Agresión cardiovascular 9.

_Aquí estoy Doc Kiske. Todavía no me dejo entubar, por supuesto, de las coronarias. Ni estoy muerto, andaba de parranda, por eso no he venido. _Era don Coro, con otro estado de ánimo muy diferente al de la primera entrevista.

_Ya leí sus notas previas y cada vez me queda más claro mi problema. Los más beneficiados con cirugía, puente coronario o una entubada de las coronarias, son aquellos fracasos a un buen tratamiento médico sistémico, cuya calidad de vida es mala por el dolor cardiaco y las limitaciones físicas de un corazón con falla en el riego sanguíneo.

_Más o menos esa es la esencia de la orientaciónn de esos artículos. _Aseveré. _ Incluso, aún en los pacientes sometidos a cirugía con puentes o con tubos coronarios, si bien es cierto que pueden mejorar la calidad de vida, no hay evidencias de que prolonguen la vida en cantidad de tiempo. Esto está explicito en esos dos artículos que usted me recomendó y  coinciden con otros y con libros de texto actualizados como el ya mencionado de Medicina Interna de Harrison. _Expuse, reafirmando lo dicho por Don Coro.

_Pero le aclaro, Doc, con todo respeto para los especialistas que me han atendido, incluyendo el que me hizo la coronariografía y otro que me hizo el ecocardiograma del cual le conseguí el resultado, en realidad, a mi no me han orientado totalmente como usted especifica en su columna previa y en nuestras entrevistas. Por principio de cuentas, ninguno de los cinco o diez médicos que me han  visto me han orientado y explicado para tranquilizarme a pesar de que yo me siento bien, todos me producen más ansiedad, pues su idea es que debo operarme del corazón o me muero y así como usted dice, para mi como paciente, si me gustaría que me dieran una orientación tranquilizadora porque yo hago todas mis actividades normales con el tratamiento que me han dado y me siento bien, pero la verdad, yo no dormía a gusto con el temor de pensar en dormirme y no despertar, no disfrutaba de la vida pues me prohibieron comer sal, carnes rojas, huevos, grasas, me prohibieron libarme algunas copas y hasta me espantaron de que si “me trepo al guayabo” me puedo quedar ahí arriba.

_Le creo, porque este fenómeno es muy frecuente. Cotidianamente observo pacientes en esas condiciones principalmente los que tienen una enfermedad relacionada con el corazón, ya sea la hipertensión arterial, la angina de pecho, los infartados o los que tienen insuficiencia cardiaca avanzada por la misma cardiopatía isquémica que usted padece. Prácticamente les prohíben vivir. _Exterioricé, haciendo una correlación entre las guías y los libros con la cotidianeidad profesional, es decir, las experiencias personales del quehacer médico diario.

_Oiga y porqué dice usted que no esta de acuerdo con eso de tratamiento agresivo, porque así dicen en esos artículos médicos y que prefiere mejor el de tratamiento óptimo o sistémico. _Preguntó irónicamente don Coro.

_Los médicos utilizan lo agresivo como completo o intensivo o que el paciente debe cumplir estrictamente y sin cuestionamiento alguno, con todas las recomendaciones tal como dicen las guías médicas.

_Pero eso es bueno para nosotros ¿O no? ._Preguntó el enfermo.

_En esencia sí. El problema es que se puede caer en los extremos y un médico rígido y apegado a las guías puede convertir lo agresivo del tratamiento, agrediendo al enfermo. Y usted don Coro me lo acaba de confirmar, con todas las prohibiciones que le plantearon, incluyendo esa del guayabo. Yo le preguntó ¿Qué chiste tiene estar tomando diez tabletas al día, haber controlado el dolor cardiaco y con todas esas prohibiciones esenciales para una buena calidad de vida? ¿Y emocionalmente como andaba? Sin dolor de su corazón pero con miedo a morir en el guayabo? ¿Disfruta usted esas prohibiciones?.

_¡”Nimáis paloma”!. Ora si me mató el gallo. Claro que no disfruto mi vida.

_¡Eso es una agresión!. _Dije. _ El objetivo o la finalidad de cualquier tratamiento médico o quirúrgico o ambos, es rehabilitar al enfermo para que lleve una vida plena, física y emocional, lo más aproximado al estado en que se encontraba antes de estar enfermo y esto solo se logra si los médicos contamos con una visión sistémica de la vida, la salud, la enfermedad y la muerte, si entendemos los usos y costumbres de los enfermos según su entorno social y familiar. A esto se le llama tratamiento sistémico en vez de óptimo o agresivo.

Prohibirle a un argentino un bife de chorizo; la cecina salada porque si no está salada no es cecina, a un mexicano; una cerveza a un alemán o una torta de tamal con pulque a un chilango, es: ¡Delito médico de lesa humanidad!

         _¿Otra jalada de Kiskesabe.com?. Por favor Doc. Me la “barajella” en la próxima.