Cirugía cardiaca 3.

Durante la entrevista clínica a Don Coronancio Iltapado, al que le quieren destapar sus coronarias, le expuse el capítulo 246 de la Medicina Interna de Harrison, última edición del 2012, en la sección de los lineamientos del Colegio Americano y de la Asociación Americana de Cardiología, relacionados con las indicaciones intervencionistas en personas con angina de pecho controlada, asintomática y estable y en forma somera y accesible al público dice que los objetivos de una intervención son:

1. Mejorar los síntomas de dolor (angina) en enfermos con un cuadro persistente a pesar del tratamiento médico adecuado.

2. Disminuir los índices de mortalidad en sujetos con coronariopatía grave.

_ ¿Qué le parecen estos dos puntos esenciales don Coronancio?. _Pregunté, sabiendo que todos los humanos independientemente de sus grados académicos tienen la capacidad para comprender los fenómenos del mundo siempre y cuando se expongan en el lenguaje contextual de cada sujeto.

_La verdad, doctor, en la forma en que me ha venido explicando y con esto que me está leyendo, yo entiendo que si yo tuve dolor del corazón, sin infarto, por una arteria coronaria tapada pero llevo cuatro meses con tratamiento que he cumplido y me siento muy bien sin molestia alguna y hago mi vida normal, pues no hay motivo urgente para operarme porque si la cirugía o la intervención es PARA MEJORAR los síntomas y yo estoy bien, pues no veo que me va a mejorar una cirugía si yo estoy bien.

_Buena rima don Coro, buena rima. Es usted todo un filósofo de Güemes _Expuse. _Sí, esta regla de oro data desde el inicio de los tiempos de la medicina: la cirugía es para mejorar lo que no ha mejorado un buen tratamiento médico. Se publica en libros y revistas actuales porque ha resistido el paso del tiempo.

_ Del segundo punto. _Intervino don Coro. _Como dice el filósofo de Güemes, si yo estoy bien es que no estoy mal, ni grave; en mi caso, una cirugía no garantiza que disminuyan mis posibilidades de morir pronto. Además, ya usted me explicó que actualmente se está observando que los cardiacos que se operan y los que no se operan viven prácticamente lo mismo, pero como yo no estoy en peligro de muerte, pues no veo porque me quieren operar.

_ Así es. _ De acuerdo con estos datos y con su estado clínico, espero que ahora ya le quede claro si acepta o no la cirugía. Le debo aclarar que dependiendo de la evolución de su enfermedad es posible que en algún momento su problema no responda al tratamiento y empeore debiendo considerar en esas circunstancias una posible intervención, pero es su cuerpo el que nos avisará de esa necesidad. Además, aunque una intervención garantice por si misma que prolongaría la vida, nadie garantiza que en ese lapso usted no muera de cáncer, mal de llanta o de otra enfermedad de otro órgano o incluso durante la intervención.

_O sea que así como estoy, muy bien con mi tratamiento, yo corro más riesgo de morir si me someto a la operación. _reflexionó don Coro.

_Es filosófica, humana y científicamente correcta esa apreciación don Coro.

_De mis remembranzas de 1969, nos vamos a los años 75, cuando hice la residencia, tuve oportunidad de observar los primeros casos operados de puentes de coronarias aquí en México, en el DF, en el legendario Centro Médico Nacional. En USA se hacían desde 1967. Con poca experiencia, había muchos fracasos, por supuesto que se exaltaban en ese tiempo los escasos éxitos. Posteriormente de regreso a esta localidad de Poza Rica, por los 80-90, en un congreso de cardiología en el otrora heroico puerto jarocho,  se presentaron los resultados de cirugía cardiovascular coronaria de un hospital cubano comparado con dos hospitales de México, nuestros resultados eran aun muy pobres. En esa misma época, recuerdo varios casos clínicos de angina de pecho sin infarto y bien controlados con medicamentos, quienes fueron enviados a hospitales del DF, fueron operados y regresados en sus respectivos ataúdes, entre ellos un pariente personal de unos 55 años de edad, trabajador activo.

Muy excepcionalmente se comentan al público esos fracasos.

En el momento actual se realizan infinidad de procedimientos invasivos desde puentes coronarios, casi desplazados por los tubitos metálicos intracoronarios (stent) actuales, aplicados a pacientes bien controlados con medicamentos violando el principio de: recurrir a la cirugía cuando el tratamiento médico fracasa en el intento de controlar los síntomas. Todo indica que se está abusando de esas intervenciones. No se debe despreciar la posibilidad de pacientes operados que han prolongado la cantidad de vida, pero son los menos.

Bien cierto es: las reglas son para violarse. Ya veremos como se siguen violando.