Boca amarga.

En ocasiones los enfermos se preocupan en forma más exagerada en relación con la gravedad de la enfermedad. Es decir, de alguna forma dramatizan su sintomatología involuntariamente, debido al desconocimiento de la naturaleza de la enfermedad.

Un día se presentó un paciente con un médico internista, Kiskesabe, con el fin de que le resolviera un problema muy preocupante para el enfermo y le dijo lo siguiente:

_Doctor quiero que me dé una medicina para este mal sabor de boca. Se amarga mucho. Ya no lo aguanto, sobre todo en las mañanas al despertarme. Tengo que lavarme luego, luego la boca. Me han dicho algunas gentes que es por el hígado, otros que es el riñón o del estómago. Ya no sé que hacer. He tomado medicina para la gastritis, para la úlcera del estómago pero yo sigo igual. Sigo con lo amargo de la boca. Recéteme algo o dígame que debo hacer. Ya me hicieron varios estudios quiero que los vea.

Durante la exposición, Kiskesabe notó que el sujeto en cuestión mostró mucha ansiedad en sus ojos y en los movimientos de las manos y del cuerpo, el cual nunca estuvo quieto en la silla. Además escuchó que su voz era como de trueno, gruesa y ronca. Su mostacho y sus dientes eran amarillentos así como los dedos índice y medio de la mano derecha. Estos datos le permitieron suponer que el paciente era un gran fumador y muy ansioso.

_¿Padece alguna otra enfermedad para la cual esté recibiendo algún medicamento? _Preguntó el internista.

_Sí Doctor. Padezco del azúcar desde hace 20 años y estoy tomando seis tabletas de glibenclamida al día.

_Y además es un buen fumador por lo que veo. _Preguntó el internista, casi afirmando.

_Así es médico. Fumo una cajetilla al día o más _. Confirmó el paciente.

Con el fin de indagar las causas del mal sabor de boca, que pueden ser diversas, el internista continuó su policiaco interrogatorio.

_¿Se considera usted una persona muy nerviosa, o muy “preocupona” por sus problemas personales de trabajo, familiares o económicos?.

_Eso sí médico. En realidad tengo muchos problemas…….

El enfermo dejó de hablar y el médico internista notó que discretamente enjugó unas lágrimas que empezaron a brotar de sus enrojecidos ojos,  revelando el sufrimiento que inmisericordemente bullía en su atormentada existencia. Expuso varias de sus cuitas y penas, extremadamente dramáticas.

Con estos datos el internista procedió a revisar al paciente y los estudios de laboratorio con el fin de confirmar las causas del mal sabor de boca. Llegó a la conclusión de que la presencia de caries en los dientes, el tabaquismo, neuritis diabética y el  tremendo estrés eran las causas de su queja. No había datos de enfermedades del hígado ni de los riñones o del estómago para explicar el mal sabor de boca.

Las caries dentales retienen residuos de alimentos donde proliferan bacterias que producen sustancias odoríferas, el tabaco por si mismo produce mal sabor de boca, la neuritis diabética reduce la secreción de saliva que funciona como antiséptico bucal natural, esa disminución favorece la proliferación de bacterias odoríferas. Finalmente, el estrés emocional también disminuye la formación de saliva, la boca se reseca, facilitando la proliferación de bacterias. Todos estos factores forman un círculo vicioso para propiciar el sabor amargo de la boca.

La frecuente expresión después de un conflicto interpersonal: ¡Este “jijo de tal por cual”, me dejó un mal sabor de boca… cuando lo vuelva a ver le voy a partir toda su… boca ¡, denota el enojo producto de un conflicto que se manifiesta verdaderamente por boca amarga por estrés, secundaria a los mecanismos comentados en párrafos previos.

        Kiskesabe explicó lo anterior al amargado sujeto, el cual de buena gana aceptó las causas de su amargura, fundamentalmente el estrés, aceptando de paso las recomendaciones pertinentes para este tipo de problema: enjuagues frecuentes con antisépticos bucales, control de la diabetes, acudir con su dentista de confianza, dejar de fumar y no hacer corajes. Se dice fácil. ¿Podrá el enfermo cumplir con estas recomendaciones después de aclararle que no hay medicamento alguno para este tipo de problemas?