Dolencias de la próstata.
La próstata, una de las glándulas sexuales masculinas, del tamaño de una nuez, ubicada exactamente debajo de la vejiga, tiene la función de producir un líquido que se mezcla con los espermatozoides generados en los testículos y con líquidos de las vesículas seminales para formar el semen.
Con el aumento del promedio de edad han aumentado las tres dolencias más frecuentes de la próstata: la infección aguda o prostatitis es la más frecuente, desde los 40 años y aumenta con la edad; siguen en frecuencia la hiperplasia o crecimiento benigno de la próstata a partir de los 60 años y la tercera, el cáncer de próstata, después de los 60 a 70 años de edad, con sus excepciones, claro. La mayoría de las personas de más de 60 años de edad, que consultan actualmente, no tienen problemas de próstata.
Salvo la edad, no hay otros factores específicos para explicar el crecimiento benigno o maligno de la próstata, ya que se presenta en abstemios o adictos al sexo, en hombres con o sin antecedentes familiares de patología prostática, en ciclistas y no ciclistas, en charros montadores de caballos y no charros; tampoco tiene relación con alimentos específicos ni con el abuso de alcohol y otras sustancias. Por otra parte, el uso de tangas en el hombre, cinturones o pantalones ajustados, tampoco tiene relación con problemas prostáticos.
Por lo anterior no hay medidas de prevención ni para evitar el crecimiento benigno ni para el cáncer. Advertencia: detección no es igual a prevención.
El aparente aumento de la patología de próstata se debe al aumento del promedio de vida actual y al uso de la tecnología actual con el antígeno prostático y ultrasonido en la detección temprana del cáncer prostático, estrategia de detección que se está revirtiendo y en el momento actual con esos estudios se están provocando más daños que beneficios debido al abuso por parte del sector médico.
Advertencia: Por cada mil hombres examinados con el antígeno prostático específico, 100 a 120 obtienen resultados falsos positivos que pueden causar ansiedad y desencadenar una biopsia con riesgo de infección grave, dolor y hemorragia. Otros 110 reciben diagnóstico de cáncer de próstata entre los cuales, al menos 50 experimentarán complicaciones del tratamiento, tales como infección, disfunción eréctil o problemas de control de esfínteres y vejiga y solo se evita una muerte por cáncer de próstata. Conclusión: con el antígeno prostático se provoca más daño que beneficio.
Las primeras manifestaciones de crecimiento prostático benigno son similares a los del cáncer: disminución del chorro urinario, esfuerzo y deseo frecuente para comenzar a orinar, chorro débil, aumento de las micciones en la noche (nicturia) son datos comunes a las tres enfermedades mencionadas de la próstata. Así, con estos síntomas en un hombre con menos de 50 años de edad, la posibilidad más viable es una prostatitis aguda benigna, y poco probable un cáncer. De los 50 a los 70 años de edad, debemos pensar primero en crecimiento benigno de la próstata y de los 70 en adelante, hay mayores probabilidades de cáncer. Este dato es importante para prevenir el pánico actual de jóvenes adultos que al menor síntoma urinario ya están temiéndole al çáncer.
Otros síntomas clínicos como la fiebre, sangre en la orina, obstrucción completa permanente, la asociación con otras enfermedades como la diabetes, además de estudios de laboratorio como el urocultivo, antígeno prostático específico, ultrasonido de vías urinarias, entre otros ayudan a diferenciar si la patología es exclusiva de próstata o de otro órgano adyacente como la vejiga.
Advertencia: el antígeno prostático específico se puede elevar en las tres enfermedades, por lo tanto NO ES ESPECIFICO y mucho menos, su elevación es igual a cáncer. Se recomienda cautela y prudencia para interpretar el resultado del antígeno prostático.
Un buen médico general o un médico internista es el especialista ideal para iniciar el estudio clínico y así dilucidar estos problemas, apoyado con radiólogo y en caso de sospechar alguna patología quirúrgica, solicitar la opinión de un urólogo.
Para tranquilidad de los pacientes el cáncer de próstata es de evolución lenta y con una prudente evaluación clínica y elección e interpretación justa de los estudios disponibles, permite establecer un diagnóstico precoz y con ello retardar o evitar la muerte por este mal. La mayor parte de los pacientes con cáncer de próstata, bien estudiados y tratados se mueren por otras causas.
La infección de la próstata, prostatitis, se trata con antibióticos. No amerita cirugía, pero si es frecuente realizarla prematuramente con diagnóstico erróneo de cáncer.
La hiperplasia prostática benigna o crecimiento benigno, se debe tratar con medicamentos para corregir infección urinaria, frecuentemente asociada como complicación de la retención parcial de orina en la vejiga, además de utilizar medicamentos para disminuir el tamaño de la próstata y con ello eliminar las molestias clínicas y solo en caso de que no haya respuesta al tratamiento médico bien planeado por el médico clínico y bien cumplido por el paciente y que el paciente empeore hasta la obstrucción completa sin respuesta satisfactoria se deberá recurrir a la extirpación de la próstata. Con frecuencia, también en estos casos se realizan cirugías innecesarias sin haber cumplido con un buen plan de tratamiento.
Y en los casos en que haya una sospecha considerable de un cáncer de próstata, con datos clínicos, ultrasonográficos y un antígeno prostático mayor a 10 unidades y si la edad del paciente rebasa los 70, y no hay obstrucción completa del flujo urinario, también debe planearse un tratamiento médico bien elaborado corrigiendo infección si existe, corroborada con urocultivo, y solo en caso de persistir los síntomas y un aumento progresivo del antígeno prostático se deberá plantear biopsias o un tratamiento médico antihormonal de prueba, con medicamentos, tratando de evitar hasta donde sea posible la cirugía, la cual está definitivamente indicada cuando con tratamiento médico, no se puede evitar o resolver la obstrucción completa de la orina.
Para desgracia de muchos pacientes, es frecuente que ante la mínima elevación del antígeno prostático, menos de 10 unidades e incluso sin síntomas urinarios de crecimiento prostático, de primera intención se realizan biopsias de próstata o resecciones uretrales parciales o cirugías abdominales innecesarias.
Advertencia: la resección uretral de próstata con endoscopia uretral aunque sea con láser, siempre es incompleta, por lo que puede volver a crecer y provocar molestias.
Por todo lo anterior, debemos tener más temor no al cáncer, sino a lo que hacen los médicos para su detección. Paradójico, pero así es.