí un llamado de atención a los lectores. Estoy viendo pacientes por demás sanos, con presión arterial normal, con creatinina sérica normal, menos de 1.2 miligramos, con depuración de creatinina 50, 60 o 70 mililitros por minuto, normal de acuerdo con la edad, tratados y considerados como insuficiencia renal, con un montón de tabletas de alfacetoanálogos, captopril para la presión arterial, “kiske” para proteger los riñones y con efectos tóxicos severos por exceso de esos medicamentos y viviendo el terror por la amenaza no de bombas, sino de diálisis, es decir, terrorismo con diálisis.

A los riñones sanos, los están enfermando, al encontrar alterada la prueba de aclaramiento de creatinina, alteración normal relacionada con la edad. Cuestión de enfoques y criterios para interpretar resultados de laboratorio.