Deshumanización médica.

La incomunicación médica es una de las principales causas de quejas contra los médicos en la comisión nacional de arbitraje médico, organismo gubernamental encargado de arbitrar los conflictos ente médicos y pacientes. Infortunadamente para estos, la citada comisión no tiene facultad resolutiva, de tal manera que los enfermos deben acudir a los tribunales competentes lo que complica la aplicación de la justicia en este rubro. Por lo anterior, acudir a estas instancias, es caer en recorrer el sinuoso camino de la burocracia, cáncer social que produce más daños que el cáncer de colon, de mama, de pulmón, de próstata y de matriz, juntos.

En una ocasión una mujer de unos 60 años acudió a consulta con un médico internista con el fin de encontrar explicación de algunas dudas con respecto a la atención médica recibida en algún lugar de este feroz planeta:

_Doctor, quiero que me dé su opinión de mi caso. Hace 2 años me operaron. Me quitaron un pedazo de colon. Me hicieron dos operaciones. Estuve unos meses evacuando en una bolsa. Después me operaron y me cerraron nuevamente el intestino grueso. Quede bien. Me dieron “quimio” y radiaciones. Ese tratamiento fue horrible. Tuve vómitos, se me cayó el pelo. ¡Para qué le cuento!. Después estuve bien por varios años. Me hicieron estudios. Ultrasonido, tomografías y sangre. He salido bien. Me han vigilado bien.

Así se presentó la paciente. Aunque nunca mencionó la palabra cáncer, para el internista parecía claro que la habían operado de un cáncer  en el colon o intestino grueso. Por el momento respetó la discreción de la enferma y la conminó a que siguiera su relato:

_Hace tres meses que tengo una tos que no se me quita con nada. _Continuó el enfermo. _Ya me han dado muchos antibióticos, jarabes para la tos y no se me quita. Ya hasta me duele la espalda de tanto toser. Me dicen que es una bronquitis pero ya son muchos antibióticos y nada que me compongo. Traigo el resultado de una tomografía que me pidieron en el hospital. Ya la vió el doctor que me la pidió pero no me dijo nada. Me dio otro antibiótico.

Con estos datos, el médico internista conjeturó que la paciente había sido operada de un tumor maligno de colon. Con la quimio y la radioterapia el crecimiento del tumor se controló durante algunos años. La tos actual que no respondía a los antibióticos para bronquitis, seguramente la producía la diseminación del tumor del colon hacia los pulmones. Estas son las llamadas metástasis tumorales. Cuando estas se presentan, es poco lo que se puede ofrecer desde el punto de vista técnico.

El cáncer de colon invade principalmente hígado, pulmones y huesos, lo que puede suceder aunque se hayan cumplido los tratamientos básicos de cirugía, quimio y radioterapia que no curan por completo todos los casos.

La tomografía solicitada en su hospital confirmó la presencia de una tumoración en el pulmón izquierdo, causa de la tos. Esta tumoración, con toda seguridad es una metástasis del tumor originado en colon. Así lo hizo saber el internista al paciente. Nunca se utilizó la palabra cáncer, por el pavor que causa en la mayoría de las personas. Esta paciente recibió atención médica hospitalaria de alta calidad técnica, con tecnología de punta…… pero sin calor humano.

Tampoco la paciente utilizó la palabra cáncer. Seguramente ya intuía que el tumor había retoñado en su pulmón y valientemente y con mucha entereza enfrentaba esta ineludible y cruda realidad. Después de la explicación del médico la paciente con coraje, impotencia y frustración preguntó:

_¿Por qué en el hospital no me han dicho que es lo que tengo? ¿Porqué nomás me dan antibióticos y jarabes que no me sirven de nada?. ¿Porqué no me hablan con la verdad?.

La respuesta a estas  y otras interrogantes que surgen de la calidad en la atención médica radica en que probablemente el médico ha olvidado que de él se espera tacto, simpatía, empatía y comprensión porque el paciente no es un conjunto de síntomas y signos, sino un ser humano que sufre y que goza, que tiene emociones trastornadas por la enfermedad. Un sujeto que tiene miedo y esperanza en el médico y su humanismo, que busca ayuda, alivio y confianza.

Shakespeare decía que el verdadero médico posee auténtico interés por el sabio y por el tonto, el orgulloso y el humilde, el héroe o el pordiosero. Se preocupa por la gente.

Este sujeto recibió atención médica en el ambiente tecnocrático y burocrático en que se ejerce la medicina actual, en el cual el paciente se convierte en un simple expediente, una ficha, un número de afiliación….. una cosa. No hay comunicación, no hay empatía, no hay humanismo. Sin responsabilidad profesional al enfermo se le ve como si fuera una radiografía, un ultrasonido o una bonita tomografía….. y nada más. Lo siguen tratando como ficha incluso hasta después del juicio final.

En la atención a enfermos, el médico, sin importar su especialidad, su rango ni sus títulos nobiliarios, no debe olvidar que solo puede curar en ocasiones, prolongar la vida más a menudo, CONFORTAR Y CONSOLAR….. SIEMPRE. Esta debe ser la filosofía del médico humanista en la atención de los pacientes con enfermedades de cualquier índole.