Lo médico incorrecto I

El doctor Vinay Prasad es un joven (35 años) oncólogo hematólogo, crítico sin complejos, de prácticas médicas que deberían corregirse. Es profesor en la Universidad de Oregón de USA y afirma: El 40% de lo que hacemos es incorrecto. Le dicen el: L´ enfant terrible, niño terrible, de la medicina, rompe con el patrón ortodoxo (rígido) de la medicina.

“En 2013, al comparar prácticas médicas actuales frente a las anteriores, se encontró que en el 40% de los casos las nuevas eran peores”. Es una conclusión lapidaria.

Ojo, pacientes, no se dejen apantallar por lo supuestamente novedoso o “por lo actualizado”, puede ser más caro, peligroso o incluso peor que no hacer nada.

Esta cifra la obtuvo al analizar 363 artículos publicados durante diez años en la revista más prestigiada: The New England Journal of Medicine, que evaluaban si una nueva práctica médica era mejor que aquella a la que había sustituido y se concluyó que no, resultó que la nueva resultaba ser peor que la anterior.

Así como los libros de historia son escritos por los conquistadores vencedores, así también los libros de medicina son escritos por los médicos vencedores. Denuncia este colega.

Las causas de lo anterior, comenta el niño terrible de la medicina, es porque los médicos reciben incentivos económicos y no se realizan estudios correctos. En otras palabras los médicos reciben: mordida, untada, cohecho, cochupo, tajada embarrada…etcétera. Además, se incorporan medicamentos o tecnologías novedosas sin haberse comprobado con claridad y certeza sus beneficios. Y en las revistas se publican solo los estudios supuestamente exitosos y no se mencionan los resultados negativos. Y estos estudios clínicos son implementados y financiados por la industria farmacéutica. “Es como si yo fuera pintor y me presentara a un concurso en el que también soy el jurado. Con seguridad ganaré el concurso”. Remata Prasad.

También comenta que en un artículo de una prestigiada revista médica el BMJ, mostró que hasta el 50% de los fármacos contra el cáncer que se aprobaron en Europa entre 2009 y 2013, no mejoran la calidad ni prolongan la vida y además, esos medicamentos son altamente costosos.

Y yo comento que precisamente lo que le venden a la gente enferma es la “falacia” de que van a vivir más tiempo y compran esa fantasía al precio que sea y me consta porque veo pacientes con una calidad de vida pésima emocional y físicamente por el efecto nocivo de los medicamentos para el cáncer, que casi toda la gente conoce y sabe de ellos.

El mismo oncólogo diserta que, las publicaciones son tendenciosas y engañosas y hacen creer a la mayoría de los médicos lectores que esos medicamentos prolongan la vida y este efecto lo logran con el juego que hacen al publicar los resultados estadísticos que la mayoría de los médicos no sabemos interpretar en forma correcta. ¡Fraude, pues, charlatanes cibernéticos de bata blanca!

Luego comenta algo con lo que concuerdo y además le añado “de mi cosecha”: la gente es inteligente, pero no recibe información veraz y objetiva e imparcial, confía en nosotros y fácilmente es engañada con pequeñas mentiras.

Los médicos debemos ser honestos y explicar como funciona la ciencia y como funciona nuestro cuerpo. En el fondo es un tema de cultura científica y filosófica y debemos ser humildes en lo que hacemos.

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