Depresión y psoriasis.

Hace unos treinta años, ya llovió, a Kiskesabe, casi lo tildó de loco, una paciente con psoriasis que le afectaba un 80 a 90 % de su cuerpo. Se le ocurrió decirle a la paciente que probablemente su psoriasis tenía relación con sus nervios, con ansiedad.

_Eso no puede ser, míreme doctor Kiske, esta lesión de la piel me molesta mucho y aquí la tengo como va a ser de los nervios. Yo no estoy fingiendo ni me estoy haciendo la enferma. _Expuso ofuscada, casi ofendida en su dignidad, por el atrevimiento de Kiskesabe.

_Si acaso la ofendí, perdón. _Dijo Kiskesabe. _Pero de ninguna manera se me ocurre pensar que está fingiendo, porque no estoy negando sus lesiones en la piel que son incuestionables. Le explicaré porque le dije de esta lesión en relación con sus nervios. _Dijo Kiskesabe, tratando de lavar la afrenta.

_Bueno. Es que desde hace tres años ya he consultado a muchos dermatólogos, incluso fui a los dos centros dermatológicos de México y me han dado muchos tratamientos y yo no he logrado una mejoría notable. Ya estoy chocada y no se que hacer. Me dijeron que usted es mi esperanza para este problema, y ahora usted me dice que son mis nervios, si no estoy loca doctor Kiskesabe. _Remató la enferma como queriendo pelear con Kiskesabe.

_Pero mamá. _Intervino su hija que la acompañaba y que había permanecido a la expectativa pero con mucha atención a Kiskesabe. _El Doctor no te ha dicho que estás loca, él dice que son tus nervios y acuérdate que yo te he dicho que esto apareció después de que encarcelaron a mi hermano y ya te dije que te fueras conmigo a mi casa para que te olvides un poco de ese problema. Yo vivo en otra ciudad. _Continuó la hija, dirigiéndose a Kiskesabe muy analítica del problema. Yo la he acompañado a las consultas a México y con más de diez dermatólogos que la han visto y ninguno nos ha dicho a que se puede deber esta enfermedad, no más nos dan un montón de pomadas y que con eso se va a componer. A veces hay alguna mejoría, pero yo he notado que aumenta cuando está más preocupada y enojada. Usted es el primero que piensa que es por preocupaciones.

El director de uno de los centros dermatológicos de México al que consultó esta paciente, fue maestro de Kiskesabe allá por 1974, le enseñó algunas cosas de dermatología, pero no recuerda alguna enseñanza sobre la influencia del sistema nervioso en las lesiones de piel. Esto Kiskesabe lo aprendió en la práctica y observación personal.

La hija de la enferma reafirmó la opinión de Kiskesabe y de ello se aprovechó para explicar con más amplitud como la ansiedad puede alterar el funcionamiento de la piel y enfermarse. Nuestra piel esta tachonada de sensores, al calor, al frío, a la presión, a los cambios de temperatura y además, tiene sensores sensibles a los cambios en las hormonas de todo tipo, incluyendo las sexuales, la adrenalina (hormona del estrés) la serotonina (hormona de la depresión) y otras. Las preocupaciones liberan esas sustancias. Esos sensores reaccionan alterando la fisiología normal de la piel provocando comezón, ardor o ronchas, o urticaria que se confunde con alergia a alimentos. Afortunadamente, con la orientación de Kiskesabe y el apoyo de su hija, la hija de la enferma, finalmente se convenció de la posible relación entre la psoriasis y la depresión nerviosa provocada por la pérdida de la libertad de un ser querido.

Se inició tratamiento con un antidepresivo tricíclico de los viejitos, ya conocidos por Kiskesabe y en ese tiempo estaba en su apogeo la invasión del prozac y los nuevos antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina.

Con ese medicamento hubo también una mejoría mínima al principio, pero no convincente.

_Tome en cuenta la oferta de su hija de irse con ella y alejarse un poco de su grave problema._ Sugirió Kiskesabe con sutileza, un par de consultas después. _No malgaste su dinero conmigo. Pudiera ser que esto la ayude más que todos los “menjurjes” que se ha aplicado y mejor que la pastillita esta de antidepresivo que le estoy recetando y con la cual ya usted está viendo algo de mejoría. _Recomendó Kiskesabe, recordando que un médico, debe contar con un poco de músico, poeta y loco. Y entre las locuras de Kiskesabe, ya había visto otros casos de psoriasis relacionada con estados depresivos y de ansiedad, con mejoría, siempre y cuando lograra convencer a los enfermos de esa relación entre ansiedad y algunas enfermedades de la piel.

Finalmente, la enferma tomó en cuenta a su hija. Se alejó, siguió con el antidepresivo a dosis mínima de una tableta, más como placebo, y seis meses después su cuerpo estaba limpio de psoriasis casi al cien por ciento. Pero al regresar recayó, se volvió a alejar y la psoriasis desaparecía sin el antidepresivo.

Esta enferma hace más de 30 años, aprendió la lección que en un artículo reciente, se publica como novedoso. Veamos.

Un estudio actualizado sobre la depresión (septiembre 2015) de la revista Dermatology, del Dr. Roger Ho y colaboradores, de la Escuela de Medicina de Nueva York, reza: La psoriasis y la depresión con frecuencia van de la mano, aunque la investigación no prueba que una provoque a la otra.

Los pacientes con psoriasis, una lesión descamativa de la piel con frecuencia resulta deformante estéticamente, con riesgo elevado de depresión. Sugiere esa investigación reciente.

El riesgo de depresión en estos casos puede agravarse por el impacto que causa en la autoestima de la personas que la padecen, sobre todo en la sensible y femenina vanidad de la mujer.

La psoriasis provoca manchas rojas elevadas en la piel, cubiertas con escamas de un color blanco plateado. Aparece en el cuero cabelludo, los codos, las rodillas, la parte inferior de la espalda, las manos los pies y hasta alrededor del “culete”, como dicen los españoles.

Los investigadores estudiaron unos 12 mil hombres y mujeres de los 18 años de edad en adelante y se encontró psoriasis en el 3% y depresión mayor en el 8% de ellos y un 17% de los pacientes con psoriasis también presentaban depresión.

Aunque no pudieron determinar que fue primero, si la depresión o la psoriasis, ni si una causa a la otra, el equipo de investigadores concluyó que tener psoriasis se asocia significativamente con depresión. También observaron que los pacientes deprimidos con psoriasis eran más propensos a tener un deterioro funcional que los deprimidos sin psoriasis.

Finalmente, no importa que fue primero, si el huevo o la gallina; los huevos o el pollo frito, con enchiladas y una “cheve”, son muy ricos. Si una persona mejora de su psoriasis y su depresión al mínimo costo y riesgo, no importa que fue primero, si la psoriasis o la depresión.