Tratamiento cardiológico excesivo 12.
El tratamiento sistémico cardiológico incluye una buena orientación médica resultado de la relación médico paciente humanista, tomando en cuenta el entorno biológico y sociológico del enfermo, la salud y la enfermedad.
Por desgracia para muchos pacientes, en esa relación predomina lo biológico, viéndose sometidos a tratamientos farmacológicos excesivos con la idea de: más es mejor.
En el momento actual se cuenta con bastantes fármacos para el tratamiento de la cardiopatía isquémica e hipertensión arterial. En ambas entidades se aplican en forma variable los mismos medicamentos.
Los antiagregarios plaquetarios como la popular aspirina (ácido acetilsalicílico) disminuye la agregación plaquetaria y con ello “adelgaza” la sangre para facilitar el flujo por las arterias coronarias estrechas mejorando así la oxigenación del miocardio. No dilata las arterias coronarias rígidas y estrechas. Tiene el riesgo de irritar la mucosa gástrica y provocar hemorragias graves y potencialmente mortales. Es raro observar a un paciente mayor de 50 años, cardiaco o no, sin esta antiquísima tabletita pues la recetan hasta los niños de la calle en los semáforos de nuestra ciudad. El clopidogrel es otro antiagregario plaquetario, el más reciente, cuyos efectos benéficos son los mismos de la aspirina, pero es 20 veces más costoso y tiene los mismos riesgos y estos aumentan cuando se combina con la aspirina.
A mis 68 años, no tomo píldora alguna “preventiva”, ni aspirina. Pero me la han recetado muchos de mis enfermos.
Otro grupo de medicamentos son los nitratos como la isosorbida (isorbid). Su efecto benéfico es dilatar las venas de todo el cuerpo, incluyendo las venas del corazón con este mecanismo de acción disminuyen la tensión del músculo cardiaco y con ello las necesidades de oxígeno del corazón además de aumentar el flujo de sangre por los vasos coronarios colaterales sanos y elásticos. También este efecto dilatador tiende a disminuir la presión arterial y está contraindicado junto con el “alpiste para pajaritos enfermos” (viagra), ambos medicamentos producen graves bajas de la presión, precipitando infartos en pacientes con arterias coronarias parcialmente obstruidas.
Los beta bloqueadores, es otro grupo de fármacos ampliamente empleados en cardiacos e hipertensos. ¿Quien no ha oído mencionar al metoprolol (seloken), propranolol (inderalici) o atenolol, entre otros terminados en olol?. Estos medicamentos reducen la demanda de oxígeno del músculo cardiaco disminuyendo la frecuencia cardiaca y la fuerza de contracción, pero limitan el esfuerzo físico.
Otro grupo de fármacos son los bloqueadores del calcio. El calcio es esencial para la fuerza de contracción del músculo cardiaco. Esto fármacos bloquean la entrada de calcio a las células y con ello disminuyen la contracción de las arterias y venas dilatándolas, con ello disminuyen la necesidad de oxígeno por parte del músculo cardiaco, La nifedipina (adalat) amlodipina (norvas) felodipina (plendil) verapamilo (dilacorán) diltialzem (angiotrofin) son ejemplos.
Pero ojo: los nitratos como el isorbide, lo bloqueadores del calcio y los beta bloqueadores, todos ellos tienen, en general, los mismos efectos benéficos pero también los mismos efectos tóxicos, bajar la presión arterial, disminuir la frecuencia cardiaca (bradicardia) y con ello provocar dolor de cabeza, mareos, zumbido de oídos, náuseas, trastornos de la marcha. Ninguno de ellos dilata las arterias estrechas, solo dilatan las arterias sanas y las venas, de ahí sus efectos tóxicos, variables según dosis y sensibilidad de cada paciente.
Lo grave de la cuestión, es el abuso que de ellos se hace. Veamos. Muchos pacientes cardiacos acuden a consulta quejándose de los efectos colaterales de esos fármacos: debilidad general, mareo, dolores de cabeza, náuseas, confusión mental, presión baja (hipotensión), frecuencia cardiaca baja (bradicardia) y hasta desmayos. Al revisar su tratamiento se encuentra que ingieren uno o dos fármacos de cada uno de los cuatro grupos mencionados. Lo más grave aún es que con frecuencia estos pacientes mencionan sus síntomas nocivos y en vez de disminuir las dosis de esos medicamentos, las aumentan o añaden otros como difenidol para el mareo, stugeron “kiske” para la circulación cerebral, ketorolaco para el dolor de cabeza, un sedante para la ansiedad, y si pasan de los 60 años los envían con el geriatra y este añade vitaminas, o “kiske” antioxidantes para retardar el envejecimiento y cuando despiertan los pacientes, si es que despiertan, están ingiriendo 15 o 20 pastillas diarias de 10 o 12 medicamentos diferentes. Ah, y si además es diabético, añada mínimo otros tres medicamentos.
Estos pacientes, para conciliar el sueño, en vez de contar borreguitos, deciden contar las tabletas que se van a tomar al día siguiente. Incluso, aunque no padezcan ni de la presión arterial o el colesterol elevados, les prescriben medicamentos “kiske” para que no les suba. Resultado: viven intoxicados. Casos así, los veo todos los días.
Refiero resto para que lo sepan, no para que me crean. Eche un vistazo a su tratamiento para la presión y verifique como se siente.