No hacer 3.

NO PRESCRIBIR antibióticos en las bacteriurias asintomáticas, muy frecuentes, principalmente en mujeres menopáusicas, diabéticos, ancianos, personas con lesión medular espinal, en pacientes con sondas vesicales permanentes, entre otros.

¿Qué es bacteriuria asintomática? Es el aislamiento de bacterias presentes y cuantificadas en sucesivas muestras de orina, adecuadamente recogida, de una persona sin ningún síntoma o signo de infección de vías urinarias: fiebre, dolor lumbar o vesical, ardor para orinar, urgencia para orinar, sangre en la orina y aumento de la frecuencias de las micciones, con eritrocitos y leucocitos normales en examen general de orina

En la consulta clínica estos casos son muy frecuentes, provocando múltiples tratamientos y desesperación en los pacientes y obviamente, reflejan la desesperación de los médicos. Si esas personas no tienen síntomas urinarios, ya se prescribieron múltiples antibióticos y el recuento de bacterias en urocultivo sigue presente, y el examen general de orina no muestra aumento de eritrocitos y leucocitos, no se debe seguir insistiendo en esterilizar esa orina puesto que no está provocando ningún síntoma.

La Escherichia coli es la principal bacteria presente en un 95% de los casos de infección de vías urinarias, tiene una característica especial de resistencia bacteriana, se adhiere o se protege y se mantiene en la mucosa de las vías urinarias, sin que los antibióticos las eliminen, pero se mantienen sin invadir el cuerpo, el cual se defiende con diversos mecanismos inmunológicos o físico-químicos.

La conducta en estos casos es vigilancia y prescribir antibióticos si aparecen síntomas clínicos.

Lamentablemente, en estos tiempos de medicalización social, consumo superfluo de medicamentos, se cae en el error de tratar cualquier alteración de laboratorio por mínima que sea, no tan solo la bacteriuria asintomática, sino incluso pacientes asintomáticos urinarios, con cultivo de orina negativo, es decir sin bacterias demostrables, pero con presencia de unos 8 a 10 leucocitos en un examen general de orina, cifra por demás normal y explicable no por infección urinaria, sino por posible y casi segura contaminación de las secreciones vaginales.

Debemos ser prudentes en estos casos y evitar el abuso de antibióticos y de esa forma prevenir las resistencias bacterianas.

NO PRESCRIBIR, en forma sistemática, medicamentos para disminuir el colesterol ante cualquier elevación y mucho menos en personas de 75 años o más.

Las primeras recomendaciones son: corroborar la elevación en varias mediciones en el tiempo para confirmar si se mantiene elevado, mantenerse en el peso ideal y hacer ejercicio regular, si con esas medidas no disminuye, se recurre a los fármacos pues se ha confirmado que son benéficos para los pacientes que ya han manifestado enfermedad coronaria y a largo plazo para las personas que todavía están libres de daño coronario.

Pero, no hay evidencia de que las personas de 70 o 75 años o más, la reducción del colesterol reduzca la mortalidad por otras causas, ni reduce la mortalidad por cardiopatía coronaria o las hospitalizaciones por infarto cardíaco. Es decir, la relación riesgo beneficio, todavía es menos favorable en pacientes mayores a 80 años en el que además aumentan los problemas asociados al tratamiento con estatinas para el colesterol: deterioro cognitivo, caídas, neuropatía y daño muscular.

¿Qué sucede en la realidad actual?

Un día, por debilidad muscular, me trajeron en silla de ruedas a un hombre de “la edad del viagra”, 90 años, por un colesterol de 210, le prescribieron dos medicamentos lipitor de 80 miligramos y bezafibrato de 600. La debilidad se desencadenó unos días después de empezar a ingerirlos y se recuperó y “andó”, mejor dicho “anduvo un poco apendejao”, pero logró recuperarse por completo, de los efectos nocivos de esa dosis sumamente excesiva e innecesaria.

A esta edad, Kiskesabe ya no recomienda el tratamiento para el colesterol, porque si llegó a 90 años, me refiero al paciente, es porque es y fue un hombre sano. El daño del colesterol es diez o 15 años después de permanecer elevado en forma constante muy por encima de los valores normales, era en la cual probablemente Kiskesabe y este hombre ya no existan, salvo raras excepciones.

Hace 40 años el colesterol normal, según los expertos de aquel tiempo, era de 300 miligramos; los expertos de hace unos 30 años determinaron que lo normal era de 250 y en las últimas dos décadas, descendieron “por decreto” a 200 miligramos la cifra normal.

Con todo lo anterior ¿Es razonable prescribir dosis excesivas de medicamentos con 210 miligramos, es decir, con un 5% de elevación? ¿Qué daño podrían causar 10 miligramos de colesterol a una persona en plena edad del viagra? ¡Digo! En estos días Kiskesabe vio a un paciente a quien hace unos 15 años le encontró 850 miligramos de colesterol y 2000 miligramos de triglicéridos.

       ¡Ah! Y con cierta frecuencia Kiskesabe y este paciente, archivan entre pecho y espalda, dos o tres “alipuses” acompañados de rica botana ya de carnitas de cerdo, barbacoa de res y es posible que hasta de “perrocoa” ¿Qué les parece?