Menopausia y hormonas 1.

En el momento actual, está de moda en medicina, la terapia hormonal sustitutiva para la menopausia, con el fin de “prevenir” enfermedades del corazón y osteoporosis.

Uno de los problemas principales es que estas mujeres no han recibido una orientación objetiva con relación a los beneficios y riesgos de esta modalidad, esencialmente comercial, de hacer medicina preventiva, la cual debe basarse en medidas higiénico dietéticas y en cambios de algunos hábitos de vida, nodificados actualmente por los avances tecnológicos en todas las actividades forjando el sedentarismo hasta para cambiar los canales de la televisión, por mencionar alguna de las actividades que antaño se hacían con esfuerzo humano.

Los habitantes de las grandes urbes, llevan una vida inmóvil. En estas condiciones no hay ejercicio muscular, ni estimulación de la calcificación de los huesos y mucho menos estimulación de la circulación arterial esencial para una buena oxigenación de todos los tejidos y desintoxicación natural de innumerables desechos metabólicos tóxicos, cuya permanencia dentro del cuerpo altera lenta e imperceptiblemente, el funcionamiento normal de órganos vitales, traduciéndose en las llamadas enfermedades degenerativas o propias del envejecimiento, para las cuales cada día se investigan numerosas sustancias químicas extrañas a nuestra naturaleza biológica, con el fin de “evitar”, así, entre comillas, el envejecimiento y la muerte.

Es tanta la energía y los recursos económicos invertidos en “investigaciones” médicas actuales, que parecen remontarnos al siglo pasado, en la época de los alquimistas, cuya misión principal era encontrar la fuente de la juventud eterna, la sustancia panacea cura todo y la piedra filosofal que convierte todo en oro. Este último objetivo se ha logrado, vendiendo carretonadas de medicamentos “preventivos” con ganancias excesivas, el consumismo médico, producto de la globalización económica. La medicina preventiva no debe hacerse con medicamentos.

La periodista Susan Okie, del Washington Post, publicó un artículo revelando  como algunas de las grandes revistas científicas médicas están haciendo frente común para combatir un problema que han detectado: la influencia nociva de las compañías fabricantes de fármacos. Los médicos suponen que todos los resultados publicados en las revistas médicas son válidos científicamente. Los editores detectaron que los resultados de los estudios financiados  por las compañías farmacéuticas por lo general son tendenciosos y engañosos, ensalzando los efectos benéficos de los fármacos, falseando los resultados y publicando lo que más les conviene para aumentar las ventas de sus productos. Médicos hay, que por un puñado de pesos devaluados se prestan para avalar resultados maquillados y falsos para aumentar el consumo. (La Jornada, 3 –sep-01.)

Lo anterior explica que en el momento actual a la mayoría de las mujeres en la etapa normal de la menopausia, el cardiólogo les receta estrógenos para prevenir la enfermedad coronaria, estatinas o sustancias para disminuir el colesterol y triglicéridos; el traumatólogo indica calcio para la osteoporosis, el endocrinólogo otras tantas hormonas como la calcitonina o los fosfanatos; el ginecólogo progesterona para “prevenir” el posible cáncer de matriz que puede desencadenar el estrógeno, el médico general multivitamínicos, el hematólogo hierro para “fortalecer” la sangre, el neurólogo pentoxifilina para la circulación cerebral y estrógenos para evitar la enfermedad de Alzheimer y el médico internista antioxidantes para “evitar el envejecimiento”.

Verdadero PANDEMONIUM, capital imaginaria del reino infernal. Semejante es la vida actual de las mujeres adultas en la edad de la menopausia, llena de temores y confusión, sin saber que alimentos paladear ya que, entre los especialistas mencionados, los nutriólogos, les han prohibido en la mayoría de los casos injustificadamente, la necesaria y saborizante sal, los huevos, carnes rojas y mariscos para evitar que se eleve el colesterol y el ácido úrico, el sabroso e inofensivo aguacate por la vesícula, las tortillas panes y dulces para impedir la diabetes, las grasas para evitar la obesidad y hasta les prohíben el inevitable y mexicanísimo chile piquín para escaparse de la úlcera en el estómago. ¿Y que comen?. Son prohibiciones exageradas.

A las mujeres en esta bella, sazona y fructífera edad se les condena a una pésima calidad de vida, esclavas del reloj para ingerir mas de cinco píldoras al día y a la desnutrición mental y corporal. Afortunadamente, pocas siguen al pie de la letra tan draconianas medidas, semejantes a las restricciones de Dracón, legislador de la antigua Grecia, excesivamente severo en sus leyes. ..continuará.