Corazón y presión arterial.

Ninguna enfermedad del corazón eleva o sube la presión arterial. Presión alta no es sinónimo de enfermedad del corazón.

¿Lo lee y no lo cree?

El 95% de las personas con presión elevada se debe a estrés nervioso de origen emocional o físico y con predisposición personal. Un 3.5% se debe a enfermedades renales, un 1% a raras enfermedades hormonales y un 0.5% de casos con presión alta se debe a medicamentos como la píldora anticonceptiva, derivados de la cortisona o la ingestión de analgésicos.

La presión alta depende en si del sistema nervioso autónomo, simpático y parasinpático y de un sistema químico llamado sistema renina-angiotensina-aldosterona en el que participan principalmente los riñones y las glándulas adrenales o suprarrenales

Ningún libro de texto de cardiología o medicina interna relaciona presión alta con alguna enfermedad del corazón.

¿Por qué la gente, apenas le dicen que su presión es mayor a 120/80 ya está pensando en un paro cardíaco y con un pie en una agencia fúnebre?

Tengo frente a mis ojos una reciente edición de cardiología editada por mexicanos, en el capítulo de hipertensión arterial hay un cuadro de las causas, mencionan unas 55 enfermedades y ni una de ellas tiene relación con enfermedad del corazón.

Comparo esta lista de las posible causas de presión alta con otro libro extenso de cardiología, el Braunwald de 1985, la lista de enfermedades es semejante y tampoco hay mención alguna de lesión cardiaca que provoque elevación de la presión.

No hay nada nuevo en cuanto a las causas de hipertensión en estos dos libros de texto.

Reviso un artículo reciente de la facultad de medicina de la UNAM, publicado por un connotado cardiólogo mexicano y en relación a las causas de hipertensión arterial no hay nada nuevo en comparación a los libros de texto mencionados. No se menciona ninguna enfermedad directa del corazón como causa de presión arterial.

Luego entonces: ¿Por qué la gente cree que presión alta es igual a enfermedad del corazón?

Ya decíamos que el 95% de la presión alta se debe a una relación entre sistema nervioso y el sistema químico hormonal renina-angiotensina-aldosterona y en el que en nada participa el corazón como tal, y que el resto es secundaria a enfermedades renales (3.5 %) como la glomerulonefritis aguda o crónica, nefropatía diabética y pielonefritis crónica, y menos frecuentemente la estenosis congénita de arterial renal. La presión alta de origen endocrino (1%) se debe a rarísimos casos de síndrome de Cushing, aldosteronismo primario y feocromocitoma de la glándula suprarrenal y en un 0.5% a otras causas como medicamentos (anticonceptivos y derivados de la cortisona), eclampsia del embarazo, quemaduras y estenosis congénita de aorta.

Como vemos: para nada se menciona al corazón como causa de hipertensión arterial o presión alta.

¿Por qué diabólica razón la gente se aterroriza pensando que está gravemente enferma del corazón ante la “más mínima” elevación de la presión arterial por encima de 120/80, si no existe ninguna evidencia de que un corazón enfermo eleve la presión arterial?

Parecer ser que por una bien “informada desinformación” y distorsión de la realidad. Los mitos surgen de usos y costumbres y una mentira se construye como verdad repitiéndola un millón de veces A las pruebas nos remitimos. Pero, que conste, este es solo un punto de vista, sujeto de ser cuestionado.

Cardiólogos, internistas (excepto Kiskesabe) médicos generales en cualquier foro médico o no médico y Lolita la de la tele, en la prensa y la radio, se repite hasta la saciedad que la hipertensión es el enemigo silencioso número uno y que en el mundo mueren 25 millones de personas al año por enfermedad de las coronarias. Con esto han creado un mito, por demás, aterrorizador.

Ocultan tendenciosamente datos relevantes que derrumban ese mito:

En el mundo hay poco más de 7 mil millones de habitantes y 25 millones de muertos del corazón representan menos del 0.5% y tomando en cuenta que la gente, forzosamente tiene que morir de algo, esa mortandad, podría considerarse como normal. En lo personal, como ser mortal y como médico, no me alarma esa cifra de muertos. Se alarma a la sociedad ante el acortamiento de la cantidad de vida ante la por demás, obligada presencia de la muerte, en vez de concentrarnos en la calidad de vida física y emocional, la cual es pésima ante ese miedo injustificado. No hay porque temerle a la muerte, sino a la “morida”, es decir, la forma de morir.

Otro dato que no se dice abiertamente. La presión alta es un factor de riesgo, ni necesario ni obligado para arterioesclerosis (endurecimiento u obstrucción arterial) con cifras por encima de 150/110 pero NO INMEDIATO, sino A LARGO PLAZO, por 10 o más años, sin vigilancia y sin tratamiento.

¿Alguien ha escuchado esta información?

¿Para qué exagerar el miedo por la presión alta si en ese lapso podemos morir por alguna otra causa? ¿Vale la pena vivir aterrorizado por las cifras de presión arterial si no es una verdadera causa de muerte inmediata?

Ya alguna vez comenté que en los últimos cuarenta certificados de defunción que firmé en los últimos dos años, en adultos mayores de 55 años, ninguno padecía de presión alta y solo uno murió de infarto del corazón. Y que conste, los médicos generales y los internistas somos los que más expedimos certificados de defunción, exceptuando a los médicos forenses, cuyos certificados de defunción son principalmente por muertes violentas y que conste, dentro de mis peripecias en este perro mundo, alguna vez fingí, digo, fungí, como médico forense durante un año.

Los que mueren de infarto cardíaco, trombosis o hemorragia cerebrales es porque ya tienen obstrucción arterial al flujo de sangre y eso sucede muy lentamente en forma constante independientemente de la presión arterial alta o normal, colesterol o triglicéridos elevados o normales, ser obeso o delgado, fumar o no fumar.

La arterioesclerosis es un proceso normal propio del envejecimiento y uno empieza a envejecer desde que nace, con o sin los factores de riesgo tan publicitados y cada individuo tiene características genéticas para envejecer y muy personales para morir y de qué va a morir y eso no es posible descubrirlo antes de que la huesuda se lleve nuestras miserias.

Finalmente, no hay porqué tenerle terror inmediato a la presión arterial elevada. ¿Precaución? Claro que sí. Hay que vivir con prudencia.