¿Solucionan problemas los sedantes?

¿Cuales son los resultados de tomar sedantes por 5, 10, 15 o 20 años? ¿Están mejor las personas, que antes de haber empezado a tomarlos?

La mayoría de los pacientes con ingestión crónica de sedantes están o demasiado sedados, “bien quietecitos” y dependen de otras personas para cuidarlos y prevenir sobre todo las peligrosas caídas por los efectos nocivos psicomotores con pérdida de la coordinación, o continúan con sus manifestaciones de ansiedad principalmente con miedo continuo a dejar de tomar sus sedantes (al inicio tenían miedo a tomarlos), miedo a que no tengan a la mano esas pastillas, miedo a que se agoten en el mercado y miedo a no despertar si las toman. ¿Es saludable esta actitud miedosa crónica? La mayoría de ellos dicen que solo tomándolas se sienten bien, pero la realidad es contradictoria. Recordemos que los sedantes merman la capacidad cognitiva, la capacidad de reflexión. Alteran hasta la dinámica de la familia. Lo digo porque lo veo y esto no se menciona en los libros.

Mi punto de vista basada en la experiencia y las evidencias, me dicen que los sedantes no resuelven la esencia, la causa o el fondo del insomnio o la ansiedad. Si así fuese, podrían dejarlos por temporadas o definitivamente, sin problemas.

¿Los sedantes resuelven o controlan las causas reales del insomnio, la ansiedad o la depresión? Jamás. Ayudan a controlar algunas molestias de la ansiedad como el insomnio. Uno de los posibles errores de apreciación actual, es atribuir los síntomas de la ansiedad y depresión a cambios en la concentración exclusiva de los neurotransmisores: que si la dopamina, la adrenalina, la serotonina y otros. Y parcialmente es cierto: los síntomas de ansiedad y depresión tienen una representación biológica, es decir, material en los neurotransmisores. Pero, ¿Porqué se alteran las concentraciones de esas sustancias?. Aquí es donde la puerca tuerce el rabo. La mayoría de las veces por cambios en el ámbito psico social, es decir, por influencias externas, en el ambiente.

En general, las personas empezaron a ingerir sedantes, ya por prescripción médica o por automedicación, para darle una mala noticia a alguien, generalmente por la muerte brusca de un ser querido, o porque a un familiar le diagnosticaron cáncer mortal, o por que uno o dos días no puede dormir porque un hijo se fue a estudiar, o se va a casar, o se casó, o se divorció, o porque el esposo es alcohólico y maltrata física o emocionalmente a la familia, o porque el esposo llegó oliendo a leña de otro hogar, y porque no, porque la mujer le puso el cuerno. Por falta de trabajo o por exceso de trabajo, porque no hay “moni” o porque tienen mucho dinero. ¡Pretextos mil! Los pacientes buscan alivio a sus miedos, los médicos recetan sedantes para el miedo y producen otros miedos, sin eliminar el miedo original. Circulo vicioso por prescripción médica.

Los problemas de vida como los mencionados no se resuelven con farmacia, sino con actitudes y decisiones personales de superación hacia esos cambios existenciales y de relaciones humanas. Son gajes del oficio de estar vivo. Si una persona no puede conciliar el sueño por alguna preocupación, conviene alguna actividad nocturna que valga la pena y en el cual se obtenga un beneficio positivo en lo económico o en lo emocional. Mal negocio es permanecer despierto en la cama repitiendo lo mismo en forma constante sin decidir acciones para el día siguiente o sin llevarlas a cabo. Tres o cuatro noches de resistir el insomnio, seguramente la fisiología humana nos hará dormir para recuperar las horas de insomnio y la energía invertida en ese trance. No lo crea, hágalo.

Más claro, la mayoría de esos problemas y esos síntomas se resolverían sin sedantes, al ingerir éstos, se rompe el ciclo normal de adaptación al estrés y se hacen dependientes. Forzar el sueño con sedantes es forzar la naturaleza, es nocivo con el tiempo. Esto lo estudió Hans Selye hace muchos años al disecar las reacciones de estrés y más recientemente, la tanatóloga Dra. Kubbler Ross al analizar las etapas del duelo, confirma la capacidad innata de nuestro cuerpo para adaptarse al continuo devenir de nuestras existencia.

Así arrancan todas las adicciones, forzando al cerebro para dormir, cuando no quiere dormir, o forzándolo a despertar cuando quiere dormir. Es la insatisfacción paradójica del ser humano cuando no entiende la naturaleza: se queja si no duerme, se queja si duerme mucho. La naturaleza tiene ciclos, nuestro cuerpo en armonía con la naturaleza, también. El humano se queja si hace mucho calor, pero también del frío. Esta insatisfecho si no llueve, al igual que si llueve. Se queja si sopla el viento y se queja durante “las calmas chichas de la canícula”. Posiblemente más de un lector desmienta lo dicho.

¿Los sedantes resuelven los problemas de vida? Los lectores, adictos o no, tienen la respuesta. Mi experiencia práctica me dice que no. Por lo anterior es recomendable recurrir a otras estrategias psicosociales, y utilizar los sedantes o antidepresivos como apoyo, en algunos casos y por