Dolor cardiaco.
Algunos enfermos piensan que el corazón no duele y eso les hace temer que pueden morir en cualquier momento sin previo aviso. Falso parcialmente. Precisamente, la angina de pecho o angor pectoris se llama así porque la obstrucción parcial de las arterias coronarias produce dolor que se desencadena por la falta de riego del músculo cardíaco (isquemia) lo que produce liberación de sustancias que irritan las terminaciones nerviosas dolorígenas del corazón enviando la señal al cerebro. Angina viene del latín angere que significa sofocar. La obstrucción de las coronarias provoca sofocación, ansiedad, sensación de muerte inminente, constricción del pecho. Estos síntomas se pueden presentar también sin lesión cardíaca, como en los casos de neurosis cardíaca, muy frecuentes. Es cierto también que existen casos de infarto cardíaco sin dolor como en los diabéticos de larga evolución con neuropatía diabética que disminuye la sensibilidad al dolor, pero estos son los menos frecuentes.
Por otra parte, existe la creencia generalizada de: dolor en el brazo izquierdo es igual a dolor de corazón, de tal forma que los sujetos con dolor o adormecimiento en dicho brazo lo relacionan con infarto cardíaco y se sienten con un pie en la tumba. Falso parcialmente. Sin menospreciar la relación que pueda existir entre dolor de brazo y corazón, la creencia mencionada no es tan cierta ni su relación tan frecuente como se piensa. Para relacionar el dolor de brazo izquierdo con infarto cardíaco primero debe aparecer el dolor en área cardíaca, sugestivo de infarto y posteriormente en el brazo. El dolor del brazo izquierdo como consecuencia de un infarto se presenta en un 25% de los casos, no es un signo tan común como se especula. Además, es poco probable que el dolor de corazón empiece en el brazo izquierdo, si sucede así, lo más seguro es que no sea cardíaco.
Para entender lo anterior, debemos recordar que el dolor es un síntoma procesado por el sistema nervioso, el cual ha sido imitado burdamente por las modernas computadoras que cuentan con un teclado y el ratón (receptores sensoriales periféricos) por donde penetra información los que por medio de un cable eléctrico (nervios periféricos) hacen llegar la información a la unidad de proceso central (sistema nervioso central) para que de esta unidad salga la información en respuesta a los estímulos en la pantalla del monitor (manifestaciones de enfermedad como el dolor en tal o cual sitio, vómito, fiebre, presión alta o datos normales del funcionamiento corporal.)
¿A qué se debe que el dolor de corazón se irradie al brazo?. La explicación es la siguiente: durante el desarrollo embriológico intrauterino del ser humano, el corazón se origina a la altura del cuello, con el crecimiento del embrión, el corazón finalmente cambia de posición hacia abajo del cuello, sin embargo, las fibras nerviosas que transmiten el dolor del corazón al cerebro, ascienden y penetran a la médula espinal a la altura de la tercera vértebra cervical (cuello) hasta la quinta dorsal (espalda), pero también las fibras nerviosas sensitivas de las estructuras del cuello y del tórax como los músculos penetran a la misma altura que las del corazón. Anatómicamente, hay conexiones nerviosas entre ambas fibras, de ahí que el dolor de un infarto pueda irradiarse o localizarse también en la región izquierda del cuello, brazo y parte superior del tórax de ese mismo lado. Semejante es la explicación para que el dolor de vesícula se irradie hacia la espalda en la región escapular derecha (paleta.) Así también sucede con otros órganos que se originan en una región y pueden localizarse en otra distinta al finalizar el desarrollo embriológico del cuerpo humano.
Desconocer los principios embriológicos, anatómicos y fisiológicos mencionados, puede conducir a errores en el diagnóstico y tratamiento de los enfermos haciéndose en ocasiones, más daño que beneficio, principalmente desgaste psicológico al decretar una enfermedad cardíaca que no existe, o por el contrario, confundir una neurosis cardiaca con un verdadero infarto. Gran responsabilidad para los que se dedican a la atención de la salud.