Cortisona, diabetes y psicosis.

Una mujer frisando los 60 años de edad, se presentó a consulta por desorientación en tiempo espacio y persona, lo que se traducía en que no sabía la fecha y lugar de nacimiento, no distinguía los nombres de sus hijos, desconocía el lugar donde se encontraba. Estaba consciente pero confusa, comía y hacia sus necesidades fisiológicas de excreción normalmente. Por su aspecto físico no parecía estar enferma. Su presión arterial era normal. El estudio de fondo de ojo no mostraba datos de hinchazón de cerebro como para pensar en problema grave de tumor cerebral o cisticerco.

Como antecedentes, se sabía diabética, tenía 10 años con esta enfermedad. No tenía vigilancia médica. Tomaba algún medicamento para disminuir el azúcar, irregularmente, según su entendimiento, solo cuando se sentía mal sin ninguna medición del azúcar.

Por decaimiento, dolencias en diversas partes del cuerpo, debilidad generalizada, le indicaron dos cajas de ampolletas de dexabión, una ampolleta cada tercer día intramuscular. Después de la segunda ampolleta empezó a notar cambios en su personalidad con ansiedad, desesperación, insomnio, y aunque no perdió el conocimiento, empezó a manifestar ideas confusas y con trastornos de conducta como salir a la calle o caminar en el patio de su casa sin un fin determinado. Fue necesaria su hospitalización durante la que aplicaron soluciones intravenosas. Tres días después la dieron de alta mejorada pero aún con ideas confusas. Le indicaron tratamiento para la circulación del cerebro pues según los médicos tratantes esa era la causa de la sintomatología neurológica.

Sin embargo, los familiares no quedaron conformes con esta explicación pues alguna vez leyeron en esta columna que siempre es conveniente leer la fórmula de los medicamentos que reciben para identificar a las verdaderas sustancias activas y al revisar el contenido del medicamento mencionado, dexabión, notaron que contiene dexametasona y por información recabada en esta misma columna, recordaron que la dexametasona es un derivado de la cortisona y que puede causar trastornos mentales y daños severos sobre todo en los diabéticos. Portaban los recortes del periódico en donde se comenta lo antes dicho.

Y efectivamente, su azúcar se encontraba por encima de 300 mg siendo lo normal, menos de 120, había manifestaciones de mucha sed o polidipsia, mucha orina o poliuria, decaimiento y los trastornos mentales comentados. Su presión arterial era normal.

La causa de su descontrol fue las cinco ampolletas de dexabión aplicadas en diez días.

Este medicamento, frecuentemente se utiliza como panacea o medicamento cura todo, su fórmula contiene varios componentes, uno de ellos son las vitaminas del complejo B como la tiamina, piridoxina y cianocobalamina, a las que médicos y profanos les atribuyen, absurdamente, poderes mágicos para resolver problemas del sistema nervioso principalmente cuando se manifiestan por cansancio, debilidad y desguansamiento. Farmacológicamente está comprobado que esto no es verdadero.

El otro componente de la fórmula del dexabión es la dexametasona, derivado de la cortisona. Cada ampolleta contiene 4 mg, suficiente para causar euforia nerviosa y muscular, estimulación del sistema nervioso central y descontrol del azúcar en diabéticos o causar diabetes en personas normales. La dosis indicada en esta mujer fue excesivamente tóxica como para explicar la sintomatología. Los familiares del paciente descubrieron lo anterior, acudieron con este tecleador tan solo para confirmar su impresión, misma que ninguno de los médicos consultados tomó en cuenta, incluyendo los del hospital público en que fue tratada. Todos los tratados de farmacología médica especifican sus efectos tóxicos en diabéticos y no diabéticos.

Hasta el mismo vademécum o manual de medicamentos comerciales, cuya tendencia principal es magnificar los efectos benéficos de los medicamentos, especifica que está CONTRAINDICADA en diabéticos, hipertensión arterial, infecciones locales o generalizadas, ulcera gástrica, osteoporosis, ansiedad, psicosis, insuficiencia del hígado o de los riñones, glaucoma, varicela, infección por herpes, tuberculosis, convulsiones y muchas otras enfermedades porque simplemente las empeora hasta el grado de poner en peligro la vida como en este caso o causando daños irreversibles tanto físicos, psicológicos y económicos.

Sin la pretensión morbosa de descalificación de lo que otros hacen o dejan de hacer y sin aspavientos ni aires de perfección, de infalibilidad  o de clarividente mesiánico que de ninguna manera posee este humilde y ávido lector y ahora golpeador de teclas se recomienda a los enfermos en general, principalmente diabéticos que revisen las fórmulas de los medicamentos que ingieren y soliciten a sus médicos información con relación a los efectos tóxicos que pudieran presentar durante la ingestión de tal o cual medicamento.

Vale la pena recordar algunos de los nombres comerciales que contienen en su fórmula, alguno de los derivados de la cortisona.

NOMBRE COMERCIAL

GENERICO DERIVADO DE CORTISONA

ALIN DEXAMETASONA
CALCORT DEFLAZACORT
CRYOSOLONA METILPREDNISOLONA
CELESTONE BETAMETASONA
DECADRON DEXAMETASONA
DEPOMEDROL METILPREDNISOLONA
DIBASONA DEXAMETASONA
DILAR PARAMETASONA
DIPROSPAN BETAMETASONA
FISOPRED PREDNISOLONA
FLEBOCORTID HIDROCORTISONA
METIRCOTEN PREDNISONA
SOLUMEDROL METILPREDNISOLONA
DEXABION DEXAMETASONA Y VITAMINAS.

De los 8 genéricos básicos mencionados en la lista previa, en las farmacias se pueden encontrar más de cien presentaciones comerciales diferentes en inyecciones, tabletas, ungüentos y goteros.

Otro detalle importante: a los derivados de la cortisona se les combina con vitaminas, con antirreumáticos, con otros calmantes del dolor y con antihistamínicos para la gripe así como anestésicos locales como la xilocaína. La acción euforizante de los derivados de la cortisona es la que da la sensación de bienestar a los pacientes. Estos, inocentemente juzgan por ejemplo, que las vitaminas son unos poderosos vigorizantes y reconstituyentes. Nada más lejos de la realidad.

Esta es la clave para vender indiscriminadamente estos medicamentos poderosamente tóxicos, para los cuales debiera ser obligatorio presentar receta médica legalizada. Infortunadamente para los pacientes no es así, los daños son inconmensurables.