Conozca su tubo digestivo 2.
Hemos llegado al final del tubo digestivo, el final del colon, nuestro drenaje y su válvula de escape el ano, agujero chiquito pero responsable de no pocas molestias, algunas muy sonoras pero siempre fétidas.
El ano tiene dos esfínteres, uno sometido a voluntad y otro automático o involuntario, lo que permite retener el bolo fecal hasta que es expulsado en un medio socialmente correcto.
Lo ideal es evacuar unas dos o tres veces al día, excremento blando de fácil expulsión sin esfuerzo y sin molestia alguna y unos 300 gramos mínimo al día. Si por alguna circunstancia social alguna persona se ve en la necesidad de bloquear a voluntad la salida del excremento cuando este está solicitando que se abran las compuertas, es decir, los esfínteres anales y estos se cierran a voluntad, se retiene el excremento por más tiempo del normal y el excremento tiende a endurecerse pues entre más tiempo permanece en el colon sufre mayor deshidratación, dificultando su expulsión, aumentando la presión de las paredes del colon lo que a largo plazo puede desencadenar la formación de venas varicosas en el plexo venoso hemorroidal en el recto, las hemorroides, o bien desencadenar la formación de divertículos o dilataciones de la pared del colon. Compárese los divertículos de la pared del colon, con una hernia umbilical de la pared abdominal.
El riesgo de ambas complicaciones son las hemorragias y las infecciones que pueden ser graves y todo esto por no darle placer al ano para evacuar el excremento, cuando lo dicta el cuerpo. Por eso en algunas regiones a la defecación se le denomina “hacer del cuerpo”, en otras “regir”, “hacer del dos” y otros nombres coloquiales según los usos y costumbres.
Yo no estoy muy estoy de acuerdo con algunos libros de texto al afirmar que si una persona evacua cada tercer día desde siempre, o mínimo unas tres veces por semana, es normal. En mi experiencia, siendo el síndrome de intestino irritable la patología más frecuente en medicina interna y gastroenterología, la mayoría de las veces estos pacientes tienen precisamente ese antecedente de retardo en las evacuaciones en una o varias décadas previas.
Por eso insisto, al cuerpo lo que pida, menos trabajo, eso es abusar de la buena voluntad. Pero, si el cuerpo pide defecar, hay que darle ese gusto y se pueden evitar muchas molestias, consultas médicas, estudios de laboratorio y hasta cirugías innecesarias desencadenadas por confusión médica en el diagnóstico.
La mayoría de los modernos expertos en gastroenterología y en otras ramas del saber médico, no le dan mucha importancia a los factores socioculturales en el desarrollo y desenlace de las enfermedades que aquejan a la sociedad. Le dan un enfoque puramente biológico, aislado de lo social, desconociendo la esencia y el concepto sistémico de la salud y enfermedad, enfoque sistémico también elemental en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de esos males.
La función del tubo digestivo es modificada por factores externos. El tubo digestivo está en continua comunicación con el entorno por medio de los alimentos ingeridos diariamente, fármacos y microorganismos patógenos variados que a él llegan. Existen mecanismos inmunitarios en la mucosa digestiva para defendernos de esas agresiones. Y en caso de absorberse a la sangre, el hígado se encarga de desintoxicarnos. Existe un eje cerebro-tubo digestivo, encargado de coordinar las funciones digestivas en la salud y en la enfermedad. Hasta se habla de un “cerebro intestinal”, pues la mayoría de las funciones del tubo digestivo son controladas por el sistema nervioso autónomo. Salvo dos funciones voluntarias: la deglución y la defecación, todas las demás son automáticas.
Todo lo anterior implica que las enfermedades en general, incluyendo las del tubo digestivo aparecen como resultado de anomalías que se ubican dentro o fuera del tubo digestivo, es decir, en el entorno social, emocional y económico, factores que alteran las funciones de digestión, absorción y eliminación de desechos.
Un buen médico será aquel que tome en cuenta la fisiología normal de nuestro cuerpo en armonía con el contexto social, con el fin de comprender adecuadamente las manifestaciones de enfermedad en un ser humano que sufre, llora o ríe de felicidad, lo que influye en la forma de sentir, de ver, de sufrir, de vivir con la enfermedad. Por eso, como médicos, debemos centrarnos en el enfermo y no como sucede frecuentemente, en forma errónea, centrarse en la enfermedad. Mal negocio para el enfermo.
En el momento en que estaba pergeñando esta columna, se presentó a consulta un joven varón.
_Disculpe que lo interrumpa doctor Kiskesabe, veo que está escribiendo, pero me urge que me atienda porque cada vez que “hago del dos” me sale un chisguete de sangre al evacuar… me metí a Internet y me da miedo que vaya a tener la enfermedad de Crohn… continuará.
Buenaa tardea doctor sus comentarios soy valiosos quisiera que me diera imfotmacion si es tan amable del problema de chagas
Hola. Gracias por leer el tema. ¿Podría ser más específico en que le interesa saber de la enfermedad de chagas: en el diagnóstico, en el tratamiento o en las complicaciones. gracias
Se dignostico desde el 2009, exelente dia