Los diabéticos y sus temores.

En una ocasión un paciente diabético se presentó a consulta muy indignado ya que tenía 3 años de evolución tratándose para la diabetes y no sabía que tipo de diabetes padecía. Dudaba que fuese diabético ya que estaba bien controlado de su azúcar y no presentaba ninguna molestia, cumplía correctamente en su trabajo, en el deporte, es decir, su padecimiento no interfería con sus actividades en general. Había oído mencionar que la enfermedad es muy grave y tenía la experiencia de haber conocido a muchos diabéticos que estaban muy mal y habían muerto de esa “cochina enfermedad”, como él la calificaba. Quería saber si de verdad era diabético y de que tipo era su padecimiento.

Mostraba temor y ansiedad en su semblante, en sus gestos y en la entonación y modulación de la voz.

Lo anterior le sucede a muchos enfermos debido a que no reciben y no exigen la mínima orientación médica a la que tienen derecho, con respecto al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades por las que consultan y están en tratamiento.

En los primeros años de evolución de la enfermedad, esta puede controlarse o no, fácilmente, con o sin medicamentos, dependiendo de la edad de inicio, de la presencia o ausencia de obesidad, del grado de actividad física y de las costumbres alimenticias de su núcleo familiar.

El sujeto en cuestión padecía la diabetes tipo 2, que precisamente se caracteriza por su aparición en la edad adulta y de fácil control con ejercicio, mantenerse en el peso ideal así como alimentación completa y balanceada. No había motivo para preocuparse en forma exagerada, pero él ignoraba lo anterior. Desconocía también que en la forma en que respondió su enfermedad sugería que no era grave, que no dependía de la insulina para su tratamiento y que por lo tanto, él podría llevar una vida tan normal como un sujeto sano si continuaba cumpliendo con las premisas básicas de control como el ejercicio y mantenerse en su peso ideal.

Se confirmó que era cierto que padecía la enfermedad puesto que al inicio tenía mucha sed (polidipsia), mucha orina (poliuria), baja de peso, y azúcar elevado por encima de 200 miligramosg. En el momento actual su padecimiento estaba bajo control, como un volcán apagado y de él dependía en gran parte que no hiciera nuevamente erupción, o que si esta se presentaba no fuese tan grave.

El sujeto se tranquilizó y en su rostro se observó un cambio de expresión: decidido a enfrentar y vivir cuidando que su padecimiento no vuelva a ser contrariedad.

Otro paciente estaba aterrorizado ya que orinaba entre 10 y 15 veces en el día, de predominio en la noche, sus estudios generales de orina y azúcar eran normales. Juraba y perjuraba que era diabético. Tenía 40 años de edad. No tenía datos clínicos de infección de vejiga o de riñones. La prueba de antígeno prostático específico para cáncer de próstata y un ultrasonido de dicha glándula eran normales. Un cultivo de orina (urocultivo) prueba para certificar infección de vías urinarias (vejiga o riñones) era normal, por lo que razonablemente se descartó infección en estos órganos.

Se le explicó que definitivamente el no padecía diabetes ni de su próstata, que era otra preocupación menos importante para él. Su temor era padecer la terrible y horrible diabetes, como la calificaba, ya que tenía conocimiento que provocaba ceguera, que amputaban las piernas o que se dañaban los riñones.

Estaba sumamente temeroso de una enfermedad que no padecía. Le quedaba la duda de porqué orinaba tanto, 10 o 15 veces al día si no era diabético. Hubo necesidad de explicar que la diabetes descontrolada se caracteriza por aumento en la cantidad de orina en 24 horas y no en el número de micciones en ese mismo período. Esto significa que si la cantidad de orina normal diaria es de 800 a 1500 mililitros (unidades de volumen) aproximadamente, en la diabetes descontrolada la orina aumenta por encima de los 2 litros (2000 mililitros) en 24 horas, a esto se le llama POLIURIA o mucha orina.

POLAQUIURIA es el término utilizado para determinar el número de micciones (acción de orinar), en 24 horas, cuya cifra normal oscila entre 4 y 6 veces. Este hombre orinaba unas 15 veces al día (polaquiuria) pero se le solicitó medir la cantidad de orina de esas 15 micciones y reportó un litro (1000 mililitros) cifra normal, por lo tanto no había POLIURIA, dato primordial de la diabetes descontrolada.

En otras palabras, este sujeto tenía POLAQUIURIA sin POLIURIA. No era diabético. La causa principal de polaquiuria es la infección de vías urinarias, principalmente vejiga y uretra, a este hombre se le descartó infección incluyendo el urocultivo que fue negativo.

Se concluyó que la causa de su polaquiuria era de origen neurogénico. Tenía muchos problemas económicos y conyugales, lo que causaba una gran ansiedad que alteraba el reflejo de la micción íntimamente coordinado por la médula espinal en correlación con el cerebro. Se había alterado el reflejo neurológico de la micción, haciéndola más frecuente de lo normal.

Después de toda la explicación anterior, finalmente el paciente comprendió la relación entre su polaquiuria y su estado de ánimo. Con un antidepresivo a dosis mínima, en la siguiente consulta su polaquiuria que tanto preocupaba había mejorado notablemente.

La conflictiva económica y familiar, generalmente desencadena estados depresivos que producen sufrimiento mental o físico, este altera diversas funciones corporales simulando enfermedades más graves de lo que realmente son, así es el cerebro humano, complejo, duro de comprender.