Controversias en insomnio.

Leyendo La Opinión (7 oct. 15) aparece una nota interesante: 65% de la gente no se trata el insomnio. Reza la cabeza de nota. Es una encuesta de la clínica del Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría, cuyo director es Alejandro Jiménez Genchi. Pero, no se mencionan los criterios para diagnosticar insomnio. Ya habíamos comentado que el promedio de sueño es de unas 7 horas en 24 horas con variaciones de 5 a 9 en un adulto mayor. A mayor edad, menor cantidad de sueño. Más claro, si una persona duerme menos de 5 horas diarias, tiene riesgo de presentar los síntomas nocivos del insomnio, pero en general, durmiendo más de 5 horas, no hay consecuencias nocivas. Estos son conceptos de fisiología humana básica. Me consta en la práctica. Esto no aparece en los libros de patología, porque se basan en estudios de laboratorio y de las clínicas del sueño experimentales, con circunstancias muy, pero muy diferentes a la práctica clínica cotidiana de la vida real de las personas.

La misma nota dice que el 65% de las personas no recibe tratamiento porque no le da importancia y considera que es originado por algún otro factor, sin darse cuenta que el insomnio, como tal es una enfermedad. Yo deduzco, si una persona no busca atención por insomnio, seguramente es porque no se siente mal y si no se siente mal durmiendo 5 horas, pues no tiene porque buscar a un médico, si lo hace sintiéndose bien, puede ser que lo ataque una enfermedad llamada doctor.

Lo que he leído (Medicina Interna de Harrison) es que el insomnio es un trastorno del sueño, no enfermedad, provocado por muchos factores, principalmente psicosociales o por la presencia de otras enfermedades de diferentes órganos, incluyendo el cerebro. Y esto es lo que me consta en relación a mi experiencia personal de médico clínico.

El insomnio, el colesterol alto, la osteoporosis, la presión arterial alta, el embarazo, la menopausia y la “vejentud”, no son enfermedades como entidades nosológicas definidas, son: o etapas normales de la vida o síntomas o signos de cambios fisiológicos normales o de otras enfermedades. Una presión de 150/110 o más, por primera vez, no es enfermedad, si se presenta en forma aislada coincidiendo con alguna preocupación, sin datos de sufrimiento agudo de corazón o cerebro, y si a esa persona nunca antes le había subido la presión y por lo mismo, no amerita tratamiento de la presión, sino vigilar si se mantiene elevada en el tiempo y tratar la ansiedad, es decir la causa de la elevación abrupta y no necesariamente con fármacos, mucho menos, tratamiento prolongado, ni para toda la vida. Igualmente, si una persona tiene insomnio, durmiendo 3 0 4 horas por unos tres días, por alguna preocupación de su vida, no es válido etiquetarlo como enfermo. Si este insomnio severo se prolonga por más tiempo y provoca alteraciones mentales propias del insomnio que interfieren con su calidad de vida, conviene sedarlo por tiempo corto mientras se adapta o resuelve los conflictos causales del insomnio.

Si la fisiología normal dice que bastan 5 horas de sueño al día para mantener el equilibrio y ahora las clínicas del sueño nos dicen que son necesarias 7 a 8 horas, probablemente está sucediendo lo que sucedió con el colesterol, de 300 miligramos normales hace 30 años, bajaron la cifra a 200. Así aumentan los “enfermos de colesterol” y aumentan las ventas de medicamentos para el colesterol. ¿Será posible que por decreto médico los psiquiatras o médicos a cargo de las clínicas del sueño hayan aumentado de 5 a 7 horas el criterio para diagnosticar insomnio y de esa forma etiquetar a personas sanas, como enfermas de insomnio y venderles sedantes y otras lindezas fantasiosas? Por cierto, Kiskesabe duerme un promedio, precisamente de 5 a 6 horas, sin problema alguno y sin tomar sedantes.

En esa nota se menciona que el insomnio se presenta en un 90% de las personas deprimidas y en esto si coincido y es trascendente, porque precisamente, lo que he observado, es que la mayoría de las personas tratadas con sedantes (depresores), predominan y padecen los síntomas de depresión, siendo uno de los principales, los trastornos del sueño, principalmente insomnio. De ahí lo contradictorio de tratar a un deprimido con sedantes: lo hacen dormir relativamente bien por algunas horas, pero los mantienen hundidos en el tobogán de la depresión.

Así, los lectores de La Opinión, tienen puntos de vista diferentes, algunos; otros coincidentes y cada uno decide con que opinión se queda.

Por cierto, aunque la nota no tiene crédito, en la encuesta del insomnio, aparece el director de la Clínica del Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría, Alejandro Jiménez Genchi y el laboratorio Sanofi-Aventis. ¿Habrá conflicto de interés comercial en esa encuesta?

Coincido en las recomendaciones de higiene del sueño: despertarse a la misma hora todos los días, evitar siestas durante el día, no realizar ejercicio de noche, si no puede conciliar el sueño durante 15 o 20 minutos, mejor salga de la cama y realice alguna actividad de distracción. En esa nota dice que la cama solo debe utilizarse para dormir. De acuerdo. Pero, le faltó decir al director de la clínica del sueño, que la cama también sirve para realizar actividades sexuales. ¿Será porque en la clínica del sueño los vigilan como en Big Brother?

Por otra parte, las encuesta, como forma de investigación clínica, tiene un mínimo de rigor científico y se presta a conclusiones tendenciosas, aunque pueda aportar algunos datos que nos pueden ayudar pata atender a nuestros pacientes, según las deducciones lógicas de quien las hace y quien las lee.

Médicos y pacientes debemos se cuidadosos con lo que consultamos al Dr. Google

Aclaración: en esta columna de La Opinión, de Una Enfermedad llamada Doctor, no hay conflicto alguno de interés comercial.