Presencia del sida. 4

Ninguna prueba de laboratorio demuestra o confirma directamente al SIDA. La prueba VIH positiva sugiere que la persona tiene anticuerpos contra el virus, pero no es prueba de la existencia del virus en la persona. Más claro, significa que el cuerpo se está defendiendo, es memoria inmunológica y la prueba de ello es que los VIH positivos pueden evolucionar hasta por 20 años sin padecer la enfermedad y algunos casos positivos nunca padecen SIDA.

Si en la sangre, los linfocitos tipo CD4 están disminuidos, sugiere que el virus ataca a estas células y las destruye. A estos linfocitos se les llama colaboradores porque estimulan la formación de anticuerpos antitumorales y en contra de infecciones. Su disminución tampoco significa SIDA, solo prueba la disminución de las defensas inmunológicas.

La prueba de carga viral revela la cantidad de ARN viral, pero tampoco certifica al virus en forma definitiva, es una medición indirecta de la posible existencia del virus del sida. Una carga viral alta sugiere al virus.

Ahora bien. Una persona puede ser VIH positivo, tener muy bajos los linfocitos CD4, menos de 200, siendo lo normal de 500 a 1500, puede tener además carga viral alta y NO presentar SIDA. La medicina oficial recomienda en estos casos, sin SIDA, iniciar el tratamiento antirretroviral para “prevenirlo”. Por lo anterior, los disidentes del SIDA, dudan de la existencia del virus y no están muy de acuerdo con someter a tratamiento antiviral a los VIH positivos asintomáticos, es decir, sin sida.

El SIDA, se documenta cuando hay síntomas evidentes desde el punto de vista clínico. Los pocos pacientes que he tenido la dramática y desagradable oportunidad de certificar, han sido personas ya con síntomas muy sugestivos y variados: diarrea crónica que no se controla con antibióticos, antiamibianos y otros antiparasitarios; tuberculosis que no responde a tratamiento, fiebre prolongada de causa no determinada, infecciones repetidas de vías respiratorias. Alguna paciente se presentó con síntomas sugestivos de un tumor cerebral. En otro predominaba la disminución de plaquetas. Y en todos he observado un desgaste metabólico muy evidente, pacientes con ataque al estado general y apariencia de muy agotados y desgastados, delgados y anémicos, anoréxicos. Puede lesionarse cualquier órgano de nuestro cuerpo.

Comunicar una mala noticia a una persona así, a sus familiares, a la esposa, a los padres de un enfermo, es un verdadero reto humanista y de gran responsabilidad. Mis experiencias han sido con casos clínicos muy significativos ya de SIDA declarado y la prueba positiva solo ha confirmado las sospechas clínicas.

Soy un tanto escéptico, pero a esos enfermos les he sugerido acudir a los servicios diseñados para atender a los VIH positivos. Yo nomás explico y oriento lo que sé del SIDA, y es el enfermo el que decide.

Es demoledor observar las reacciones principalmente de los familiares, al recibir la información, cuando estos no han sospechado esa posibilidad. El llanto desgarrador de los padres ante un hijo enfermo, la reacción de ira y frustración de una esposa ante VIH positivo de su esposo o al revés.

Y un dato de observación. Las personas enfermas que han deambulado con diversos tratamientos para infecciones sin respuesta alguna, dan la impresión de ya estar conscientes de que padecen la enfermedad, aun cuando no se haya confirmado. He observado que los directamente enfermos, al confirmar la positividad del VIH permanecen impasibles e inmutables, sugiriendo que ellos ya sospechaban de su mal. Excepto alguna vez que detecté sida en una madre joven, de unos 25 años, con una hija de unos 6 años, la madre seropositiva con síntomas francos de enfermedad y la hija también seropositva. Esta mujer era una hetaira, contagió a su hija, fue desgarrador verla llorar por su hija, no lloraba por ella. Supe que murieron.

Lo cierto es que, parece que hasta el momento, el tratamiento antiviral no cura la enfermedad, solo retarda su evolución. También por esto los disidentes del sida, dudan del virus como causa de la enfermedad y la atribuyen a otros factores y recomiendan tratamientos alternativos con antioxidantes como el glutatión y la cisteína.

Personalmente no tengo autoridad para decirle a un VIH positivo que no reciba tratamiento y tampoco tengo experiencia en el manejo de estos casos, por lo que los propongo acudir a los centros especializados para su atención y finalmente, la decisión es individual.