Benzodiazepinas o «mensodiazepinas».
Un sedante disminuye la actividad, modera la excitación y tranquiliza en general a la persona que lo recibe. Más claro: deprimen el sistema nervioso. Atención: si a una persona le dicen, siente y está deprimida, parece incongruente que ingiera sedantes. ¡Digo!
Las benzodiazepinas son sedantes de amplio uso a nivel mundial. Además, existen diversas enfermedades en las que se utilizan cotidianamente decenas de fármacos con efectos sedantes colaterales como los antihistamínicos y antidepresivos, por mencionar algunos.
No se puede dejar de mencionar a una sustancia de amplio uso a nivel mundial, también con efectos sedantes e incluso hasta el grado de anestesia general que no tienen las benzodiazepinas. Este sedante no se prescribe como fármaco, pero lo ingieren sanos o enfermos, pobres y ricos, blancos o negros, creyentes o ateos, me refiero al alcohol en sus diversas presentaciones, cerveza, ron o brandy, vodka o “güisqui”.
Y como nos canta Pepe “Jarra” recordando a Álvaro Carrillo: como se lleva un lunar, todos podemos una mancha llevar, en este mundo tan profano, quien muere abstemio no ha sido humano.
Inmenso es algo sin (in) limite y menso es alguien limitado. Menso proviene del latín vulgar mensus, y se usa para designar a quien se le ha tomado la medida y puede tomársele el pelo fácilmente. La Real Academia de la Lengua dice que menso es sinónimo de tonto. Se deduce fácilmente la definición de menso en el diccionario de la Lengua de Alvarado.
Ojo: los sedantes pueden convertir a una persona en inmenso, sin la IN.
Lorazepam (ativan), triazolam (halción), flunitrazepam (rohypnol, nocte), alprazolam (tafil, neupax), diazepam (valium) bromazepam (lexotan) brotizolam (lindormin) clobazam (frisium) clorazepam (rivotril) cloracepato (tranxene) clordiazepoxido (librax) midazolam (dormicum). Todos estos fármacos de uso frecuente, son derivados de las benzodiazepinas. En este mundo tan ansioso, quien muere sin tomar benzodiazepinas, no es humano diría Pepe Jarra. Y si algún médico no ha recetado benzo o menzodiazepinas, (las benzodiazepinas “amensan”), no es de este mundo.
Todas las benzodiazepinas mencionadas tienen los mismos efectos benéficos y nocivos. La diferencia estriba en la intensidad de sus acciones, la duración de su acción, el tiempo de inicio de sus efectos, lo que depende de la velocidad de absorción y de su eliminación.
Todas las acciones de las benzodiazepinas se producen, virtualmente, por acciones de estos fármacos en el sistema nervioso central, coordinador de todas las funciones corporales y de todos los órganos de nuestro cuerpo. Con esto podemos deducir los efectos nocivos en todos nuestros órganos y funciones.
Los efectos más relevantes son sedación (depresión) disminución de la ansiedad, relajación muscular, amnesia anterógrada y actividad anticonvulsiva.
¿Porqué existe una inmensidad de personas deprimidas tomando depresores del sistema nervioso, es decir, sedantes, prescritos por diversos especialistas, principalmente los psiquiatras?
La amnesia anterógrada es un tipo de amnesia (pérdida de memoria) donde los nuevos acontecimientos no se guardan en la memoria a largo plazo (disco duro), es decir, la persona afectada no es capaz de recordar algo, si deja de prestarle atención unos segundos. Más claro, son las lagunas mentales que se presentan durante una “guarapeta”. En alcohólicos anónimos se denomina palimpsesto a estas lagunas mentales.
Palimpsesto deriva del latín palimpsestus y se define como una tablilla antigua en que se podía borrar lo escrito para volver a escribir. Ahora podemos entender que el cerebro de los alcohólicos borra los efectos de la borrachera, para volver a libar. ¡Sabia naturaleza! Por esto los adictos al alcohol, siempre tienen pretextos para seguir libando: ¡cure la cruda siga chupando! Al fin y al cabo el cerebro borra las “mensadas” cometidas durante la intoxicación aguda.
Fórmula matemática: sedantes + alcohol= parranda barata + cruda espantosa.
La mayoría de los enfermos que ingieren benzodiazepinas a corto o largo plazo, presentan en grado variable, los diversos efectos adversos, colaterales o molestos, dependiendo de la dosis y el tiempo de su ingestión y de la sensibilidad de cada persona. Esos efectos adversos, se pueden comparar a las manifestaciones de la cruda o resaca después de una parranda.
En la práctica clínica cotidiana las personas que ingieren alguno o varios de los sedantes mencionados presentan en grado variable aturdimiento mental, laxitud, reacciones lentas a estímulos cerebrales, incoordinación motora facilitando caídas, trastornos de las funciones mentales y motoras diversas, confusión y amnesia, deficiente concentración para diversas actividades.
Cotidianamente observo personas adictas a los sedantes, algunas han sufrido caídas con fracturas graves de cadera, contusiones en la cabeza con heridas cortantes y hemorragias cerebrales (hematoma subdural). La calidad de vida emocional de estas personas es muy mala, se vuelven obsesivas, temerosas si no tienen a la vista sus pastillas sedantes, entran en crisis de desesperación tan solo con decirles que conviene disminuir la dosis y es sumamente complicado convencerlas de la conveniencia de ir reduciendo la dosis progresivamente.
Y en los tiempos actuales, en pacientes que ingieren múltiples medicamentos, hecho muy frecuente, se combinan los efectos sedantes de las benzodiazepinas, a los efectos sedantes de fármacos asociados, prescritos por diversos especialistas que atienden al mismo enfermo. Los médicos estamos cometiendo el error de magnificar los efectos benéficos de los fármacos que prescribimos, sin advertir ni tomar en cuenta los efectos nocivos, que se multiplican al ingerir otros fármacos con los que interactúan, allá muy en las entrañas de nuestras maravillosas células de todo nuestro cuerpo, ya que no existe ningún fármaco que actué selectivamente en un solo órgano, como hacen creer a los enfermos, muchos especialistas, muy buenos y muy especialistas.
Finalmente, los problemas psicosomáticos son la causa más frecuente de consulta en medicina general, medicina interna y todas las especialidades. Personalmente, por recordar, en lo que va del año actual, he entrevisto a muchos pacientes con trastornos de este tipo, he prescrito sedantes “mensodiazepínicos” de primera vez a unos cuatro o cinco enfermos. Sí, he expedido más recetas con sedantes a personas que ya son dependientes de estos fármacos. En una consulta médica, no es posible sensibilizar, mucho menos desintoxicar a un adicto. Esto requiere estrategias de terapia sistémica emocional y principalmente que el adicto reconozca que es adicto a los sedantes y que reconozca que esa adicción le esta provocando daños y en realidad no resolvió el problema por el cual ingirió por primera vez el fármaco.
Recordemos el caso clínico mencionado en entrega previa: empezó con una dosis mínima de un sedante para dormir, varios años después sufre y solicita más sedantes para dormir, quejándose de insomnio a pesar de que duerme más de 8 horas al día. Este fenómeno es muy frecuente, los adictos pierden cierta capacidad de reflexión para comprender su problema.