El negocio de las vitaminas.

Las vitaminas y minerales son esenciales para mantener la salud. Cada una tiene su función en nuestro cuerpo. Una alimentación balanceada nos ofrece las vitaminas y minerales que necesitamos a diario. Pero existe una tendencia cada vez más creciente a consumirlas en tabletas o pastillas, sin supervisión médica, creyendo que de esta forma estarán más saludables y mejor protegidos contra diversas enfermedades como el cáncer.

Según cifras estimadas, más de la mitad de los adultos en USA toman vitaminas y minerales y otros complementos. Este gran grupo de consumidores invierte de 12 a 15 mil millones de dólares anuales.

Este fenómeno económico y cultural ya esta presente en nuestro país y el Dr. Vita Amino es el principal promotor de esta actitud consumista en vitaminas. Un gran porcentaje de las recetas diarias contiene indicada alguna presentación comercial de vitaminas y en muchas ocasiones hasta dos o tres en la misma receta, la mayoría de esas prescripciones completamente superfluas. En otras palabras, son los médicos los principales responsables de esas cultura consumista de vitaminas. Ellos propician que las personas se automediquen con vitaminas.

Hay diversos estudios, nada difundidos al público, sugiriendo que la mayoría de esas sustancias ofrecen pocos o nulos beneficios a la salud.

Un grupo de investigadores de las universidades de Eastern Finland, en Finlandia y de Minnesota en USA, encontró que el uso de multivitaminas y complementos de vitaminas y minerales puede estar asociado a un mayor riesgo de muerte prematura, especialmente entre las mujeres de edad postmenopáusica que tomaban hierro.

Lo anterior no significa que los médicos no prescriban hierro y vitaminas, sino que la prescripción debe ser justificada, razonada y supervisada. Muchas personas las ingieren diariamente y por años, sin necesidad.

Un editorial del 2009 en el Journal of the National Cancer Institute, destacó que la mayoría de los estudios relacionados con las vitaminas no demostraron beneficios en casos de cáncer y sí, hubo daños inesperados, incluso los que tomaron antioxidantes. Dos estudios sugieren que el beta caroteno de las frutas y verduras como la zanahoria, y recetado indiscriminadamente en oftalmología como vitamina A, aumenta la frecuencia de cáncer del pulmón. Otro estudio sugirió un riesgo mayor de pólipos precancerosos en personas que tomaban ácido fólico, muy de moda en el presente, sobre todo para embarazadas.

Otros estudios sugieren que la vitamina C parece proteger a células sanas y también a las cancerosas.

Ninguna vitamina estimula el apetito, ni aumenta la fuerza para seguir trabajando, ni aumentan las defensas para las infecciones como la gripe, ni calma los nervios y ni mejoran la memoria o el funcionamiento cerebral.

Comercialmente mezclan vitaminas con ciproheptadina por ejemplo. Esta antigua sustancia que se utilizó inicialmente, hace varias décadas, para el control de urticaria, tos y rinitis (periactin), es un antihistamínico. Tiene un efecto directo en el cerebro, es sedante, provoca somnolencia y depresión. Se ha mezclado con hierro y vitaminas y se le prescribe a niños dizque para estimular el apetito. No ha sido aprobado por la FDA, Fud and Drug Administration de USA, como estimulante del apetito y mucho menos en niños menores de dos años, no se ha probado su eficacia. Sin embargo, en nuestro país se continúa utilizando con este fin, incluso en niños menores de dos años.

Por otra parte, las vitaminas se mezclan con tranquilizantes del sistema nerviosos y la gente cree que sirven para dormir. Las mezclan con derivados de la cortisona y con antirreumáticos y creen que sirven para calmar el dolor. Las combinan con antidepresivos, con antialérgicos y el colmo, hay una presentación de vitaminas y minerales con el nombre de diabión, y la gente cree que son vitaminas especificas o especiales para la diabetes. Pero el colmo de los colmos, es que algunos médicos propalan esta idea por demás falsa. Obviamente, los enfermos confían en nosotros. Yo recomiendo dudar de lo que les decimos a los enfermos y ante la duda, los enfermos deben cuestionarnos, preguntarnos para despejar su incertidumbre.

También es cierto: muy pocos casos clínicos requieren complementos de vitaminas por algún tiempo, nunca por años: personas desnutridas por alguna enfermedad crónica como el cáncer activo, tuberculosis avanzada, algunos raros casos de anemia perniciosa por deficiencia de absorción gástrica de la cianocobalamina

¡No hay vitaminas específicas para diabéticos, ni para los nervios o el insomnio, mucho menos para el agotamiento laboral o para estimular el apetito!

Finalmente, si una persona ingiere carnes, huevos, leche y sus derivados, granos, frutas, verduras, cereales, leguminosas, es decir, la gran variedad de alimentos naturales, en ellos encontrara todos los nutrientes y pocas veces será necesario recurrir a vitaminas sintéticas, potencialmente nocivas.

Paradójicamente, he observado enfermos desnutridos, no por enfermedad, sino por prohibiciones exageradas de nutrientes básicos. Por ejemplo, a muchos enfermos les prohíben las carnes rojas ricas en hierro y vitaminas y les recomiendan carnes blancas sin esos nutrientes y hierro y vitaminas sintéticas. A la mayoría de los diabéticos les prohíben casi todos los nutrientes básicos, principalmente los carbohidratos que proporcionan azúcares con rapidez, y los diabéticos precisan de una alimentación igual de balanceada a la de una persona sana. La alimentación del diabético debe ser igual a la de una persona sin diabetes, para ambos se recomienda evitar los excesos.

Un diabético, fisiológicamente, no puede vivir sin azúcar y una cucharada de azúcar en el café, con unas 60 calorías, no va a descontrolar a un diabético que necesita unas 1500 a 2000 calorías diarias. Es el exceso de calorías lo que descontrolaría a un diabético.